Por: Mao
La valiente información revelada por la representante Mariana Nogales sobre la destrucción ambiental en la reserva de la Bahía Jobos en el pueblo de Salinas, revive el trasfondo histórico de los administradores coloniales en permitir establecer lujosos apartamentos y casas en las zonas de alto valor ecológico del país. Esta vez no solo el área fue reservada para el disfrute de las familias burguesas de “ley y orden”, sino también para un sector informal de la economía capitalista, para el narcotráfico. Curiosamente las agencias gubernamentales, intermediarias del mercado de bienes raíces, no brindan una explicación clara al pueblo sobre la cantidad de permisos de construcción que otorgaron en la zona. Utilizan sus mecanismos burocráticos para pasarse la “papa caliente” del meollo en que se encuentran. Han sido cómplices de este crimen ambiental.
En ese sentido, tras ver como el aparato estatal en la colonia es camino accesible para los privilegios de una clase minoritaria, las importantes denuncias de la representante del Movimiento Victoria Ciudadana delatan al modo de producción capitalista como principal artífice de toda esta dinámica de corrupción, expropiación y descomposición de su propio sistema. Un orden económico que ciertamente no contribuye al progreso de las masas trabajadoras.
Todo este territorio custodiado por las agencias coloniales y federales a través de los respectivos departamentos de recursos naturales, no fueron capaces de velar por la preservación del entorno ecológico en la Bahía de Jobos. Ambas permitieron la masacre ambiental. El problema de la protección del medio ambiente tiene un carácter internacional y la clase que domina económicamente en los estados capitalistas no nos asegura salvaguardar espacios naturales de gran importancia para alcanzar un bienestar en la salud, en el desarrollo económico, en la seguridad de la población, en el avance científico y en el disfrute recreacional de las personas. Ya sabemos que la naturaleza para el modo de producción capitalista no es más que otro elemento adicional dentro su lógica en transformar una reserva natural como la de Salinas, en espacio rentable para el negocio de bienes raíces. Estas acciones se replican por todas las zonas costeras del país con el aval del estado, quien otorga permisos para las empresas capitalistas del mercado de la vivienda. La isla está expuesta en un “marketing” a nivel mundial como destino de riqueza natural donde la burguesía puede trasladarse a disfrutar de las bellezas naturales y la extravagante vida del Caribe.
Queda claro que los personajes políticos de la burguesía pueden asegurar una vida de lujos y acceso a su clase rica incumpliendo con sus propias leyes ambientales. De manera ilegal permitieron toda una comunidad de burgueses y narcotraficantes mientras bloquearon todo acceso al mar a los trabajadores de la pesca en Salinas.
Los pescadores en su mayoría, por su propia naturaleza de trabajo preservan los recursos naturales porque precisamente viven de lo que la naturaleza les produce. A estos los jefes coloniales les dan la espalda nuevamente y ponen por encima de ellos las lujosas vidas de la burguesía y las de los narcotraficantes. Preservar la naturaleza equivale a reproducir la existencia misma de quienes habitamos el planeta y los pescadores por su realidad de obtener su sustento de lo que les provee el entorno natural reconocen esto.
Estos canallas que “administran” la colonia les importa poco preservar la vida misma de la población. Luego que permiten esta masacre ambiental son los mismos que se llenan la boca alegando velar por la vida, cuando una mujer decide realizarse un aborto. No pueden proteger una zona como esta que provee la riqueza natural para que continuemos reproduciéndonos como especie humana. ¿Cómo pueden hablar de preservar la vida estos delincuentes ambientales?
Nuestra clase trabajadora ya debe dar por sentado que quienes cuidaremos del entorno natural somos nosotrxs mismos como clase. A la burguesía como clase, solo le interesa preservar y reproducir capital.
En una entrevista realizada por la periodista Margarita Aponte del programa Jugando Pelota Dura, un pescador de Salinas se expresa sobre la situación con una posición que vela por cuidar los recursos naturales. “Al tirar relleno sobre los mangles, estas matando lo que vive debajo de la tierra”, menciono el pescador.
Han sido los propios trabajadores de la pesca, más allá de Nogales, quienes han brindado esta información para revelar ante nuestra clase, que las áreas de riqueza natural están reservadas a la improductividad económica y a los lujos. Es decir, a los capitalistas y no a quienes producimos lo que la gente necesita.
Cuando una masacre ambiental que tiene récord desde la década de los 70 y las agencias locales y federales fallaron en contra de los pescadores y la naturaleza, quiere decir que vivimos en una farsa democrática. Los pescadores han creado diversos espacios organizativos para entrar en las discusiones políticas y estar directamente presente en la toma de decisiones y planificación económica de su área.
Para elevar esa democracia hacia una verdadera, hacia una democracia obrera, estos mismos espacios organizativos deben evolucionar en la dirección de construir consejos de trabajadorxs. Con esto podemos insertar a los pescadores con representación y participación directa en el Departamento de Recursos Naturales y en los cuerpos de dirección política. Donde sean los propios trabajadores de la pesca junto a demás trabajadores de sus comunidades, los que decidan lo que se hará en cada área que cuente con un valor ecológico como el de la Bahía de Jobos en Salinas. ¡Organicemos estos consejos de trabajadores en cada pueblo para dar una verdadera enseñanza democrática y sobrepasar los obsoletos organismos políticos de la burguesía!
Coño despierta Boricua.