Por Mac Pórtland y Diez
La madrugada del viernes entró en vigor una tregua como alto al fuego tras once días de conflicto entre Palestina e Israel que comenzó con los ataques del 10 de mayo. Al momento del cese se reportaba el fallecimiento de 240 personas por parte de Palestina, 66 de ellos niños y 75,000 desplazados. Por su parte, se notificaban 12 decesos en Israel.
El ataque de HAMAS con el que Israel justificó sus bombardeos fue la respuesta de Palestina a la feroz represión contra cientos de palestinos y palestinas que manifestaban su rechazo a los planes de ese estado de desalojar familias de sus hogares en Jerusalén Este. Con este propósito hacían sus denuncias en la mezquita Al Aqsa y ante la concentración del pueblo fueron reprimidos violentamente. Históricamente cada arremetida por Palestina se da como legítima respuesta a una ofensiva genocida de Israel, no al contrario. Mas que guerra es un conflicto desproporcionado que se basa en la opresión colonial nacionalista. La supremacía y dominación de un grupo sobre otro en un territorio es lo que guía la política de Israel sobre el pueblo palestino, en otras palabras, el Apartheid. El ataque tiene otro objetivo por parte del gobierno colonialista de Israel ya que ante la corrupción señalada a sus líderes políticos, busca mentirle a su pueblo y usar esta violenta intervención para distraerles de tanto escándalo.
Al igual que con Sur África, los imperialistas norteamericanos y sus lacayos no dudaron en dar su respaldo a este gobierno colonial y genocida con el siempre usual doble rasero de derecho a la defensa. Cosa que no aplicaría a las situaciones de los pueblos originarios de Estados Unidos, Bolivia, Brasil o a las situaciones históricas del pueblo de Puerto Rico. La OEA y otros organismos guardan silencio y no se declaran por que no está ni Cuba, ni Venezuela, Nicaragua u otros lugares de interés al favor imperialista.
Sobre el Apartheid, este es un término que bajo la ley internacional se considera un crimen contra la humanidad. Es muy descriptivo bajo la Convención sobre el Apartheid de 1973, así como en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional de 1998.
Dentro de estos hay tres elementos que están presentes en este conflicto y logran para constituir este crimen:
1. Intención de un grupo de dominar a otro
2. Opresión sistemática de un grupo racial sobre otro
3. Uno o más actos inhumanos
• Negar a personas el derecho a salir y regresar a su país
• Expropiación de tierras
• Creación de reservas y guetos separados
La realidad en ese territorio muestra que 7 millones de judíos israelíes pueden transitar libremente a través del territorio como un solo espacio, con los mismos derechos, privilegios y estatus legal. Así ese sector del pueblo puede moverse libremente, votar en las elecciones y vivir bajo las mismas protecciones legales bajo límites invisibles. Mientras 7 millones de palestinos y palestinas tienen los límites bastante visibles y sentidos. Para los últimos, el territorio ha sido dividido en cuatro áreas con tarjetas de colores emitidas por Israel que representan la ciudadanía para palestinos/as de Israel, palestinos/as sin ciudadanía en Jerusalén del Este, Cisjordania y Gaza. La vida y sus derechos se determinan a partir de esta tarjeta.
En Gaza no tienen libertad de tránsito y viven bajo un permanente bloqueo israelí 2.1 millones de personas. Israel controla cada aspecto de la vida en Gaza desde el exterior. No tienen derechos civiles o políticos y los rige un gobierno militar de Israel. En Cisjordania la libertad de tránsito también es muy limitada para 2.7 millones de personas. Su población ha sido dividida en 165 cantones fragmentados, cada uno con puestos de control militar, muros, asentamientos y demás estructuras que prácticamente han aislado a unos/as y a otros/as. Se encuentran al igual que Gaza, sin derechos y bajo gobierno militar. En Jerusalén Este, tienen unas 200,000 personas bajo un control de movilidad un tanto menos limitado. En cualquier momento Israel puede quitarles el derecho a vivir en la ciudad. Se les impide participar en política palestina, lo que les mantiene con derechos limitados. A 1.6 millones de palestinos/as con ciudadanía de Israel, se les permite circular libremente, pero enfrentan restricciones sobre donde pueden vivir. Pueden votar en las elecciones israelíes pero con discriminación legalizada. Este sistema de identificación viene a marcar el control de diversos aspectos de la vida de la población palestina, como dónde estudias, dónde trabajas y demás. Esto incluye aspectos más íntimos como los relacionados al matrimonio. Así, consideran que una persona palestina no puede pasar su estatus de identificación a la persona con la que se case. Son implicaciones que impactan donde puedes vivir, causando que parejas decidan marcharse al extranjero ante tantas complicaciones. Esto aporta al conveniente acaparamiento de territorio al que nos referiremos más adelante.
