Por: Mao
Ya pasada la temporada de fiestas en Puerto Rico, el contexto en que observamos hacia donde nos dirige el sistema capitalista en 2023 presenta circunstancias similares a las que vive la clase trabajadora en el resto del mundo. Aunque la situación de Puerto Rico destaca similitudes a nivel mundial son bien particulares las fuentes para rendir la capacidad de reproducción de capital en la colonia.
Las políticas del gobierno actual continúan dando forma al desarrollo de Puerto Rico como base para eludir y evadir impuestos para los capitalistas. Cada día puede verse mejor como van dirigiendo el país hacia un paraíso fiscal. Todo apunta a continuar atrayendo la mayor cantidad de multimillonarios posibles para asegurar su dinero y no pagar las fraudulentas contribuciones que exigen los estados capitalistas en otras partes del mundo.
Tan pronto llega el nuevo año ponemos los pies en la tierra y vemos como se acerca el mes de abril. Donde lxs trabajadorxs comenzamos a preocuparnos por cuánto tendremos que pagar en planillas o si nos sobra algo para recuperarnos de los gastos que hemos ido incurriendo ante el alto costo de la vida cada vez más asfixiante. Al mismo tiempo en que nos agobia pensar en todo esto, que no es nada más que uno de los elementos de apropiación de nuestro trabajo por los capitalistas, estos, cuentan con diversos bastiones en el mundo donde por medio de sus representantes políticos aprueban leyes que diversifican más las formas de eludir impuestos sobre sus ganancias. Esta forma de viabilizar como esquivar los pagos al estado por parte de la clase rica, es inherente al modo de producción capitalista. En esta necesidad inseparable de buscar como proteger sus riquezas, las políticas han evolucionado en cuanto a equipar a la clase rica con un banquete de leyes que aseguran la acumulación de sus riquezas. En la isla por medio de la Ley 20 y ahora la ley 60, la clase minoritaria capitalista no siente ese dolor de cabeza que les da cuando les hablan de meterle mano a sus ganancias.
La necesidad de los capitalistas de encubrir sus riquezas para reinvertirlas de muchas formas no es un asunto innovador. Sino que ante las tasas cada vez más enormes de riquezas que los capitalistas han ido acumulando, se establecen más vías legales para transferir sus riquezas de un extremo a otro alrededor del mundo. Como por ejemplo, resultaron ser fuente de transferencias para eludir impuesto, la sección 936 del código de rentas internas a finales de la década de los 80. Esta ley de evasión contributiva añorada por muchos permitía a la colonia ofrecer un banquete en el pago mínimo de impuesto a las manufactureras y farmacéuticas en la compra y venta de propiedad intelectual o patentas. Muchas empresas se vieron seducidas y trasladaron sus capitales a la isla. Sin embargo, en la medida que avanza la economía capitalista, sus transformaciones atraen otras formas para evadir impuestos adaptadas a la nueva realidad del capital. Es decir, ahora con el dominio del régimen del capital financiero y la economía de Puerto Rico cada vez menos productiva, los mecanismos legales se ajustan y permiten no tan sólo encubrir las riquezas de los capitalistas, sino utilizarlas como fuente de reinversión. Ya los capitalistas no necesitan trasladar todo su capital a la isla, sino que traen una parte mínima de ese capital y mientras encubren el total de sus ganancias en el mundo, crean subsidiarias para dividir sus riquezas y evitan afrontar el orden de los estados capitalistas donde pagarían mayores tasas de impuestos. Este es el papel que juega Puerto Rico en la actualidad: un bastión de riquezas capitalistas.
Los capitalistas pueden tener sus compañías de consultoría con 1 solo empleado, por ejemplo, patentizan su sello comercial o industrial en la isla, registran sus ganancias aquí, continúan dando servicios en el mundo y se liberan de pagar impuestos. Su evolución es cada vez más parasitaria y atrae una avalancha de millonarios, organizaciones o fundaciones sin fines de lucro, artistas, influencers y otros que de una forma u otra su objetivo es buscar escalar en las esferas de reproducción de capital.
Los dos escenarios más significativos como bastión de las riquezas burguesas son en Puerto Rico la venta de propiedad intelectual y los bienes raíces. En el caso de los bienes raíces la apertura a nuevos mercados es amplia por que conlleva a que los capitalistas adquieran viviendas, edificios públicos, zonas con alto valor ecológico y otras infraestructuras que al convertirlas en mercancía crece el negocio del turismo o la renta. Provocando el desplazo de comunidades obreras y la destrucción ambiental. En cuanto a ese desplazo de comunidades trabajadoras, el Centro de Periodismo Investigativo (CPI) publicó el problema que esto ha ido generando en el acceso de la vivienda para las familias trabajadoras. En su publicación destacaban como la compra de vivienda estaba siendo adquirida a través del pago en efectivo. Donde el alto costo impulsaba al desplazamiento de comunidades, ya que los inversionistas compran a sobreprecio, evitan pagar contribuciones en Estados Unidos u otras jurisdicciones y aumenta el precio de la zona por la compra a sobreprecio en efectivo. Estos casos los podemos encontrar en toda la isla. Revelando la insostenibilidad del sistema capitalista para la mayoría que producimos las riquezas. Que mientras nos las tenemos que jugar “fría” para ver como podemos ganarle una a los capitalistas con esto de los impuestos, la clase rica tiene el estado a su servicio para hacer de los impuestos todo un negocio.
