Por: MAO
El domingo 9 de agosto de 2020 la clase trabajadora del país, que aún confía en los aparatos “democráticos” del estado burgués, se dirigió a los colegios electorales a ejercer el llamado derecho al voto en las primarias de ambos partidos tradicionales de Puerto Rico. Desde las 8am se suponía que los colegios estuviesen listos para comenzar a votar. Las irregularidades, que son históricas en las elecciones de los partidos burgueses en PR, este año siguieron con su tradición y comprobaron lo que lxs trabajadorxs conscientes hemos señalado sobre la farsa de la democracia burguesa que impera en el estado capitalista en la colonia de Puerto Rico. El tan aclamado derecho de votar a las 8am no se había podido ejercer, ya que las papeletas no llegaron a tiempo a los municipios. Sin embargo, incluso antes del aclamado día comenzó a destacarse en la prensa burguesa varias situaciones que mostraban por dónde iban a transcurrir las primarias. Señalaron el chantaje de Héctor Martínez y Wanda Vázquez a los confinados de la cárcel de Aguadilla para que le otorgaran sus votos. Se revelaba de igual forma el día de las primarias, la aparición de alrededor de 200 papeletas en el pueblo de Utuado con votos ya ejercidos.
Una vez más, lxs administradores/as coloniales pusieron en riesgo la salud del pueblo, exponiéndoles ahora a conglomerarse en filas para ser parte de un proceso completamente amañado por los dos partidos tradicionales de la colonia. Luego de largas horas, muchas personas decidieron retirarse de las filas. En las redes sociales las expresiones dejaban ver la gran frustración y se comenzó a plantear de manera espontánea el saqueo que representan las elecciones. Cuestionando que la Comisión Electoral recibe alrededor de $30 millones de dólares del bolsillo del pueblo para un proceso tan mediocre y bochornoso.
Las primarias dejaron ver nuevamente a la clase trabajadora la falsedad democrática de las elecciones burguesas. Este instrumento de control ideológico pone en perspectiva la cantidad de irregularidades históricas en las elecciones. Pudimos verlo en 1980 cuando Romero Barceló se robó las elecciones, los llamados pivazos del 2004, el fraude del voto de las personas encamadas en 2016, y demás irregularidades particulares que hemos presenciado antes y durante los procesos eleccionarios del pasado.
En esta coyuntura donde el capital financiero personifica su poder sobre las masas trabajadoras a través la Junta de Wall Street, predomina una desesperación de lxs administradorxs coloniales por servir a este sector. Los parásitos de la burguesía financiera que han enroscado su fuente de riquezas en PR, han expandido su capital en la isla a tal nivel que ha hecho posible que lxs administradorxs coloniales accedan a los mercados financieros y se vean más comprometidos/as en salvar a toda costa los intereses capitalistas de este sector en particular. Ante la realidad de sostener este régimen de mercados financieros, entienden como salvación del orden capitalista la necesidad de perpetuar sus obsoletos partidos y dar continuidad a la mentira de la toma de decisiones que sustenta a la clase adinerada. Hacen cualquier cosa por mantenerse como lxs representantes de la burguesía.
No obstante, dentro del desarrollo y contradicciones de la lucha de clase, se desatan batallas entre capitalistas en esta competencia de lobos/as que sobresale el que sea “más apto” [para robar]. En ese sentido, la Junta de Wall Street (JWS) que es la designada por el imperio de Estados Unidos en representación directa del capital financiero, mostró su poder recortando presupuesto a la Comisión Estatal de Elecciones (CEE). Asunto que viene señalándose hace varios meses y se hace más que evidente ahora para dejar claro a la clase trabajadora que todo derecho que alegan en esta sociedad y demás asuntos democráticos, están sujetos a la clase y el sector que domina económicamente. Es decir, a la burguesía y todo su sector financiero que representa la JWS.