Un cambio de identificación para esta población sucede sólo de manera caprichosa y en una dirección conveniente para Israel. Por ejemplo, si una persona palestina de Jerusalén del Este se mueve a cualquier lugar en Cisjordania, podría perder su residencia de este primer lugar. Esto es una dirección viable para Israel ya que lo considera una baja de nivel y sirve para sus intenciones. Desde la perspectiva de Israel, si de Cisjordania se fueran a la Franja de Gaza sería también una dirección aceptable. Pero esto nunca pudiese ser aceptado si ese movimiento va en la otra dirección. Estos derechos contrastan con los de la población israelí.
Con la fundación de Israel en 1948, a 700 mil residentes en Palestina se les impuso salir de sus casas o habían huido, mientras otras personas sufrieron la muerte. Así lograron una mayoría judía en las partes de su nuevo estado. Para mantenerla, Israel no permite que quienes permanecen refugiados/as regresen, tampoco a sus descendientes. Los que no fueron expulsados recibieron la ciudadanía israelí bajo vigilancia y un estricto gobierno militar por 19 años. En 1967, cuando Israel ocupó las tierras, incluyendo Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este, se encontró con un problema. Le interesaban las tierras pero no los palestinos. Así se negó a dar más ciudadanías al resto de los palestinos bajo su control, manteniéndolos también bajo control de gobierno militar desde entonces. El propósito es el de continuar manteniendo un control entre la relación proporcional futura de estas poblaciones. Sobre esto, Israel promovió a todas las personas judías del mundo a migrar a su territorio controlado, incluso si nunca antes habían puesto un pie ahí. La meta poblacional que Israel públicamente tiene trazada para Jerusalén es de 60 % israelitas y 40% palestinos.
Los palestinos en Jerusalén solo reciben un permiso de residencia permanente, parecido al de los y las inmigrantes en Estados Unidos que reciben tarjeta (verde) de residencia permanente. Esto sin importar que hayan vivido en este lugar antes de ser fundada Israel. Cerca de 350 mil palestinos se encuentran en este estatus migratorio que de permanente lo único que tiene es que puede ser removida en cualquier momento que Israel decida. Se te revoca, por ejemplo, si te mudas fuera de la ciudad. Sin embargo, la población judía nunca pierde su residencia, incluso si se mudan a cualquier parte del mundo. Esta discriminación proviene de la Ley del Estado Nación de 2018, donde se estipula que Israel es ¨El Estado Nación del Pueblo Judío” y que ¨el derecho a la autodeterminación en el Estado de Israel es exclusivo del pueblo judío”. Así queda claro que la población palestina no es considerada igual a la judía de ciudadanía israelí. Así mismo lo admitió el Primer Ministro Benjamin Netanyahu cuando dijo, “Israel no es un Estado para todos sus ciudadanos”.
La Ley de Propiedad de los Ausentes del 1950 considera a la población refugiada palestina como “ausentes”. Esta es la manera en que se apoderan de cientos de metros cuadrados de sus tierras a pesar de que la razón de su ausencia se debe a que Israel no les permite regresar. Esto resulta en el movimiento de la tierra en una sola dirección, para la apropiación de tierra palestina, que luego convierten en propiedad del estado y pasa a ser ubicada para el desarrollo de pueblos y comunidades para ciudadanos judíos. Esta acción nos presenta comunidades palestinas sobrepobladas y rodeadas por comunidades exclusivamente judías que van cercándolas para evitar su expansión y aislarla unas de otras. Es decir, dondequiera que Israel desee restringir el crecimiento palestino, estos dan prioridad al desarrollo de comunidades judías, proceso que llama “judaizar” áreas. Un término frecuentemente salido de las palabras de actores políticos de ese estado para referirse más bien a lugares donde quieren asegurar el dominio judío israelí. Ahí están los ejemplos de las áreas de Galilea y Néguev. En nuestro territorio esto ha sido denunciado por culebrenses y viequenses, tomando un giro más pronunciado desde la aprobación de leyes 20-22 e incluso abriéndose oportunidades para esto luego del terremoto en áreas afectadas. El desplazamiento poblacional bien puede ejecutarse a la fuerza o de manera blanda.
Dentro de las fronteras de Israel de 1948 sólo el 3% de la tierra está asignada a sus ciudadanos palestinos. En comparación con las cientos de comunidades construidas para su ciudadanía judía sobre las ruinas de pueblos palestinos. Hay 200 asentamientos judíos ilegales construidos en Cisjordania. Miles de viviendas palestinas han sido demolidas o bajo amenaza de ser destruidas. ¿Quiénes recuerdan un tanque israelí aplastando a un residente palestino en silla de ruedas y a otros siendo arrasados dentro de sus casas al ser demolidas? Todo por que fueron construidas sin permisos, permisos que Israel rechaza si la solicitud es palestina. En Néguev han obligado a la población palestina a mudarse a pequeños poblados al demoler sus casas y al no permitirles conectarse a las redes de agua y electricidad. La aldea Al Araqib ha sido demolida más de 180 veces con una situación similar sucediendo en la villa de Susiya.
Esta es la clave de la protesta sobre el conflicto actual que concentró la población palestina en su sagrada mezquita.
