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Por Rolando Cruz-Ulloa
Ponce Puerto Rico, un 28 de enero de 2020 desde una sala
con acondicionador de aire y múltiples comodidades, un
joven de 21 años se interesa en poner por escrito sus
planteamientos o mas bien cuestionamientos sobre la
enfermedad que tiene a su país y al mundo en la peor crisis
de la humanidad, el privilegio.
Ese joven nacido en un hogar con una pared de cemento que
propone una diferencia fronteriza entre la clase media y la
clase baja de su país. Vive en una urbanización y al otro
lado de esa verja hay un residencial público.
Partimos entonces como en la mayoría de los casos, desde el
privilegio… He aquí el primer asunto que me vuela la
cabeza, ¿porque es tan difícil reconocer que somos
privilegiados? He llegado a pensar que mas que falta de
información lo que hace falta es sensibilidad, que abre
paso a la empatía. Pero vamos paso a paso. La
desinformación implica ignorancia, ¿a caso podemos medir en
la sociedad la ignorancia? Sinceramente aprecio las
estadísticas y el trabajo científico pero no hay que ser
doctor en ninguna cuestión, para poder hablar de lo que
vive hoy el planeta y de lo fácil que es accesar la
información en estos días de la era de la informática. Se
apreciaría como el antagonista a la ignorancia la
acumulación de conocimiento, según esto las computadoras
son las menos ignorantes en nuestra historia reciente.
Desde mi perspectiva la ignorancia es la queja, la
inconformidad, la aspiración a ser mejor o más exitoso, las
ganas de subir en la jerarquía social, la no discriminación
de las fuentes de información y el poco juicio entre el
lujo y la necesidad. ´
¿Vivimos entonces en un mundo lleno de personas ignorantes?
Esto supondría que la minoría es la portadora del don de la
vista. Si, para mi la mayoría no es ignorante, es ciega,
porque solo no viendo como viven nuestro hermanos y
hermanas, solo de esa forma se puede vivir en paz en el
planeta tierra 2020. Viejos experimentados, trotamundos,
empresarios, letrados, madres, padres, hijos, doctores en
cuanta posibilidad medible, profesionales, trabajadores,
aprendices, todos con la capacidad de ver pero perpetuando
la ceguera neoliberal.
¿Cuan difícil puede llegar a ser no juzgar a alguien que te
cuenta que vive una realidad diferente a la tuya? He
escuchado que cuando los animales perdemos la capacidad de
utilizar uno de los sentidos, los otros se agudizan y
perfeccionan. Sin prueba científica me gustaría proponer
una antítesis basada en nuestra cruda realidad global.
Esperaría yo que una civilización de ciegos, pudiera
entonces utilizar los restante cuatro sentidos de una
manera exponencial o al menos a cabalidad y vivir con mas
apertura a cada uno de los estímulos que a nuestro cuerpo y
alma llegan. He aquí mi antítesis porque los ciegos de los
que hablo, tampoco parecen tener el don del escuchar.
¿Cuantas personas conoces que te han expresado que aprecian
el silencio? ¿Cuantas personas conoces que antes de
preguntar, escuchan? Somos tan ensimismados que nuestra
cotidianidad se convierte en la absoluta realidad. No
cuestionamos, comentamos… No escuchamos, juzgamos… Y lo
veo en mi país, nos nutrimos de la televisión, comentamos
sobre la noticia expuesta, no cuestionamos el origen, ni el
medio, ni la intención de la noticiero. No escuchamos la
noticia, reaccionamos a ella con lo que pudiera ser un
comentario definitivo y final; basado en nuestra realidad
cercana y privilegio, nuestra burbuja.