Con esto se anula la democracia al servicio de las mayorías trabajadoras. Donde todo el dinero que producen con su trabajo se desembolsa en una institución corrupta como la CEE. Cabe destacar la información que el presidente de la CEE confirmó a través de Radio Isla la semana pasada. Durante el programa, aseguró que la JWS autorizó que los fondos designados para atender COVID-19 fuesen utilizados para las primarias, puesto que no iban a desembolsar dinero adicional. Entre los Super Pac que dan vida a cualquier Partido burgués (sea de carácter conservador o liberal), el desembolso del dinero del pueblo a la CEE y las constantes aportaciones que la clase trabajadora hace para cargar esta farsa electoral, generan una frustración inmensa. La decepción que puede sentir cualquier obrero/a que aun creía genuinamente en las instituciones coloniales, nos obliga a reflexionar sobre estos procesos, que son controlados completamente por otra clase que no es la nuestra.
Ambos partidos tradicionales de la burguesía, PNPPD son cómplices de esta burla a las masas trabajadoras. Estos burócratas que ahora se hacen de la vista larga son los mismos que han defendido esta mentira electoral por largos años. Lo hacen para salvaguardar los intereses de la burguesía a toda costa.
De igual forma, los partidos burgueses que intentan obtener el apreciado turno al bate, como son MVC y el PIP, son igual de cómplices si se prestan para defender las estructuras eleccionarias podridas que ya el pueblo evidentemente vemos que no nos sirven. Ese discurso en defensa de las corrompidas elecciones pone de manifiesto su afán por todo un aparato obsoleto de la democracia burguesa. Con su apoyo a las instituciones del aparato colonial, envuelven a la clase obrera a dirigirse hacia un callejón sin salida en donde chocarán con la imposible reconciliación entre la burguesía y lxs trabajadorxs.
La clase trabajadora es la clase revolucionaria capaz de transformar la sociedad en que vivimos, por lo cual las reformas políticas deberán estar sometidas a la organización política de la clase obrera. Es decir, la clase trabajadora tiene el deber de preparar sus propios organismos políticos y desarrollar un programa revolucionario para transformar la democracia burguesa en democracia obrera.
Reiteramos que lxs comunistas no defendemos las elecciones burguesas en esta coyuntura que no equivale a ningún adelanto para la organización política de las masas trabajadorxs. Aun así, reconocemos que los aparatos ideológicos del estado burgués, como lo son las elecciones, dominan la conciencia de nuestra clase trabajadora. En ese sentido nos esforzamos por fortalecer un partido que genere las herramientas ideológicas y políticas para comprender las atrocidades del régimen del capital y todos los instrumentos de su propio estado.
En conclusión, hemos sido testigos una vez más del junte entre ambos partidos de la burguesía para posponer las primarias. Resulta que el PPD hace eco de las palabras de Ricky Roselló en el chat de telegram, sobre “coger de pendejo a los mismos de su propio partido”. Pues el PPD cogió de pendejxs a lxs de su mismo partido con el junte entre Schatz y el presidente del PPD, Aníbal José Torres.
Hoy más que nunca, con la falta de transparencia de las instituciones que representan el control ideológico de la burguesía, nuestro deber como trabajadores/as conscientes, es dar un rechazo contundente al proceso eleccionario primarista y a las elecciones generales de noviembre. Exhortamos a la clase trabajadora que rechacen las elecciones de la burguesía que ya hoy sabemos a ciencia cierta que son una falsa democracia.
De manera inmediata hacemos un llamado para que, en contraposición a las elecciones burguesas, organicemos cuerpos políticos constituidos por la clase trabajadora e independientes a todos los partidos burgueses que incluyen a los conservadores y reformistas. La inmediatez es comenzar a preparar nuestros propios órganos políticos como clase trabajadora. Ya hubo ensayos de estos con las Asambleas de Pueblo formadas espontáneamente luego de las jornadas del verano 2019. Podemos reorganizarlas para integrar la mayor cantidad de trabajadores/as posible y rescatarlas de movimientos y partidos políticos reformistas, que en lugar de elevar el proceso eleccionario a uno de fortaleza política de la clase obrera, quieren que corramos detrás de sus reformas para apoyarlos bajo las mismas estructuras políticas putrefactas, de las que hemos quedado convencidxs de su carácter antidemocrático.