Israel posee el control total de todo ese territorio, incluso en Gaza y Cisjordania donde hay una administración Palestina limitada. Su control está sobre fronteras, comercio, espacio aéreo, espectro electromagnético, registro poblacional, agua, electricidad y otros recursos. Un control basado en la acción discriminatoria.
Las elecciones burguesas que permite que quienes tengan ciudadanía israelí voten aun siendo palestinos/as, no les sirve para cuestionar lo fundamental. Al igual que en Puerto Rico, les dejan jugar con la democracia sin capacidad de transformar nada. Un ejercicio adquirido a través de una ciudadanía que no permite su inclusión en ese estado desde sus dictámenes constitucionales. Esto hace la participación de esta población en elecciones de Israel sea un ejercicio nominal que no tiene potencial para cambiar la política. ¿Algún parecido a las elecciones coloniales bajo una Junta de Control Fiscal?
Muchísimas veces los que favorecen estas acciones nacionalistas, a las que se les llaman acciones sionistas, lo hacen alegando que es una ocupación solo temporal. Ocupación que una vez terminada, según dicen, permitirá a la población palestina gobernarse a si misma. Ocupación de control que lleva ya 54 años, por lo que esa cosa que no tiene nada de temporal. También a cada persona que se opone a las acciones sionistas de Israel le acuñan el epíteto de anti-semita, asunto que no guarda relación con la oposición al colonialismo por medio del aparato funcional del Apartheid nacionalista de este estado creado bajo los intereses poco relacionados a la relación espiritual semita. Ese termino no guarda relación con el semitismo y aclaramos que quien se opone al sionismo no es anti-semita. Lo que les gusta ocultar es que los sectores mas conscientes de Israel están en contra de esta guerra y combaten esta represion y denuncian la atrocidades del estado israeli contra sectores de la clase trabajadora. Así trabaja la cosmovisión de la democracia por parte de los defensores de este estado genocida.
Debemos denunciar con claridad el caracter economico que tiene esta atrocidad genocida como principal motivo del dominio de Israel por palestina, donde al ser un pais dirigido por el imperialismo estadounidense tiene una posicion estrategica importante en la zona para velar areas maritimas de movilidad comercial e insertar negocios de empresas capitalistas del negocio del petroleo, gas natural y otras materias primas que paises imperialistas se apropian mientras el desorden de la guerra desvia la atencion del interes de apropiacion de las riquezas con las que cuenta esa zona. Sobre todo en materia de transporte desde su acceso al mar, como el caso de Palestina. Esto es pieza clave para perpetuar la guerra historica en estos territorios. Israel ha sido identificado como la nacion guardespalda de los intereses imperialistas. Es una guerra economica por años que tiene sus matices superestructurales en la lucha fundamentalista de la religion.
Este conflicto muestra el lado mas conservador de los estados capitalistas que en su búsqueda de sobrevivencia se ha destacado en derramar sangre. Juegan con el fundamentalismo religioso como palanca de retraso en los adelantos políticos y económicos de la clase obrera. Esta lucha religiosa que ha trascendido en diferentes modos de producción hasta llegar al capitalismo es evidencia contundente de que las mayorías obreras no podemos estar conmovidos por las concepciones idealistas de la vida. Son una retranca para el desarrollo de la humanidad y lo único que profesaran son divisiones entre las masas obreras y guerras constantes. Es importante que la clase trabajadora de Israel comprenda que la emancipación de las concepciones idealistas de la vida podran aportar a comprender que la guerra que se mantiene en esta zona es promovida por intereses imperialistas y es deber de los sectores mas conscientes de la clase trabajadora israelí luchar por liberar la zona del dominio imperialista. La religión debe ser una cuestión privada y no debe ser utilizada para promover la resignación y paciencia en la fuerza trabajadora consolándoles con el pensamiento de que algo en el cielo les dará una esperanza futura. Debemos de combatir estas divisiones religiosas para promover la unidad obrera a nivel internacional.
El Partido Comunista de Puerto Rico se une al rechazo y a la condena del proceder del Estado Israel hacia la población palestina. Condenamos esta ocupación y reivindicamos el derecho a la libre determinación del pueblo palestino en su territorio. Reafirmamos nuestra solidaridad con su justa causa. Una causa gemela a la situación colonial de Puerto Rico. Mientras Estados Unidos ha logrado sus intenciones en nuestro territorio de manera menos violenta por la sumisión a través de 123 años de opresión, no dudaría en usar las mismas tácticas si nos levantamos a reclamar nuestro derecho a poseer lo nuestro sin injerencias extranjeras. Exigimos el respeto a la autodeterminación de todos los pueblos del mundo, exigimos el fin de la dominación sionista y de todas las formas de dominación sobre nuestros pueblos.
Atacando Israel por defenderse? No en balde a pesar que algunas veces concuerdo con ustedes que Puerto Rico es colonia PERO nunca obtendran ningun apoyo mio si siguen del lado del radicalismo islamico. PAREN de atacar al pueblo judio! Por lo que veo USTEDES ahora sustituyen a los Nazis alemanes. He aqui mi nombre y correo electronico. PAREN SU ANTISEMITISMO!!!
SIEG HEIL!