Ya con un poco de frío por el acondicionador de aire les
escribo desde la sala que ocupo viendo a los viejos
escuchar las noticias y tratando de darle explicaciones
superficiales atribuyendo culpas y posibles soluciones que
radican en la irresponsabilidad de unos o de otros…
¿Entonces este el momento del día en el que la civilización
de ciegos llega a su punto máximo de encontrarse con la
realidad global, de razonar y de pensar fuera de la burbuja
de realidad cotidiana? No somos ignorantes por no saber,
somos ignorantes por no querer saber qué hay fuera de
nuestra burbuja. Cuando cualquier persona le interese
plantearle otra posibilidad de vida o realidad de muerte,
no suponga o generalice que dentro de su burbuja también
hay penurias, porque desde el privilegio y su ceguera sus
penurias son lujos que otres no pueden disfrutar…
Más que criticarlos o juzgarlos queridos ciegos, me
interesa replantear sus quejas, su inconformidad, su
aspiración a ser mejores o más exitosos, sus ganas de subir
en la jerarquía social, su falta de discernimiento de sus
fuentes de información y su poco juicio entre el lujo y la
necesidad.
¿A caso cualquiera de las siete billones de personas que
viven el planeta pueden tener acceso a lo que tu has tenido
y tienes en tu vida? ¿A caso es posible que te visualices
viviendo de una forma menos lujosa que en la que vives
ahora? ¿A caso conoces las condiciones en las que viven la
mayoría de las personas hoy en el mundo? ¿Cuando fue la
ultima vez que repensaste las verdaderas necesidades de
nosotros los seres vivos?
Necesitamos preguntarnos, necesitamos imaginar, necesitamos
leer para concretizar que mas de siete billones de
injusticias ocurren fuera de nuestra burbuja, para mi no es
una posibilidad poder disfrutar de privilegios sin saber
que lo son, y peor aun cada privilegio adquirido perpetua
la diferencia de clases, perpetua el discriminar, el odio,
el consumismo, la contaminación, la muerte… ¿Realmente
salimos a las tiendas a comprar bienes o salimos a comprar
desgracias de otros seres vivos menos privilegiados que tu?
Nuestro planeta nos lo esta diciendo, nuestros métodos,
nuestros lujos, nuestra burbuja no es sustentable, estamos
viviendo a costa de la muerte no solo de nuestra especie
sino también de nuestra casa. Estamos viviendo en un mundo
creado únicamente para satisfacer mas que necesidades,
deseos del uno por ciento de nuestra humanidad, vivimos
jugando al mercado libre de las vidas que se empeñan como
cupones llamados monedas. Si, ese es el juego, nosotres
somos las fichas. La diferencia entre este juego y
cualquier otro es que en el juego de la vida puedes escoger
a que equipo pertenecer. Contrario a lo que piensan algunos
no podemos controlar las reglas, eso le toca a Pachamama.
Este juego no se trata de ganar o perder, reconoce que
hemos ganado por estar vivos pero elegimos perder y morir
por cada minuto de indiferencia e insensibilidad hacia el
resto del mundo.
¿Cuando tendremos la valentía de reconocer nuestros
privilegios? ¿Cuando seremos lo suficientemente
desprendidos del equipo de la muerte para renunciar a
nuestros privilegios y gozar del amor de la vida?
¿Cuando fue la ultima vez que escuchaste con atención a
alguien que piensa y vive diferente a ti?
No crean entonces mis queridos y queridas compañeros y
compañeras ciegas y ciegos que mi intención es juzgarles,
tengo muy claro que mi ceguera también es vigente, pero les
comento que este escrito es parte del proceso de
deconstrucción que he venido teniendo y les invito a
embarcar. Desde ya les digo, un proceso lleno de dolor, de
lagrimas, de imagines imborrables, de conversaciones
indescriptibles y de días y días de sufrimientos. Ya
bastante encaminado con muy buenos maestros que me ha dado
la vida puedo decirles que he visto como se puede entender
la vida de forma diferente, cuando deciden armarse de valor
y desnudarse ante lo mas puro de la vida, encontraran eso
que solo el amor puede consistentemente y permanentemente
dar, la felicidad.
Armémonos de valor para luchar contra nosotres mismos y
poder elegir sensatamente el camino de la vida, el camino
que abre los ojos y el alma.
Seguimos deconstruyendo desde adentro, con la esperanza de
ser quien verdaderamente somos, videntes…