La lógica de los resultados en las elecciones parlamentarias apunta a una población cada vez más dispuesta a apoyar un proyecto político y social progresista en que se prioricen las necesidades materiales de las masas.
La decisión de trasladar la embajada estadounidense a Jerusalén no puede desvincularse de los repetidos bombardeos de Siria, tanto por EEUU como su socio menor Israel, y la decisión reciente de retirar a EEUU del acuerdo nuclear iraní anunciada hace una semana por Trump. Estas movidas forman parte de una estrategia deliberada de crear las condiciones políticas para una intensificación de la intervención militar por el imperialismo estadounidense con el propósito de recolonizar la región y reforzar la posición geo estratégica del capital norteamericano ante rivales como Rusia y China.
La cuestión regional más amplia no deja espacio para dudas. Cualquier escalada del conflicto israelí-iraní traerá consigo una confrontación directa entre EEUU y Rusia.
Detrás del intento de torpedear el acuerdo iraní por la administración estadounidense existe una combinación de consideraciones económicas y geopolíticas más amplias. Además de los enormes yacimientos de gas natural en el South Pars/North Dome, el área marítima dentro del Golfo Pérsico que se divide entre Irán y Catar, Irán se sitúa estratégicamente al sur del mar Caspio y al oeste de China a lo largo de la ruta hacia el mediterráneo y Europa desde el este.
Esta situación tal como se desenvuelve amenaza con agravar las tensiones existentes entre EEUU, y su socio menor Israel, por un lado, y el trío de Irán, Siria y Rusia, por el otro.
Los trabajadores con conciencia de clase no sólo se oponen a estas agresiones llevadas a cabo por el reaccionario gobierno israelí contra palestinos en Gaza y Cisjordania, sino también también las políticas regresivas impuestas por la clase capitalista en Israel contra todos los ciudadanos israelíes. Llamamos a las masas trabajadoras israelíes y palestinas a unir fuerzas para oponerse tanto al gobierno capitalista israelí como todas las fuerzas que promueven el nacionalismo reaccionario y las divisiones religiosas en la región.
El silencio de los medios oficiales en EEUU ante la criminal brutalidad israelí es un reflejo de la política externa impulsada por la clase dominante estadounidense. La matanza de palestinos directamente por soldados israelíes sólo puede tener lugar con el visto bueno de Washington.
El PCPR expresa su oposición a todas las facciones nacionales de la clase capitalista, ahora en conflicto sobre cuál se quedará con la parte leonina de las ganancias además del control sobre regiones estratégicas como el Medio Oriente y el mediterráneo oriental . . . ¡Ningún obrero se beneficia ofreciendo su sangre para defender los intereses capitalistas!
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