Por: Mao
En días recientes la privatización de las generadoras eléctricas de la AEE fue centro de discusión entre los cuerpos legislativos, el Negociado de Energía, la Junta de Wall Street (JWS) y la empresa que se apoderó de la producción energética, New Fortress Energy (NFE). La discusión mantiene al pueblo enredado. Todas las partes envueltas esconden información, manipulan la misma y utilizan medidas burocráticas para ejecutar el saqueo.
Por años ese rompecabezas para saquear los activos de la producción de energía eléctrica ha sido diseñado a imagen y semejanza del capital. En esta nueva faceta NFE forma un modelo moderno de monopolio trasnacional que se establece como matriz de subsidiarias locales e internacionales en la operación de las generadoras eléctricas del país.
Esta empresa con tentáculos en Puerto Rico hace mucho tiempo, se encarga de importar el gas licuado que entra a la isla. Controlan un puerto en el área de San Juan.
Su “lobo domesticado”, Pedro Pierluisi, ya cuando era Comisionado Residente en Washington, comenzó a mover las fichas para que NFE adquiriera la producción energética del país. Impulsó en el Congreso de Estados Unidos a Puerto Rico como centro de distribución de gas licuado en el Caribe. Colocando a NFE como la empresa encargada de estas operaciones.
Junto con el corrupto y destituido por el pueblo en el 2019, Ricardo Rosselló, abogaban en Washington por eliminar las exenciones de las leyes de cabotaje. Esto con el objetivo de que NFE accediera a contratos millonarios para la distribución del gas licuado a través de todo el Caribe. Lo lograron ese año, cuando NFE adquiría un contrato de $1,500 millones con la AEE para controlar dos unidades de las centrales eléctricas en San Juan con el cambio de diesel a gas natural, más consiguieron suplir combustible.
El monopolio de NFE abarca todo. Adquiere una subsidiaria como firma financiera llamada Fortress Investment. La misma adquirió bonos en la deuda chatarra de Puerto Rico, principalmente en la deuda de la AEE. Este pulpo imperialista del negocio de la energía eléctrica para introducirse en Puerto Rico necesitó de la oligarquía criolla. Cuando Pedro Pierluisi le consiguió el guiso para que utilizaran a Puerto Rico como centro de distribución de gas licuado en el Caribe, los Ferré Rangel, la empresa Panamerican Grain y la compañía naviera Luis Ayala Colón, enviaron a través de una carta a NFE, su disposición de insertarse en el negociazo.
Son esta misma banda de títeres las que llevan tiempo dominando la producción energética de la isla y son las mismas que controlan la información que recibe el pueblo. En la que nos repiten que la AEE era un monopolio y había que privatizarlo. La misma que nos ha metido en el cerebro que los trabajadores de la UTIER son los culpables de la destrucción de la AEE.
No obstante, lxs trabajadores conscientes hemos estado claro que el orden capitalista es un régimen de propiedad privada, el cual ha tenido siempre la producción energética subyugada ante su régimen, aún siendo la AEE una corporación “pública”. Hemos señalado insistentemente que la privatización de los servicios públicos, y en particular las corporaciones públicas, responden a la lógica contradictoria del capital financiero de apropiarse de estas empresas por medio de préstamos para garantizar un subsidio continuo. Para eso siempre han tenido el estado a su disposición, como intermediario de todos estos procesos de apropiación. Podemos llamarle académicamente neoliberalismo, pero esa lógica es inherente al modo de producción capitalista desde sus inicios.
Dentro del régimen de capital privado, todas sus formas de operar se nutren y depredan a la propiedad pública. Su mayor triunfo ha sido la creación del mercado mundial. En el que han creado una compleja red de interdependencia de las economías de los países. Esta red tiene el efecto continuo de crear leyes proteccionistas a “empresarios locales” en beneficio de los monopolios transnacionales. En ese sentido, el poderío de esos monopolios establece fuertes presiones sobre los gobiernos para que no solo les permitan “entrar a sus mercados” sino también para que les “ofrezcan” incentivos para asentarse en cada país.
Desmantelar a estos monopolios del capital trasnacional de la energía eléctrica con sus subsidiarias administradas por la oligarquía criolla como la empresa que administrará la operación, Genera, requerirá de primera instancia un paso adelante de los trabajadores de la producción energética. Los cuadros más adelantados de la UTIER luego de esta experiencia no pueden mantenerse con la súplica en los tribunales de la burguesía. Y no es que descartemos esa instancia de lucha, es que en este momento histórico la instancia es completamente impotente ante el poderío que ejerce una Ley como Promesa y su ente que la impulsa a través de la Junta de Wall Street.
Es necesario trascender con nuevos mecanismos en los que pongan a los trabajadores en una posición administrativa de la AEE. De arranque independizarse de las políticas de la burguesía liberal, encadenada a las estructuras políticas obsoletas y a sus aparatos jurídicos.
Ir a los tribunales burgueses con fuerza de clase, única capaz de imponernos políticamente, exige la inmediata reorganización de una política administrativa en forma de Consejos de Trabajadores Energéticos para garantizar la anulación de todos los contratos que han privatizado las empresas públicas del país.