En muchos países la clase obrera exige un aumento de impuestos a los capitalistas. Puede parecer algo sencillo aumentar los impuestos a los ricos, pero requiere un compromiso mayor por parte de nuestra clase que no lo hace tan sencillo. Lo primero es que el asunto no puede verse de manera unilateral. Tiene sus dimensiones a destacar. Por hacer subsistir el modo de producción capitalista que cada vez amasa más riquezas en manos de un porciento mínimo de la sociedad, se desenvuelve una lucha entre esa misma clase capitalista parasitaria. Lxs obrerxs del mundo gritan casi al mismo tono: ¡Aumento de impuestos a la clase rica! Los que todavía no lo gritamos en Puerto Rico, nos suena justo cuando se plantea el asunto. No obstante, ¿Qué pensamos cuando un representante de esa misma clase rica como Joe Biden, promueve un aumento en los impuestos para su propia clase? ¿O cuando en las reuniones entre los mismos capitalistas, como las del G20, aparece una propuesta que plantea colocar un impuesto global a los ricos? A simple vista suena atractivo y podemos irnos por el barranco de las estrategias económicas y políticas bien calculadas por la burguesía.
En ocasiones sostenemos la idea de que la lucha de clase se da sólo entre lxs obrerxs y burgueses. Pero no es así. La lucha de clases no es tan lineal y zigzaguea en el forcejeo que llevan a cabo diversos sectores capitalistas. Un representante del Capital financiero como lo es Joe Biden, tiene a su maquinaria intelectual burguesa susurrando en el oído aumentar impuestos a los ricos. Primero porque esto abriría aún más diversas líneas de transferencias económicas y leyes para eludir impuestos. Cosa que los bancos capitalistas aprovecharían al máximo porque son estos los facilitadores de estas transacciones millonarias entre países. De otro lado, en el aspecto más democrático o de justicia social, Biden u otros representantes de la burguesía les convendría una política como esta, por que adquieren popularidad entre las masas trabajadoras. Ósea, tiene una estrategia política y de no favorecer a las mayorías obreras puede costarle las elecciones a su partido. Por último, se avecina una crisis del capital que traerá la anunciada inflación económica. Cosa que pone a los capitalistas a intentar reestablecer el desorden que esto traerá y buscarán cómo reestablecer ese desorden generado por las propias condiciones de la anarquía económica que caracteriza al régimen capitalista. Con estas medidas tratarán de verse neutrales ante el avance en la crisis del capital. Cuestión de mantener el engaño de que el gobierno es un ente que favorece a la clase trabajadora y a la burguesía al mismo.
En la otra parte que representa la cara dura del orden capitalista esta la del fascista Donald Trump. Este como representante del sector industrial y como buen evasor contributivo, redujo significativamente durante su administración, los impuestos que la burguesía debe pagar según sus ganancias de capital.
Ambas posiciones nada deberían conmover a la clase trabajadora. En la lucha genuina que se genera por lxs obrerxs en el mundo para aumentar los impuestos a la clase rica, deben los trabajadorxs de Puerto Rico alinearse a ese llamado. Ha sido uno de los reclamos que escuchamos con mayor resonancia entre varios obrerxs de diferentes países, incluyendo Estados Unidos. Es importante no perder de perspectiva trascender las propuestas que salen de la misma clase burguesa. Un impuesto progresivo a los ricos implicaría atarlo a otras luchas económicas en base a la planificación racional de las necesidades de las mayorías trabajadoras. Por ejemplo, sería irracional desde el punto de vista conveniente para los trabajadores, pedir una contribución mayor de la clase rica y que esta se utilice para pagar la deuda de Puerto Rico. La trascendencia progresista sería eliminar primero todos los impuestos al consumo y plantear un impuesto progresivo según las ganancias de capital, con miras a otorgar viviendas dignas a lxs trabajadores/as; generar un servicio de salud gratuito sufragado por el estado; construir un Banco Nacional de Puerto Rico controlado y administrado por consejxs de trabajadorxs; realizar la transición inmediata del sistema eléctrico de Puerto Rico bajo administración de lxs trabajadores eléctricos y científicos especialistas en el sistema eléctrico del país; entre otras medidas que se relacionan con establecer un impuesto progresivo a los capitalistas.
Pueden surgir un sin número de propuestas más avanzadas si nos sentamos como clase trabajadora a analizar, debatir y tomar decisiones para diseñar un sistema contributivo en beneficio de la clase que producimos las riquezas, la clase trabajadora.
Ya que se pronuncian alianzas políticas, el sector obrerx del país, tiene la oportunidad de unirse como sector independiente en este junte que destacará la visión más radical de la política burguesa y pequeña burguesa de la colonia. Para contrarrestar esa política es necesario la formación de consejos de trabajadores, insertarnos en estas alianzas para impulsar un programa político independiente a los intereses de la burguesía.