El coronavirus y la lucha de clases

Por Roberto Cruz

La epidemia del coronavirus ha causado una crisis mundial sin precedentes. A la fecha de hoy es posible que las cifras superen los 780,00 de casos confirmados y más de 38,000 muertes, pues el avance de la enfermedad es espantoso. Estados Unidos en cuestión de días se convirtió en el epicentro de la enfermedad proyectándose efectos fatales para las masas estadounidenses.

En Puerto Rico, como en el resto de los Estados Unidos y el mundo, las consecuencias sociales y económicas de esta crisis serán profundas. A medida que la producción económica en la metrópoli continúe derrumbándose ni siquiera las apuestas de la comisionada Jennifer González podrán esconder la crisis del capitalismo en el territorio. Los administradores del territorio extendieron el toque de queda impuesto hace dos semanas como medida para contener no solo la expansión de la enfermedad sino para reforzar su control ante lo que se avecina.

En Puerto Rico se espera que a partir de las próximas semanas ocurra un aumento exponencial de casos. Aun en la etapa actual de la epidemia, varios médicos de la isla están en aislamiento preventivo con síntomas de coronavirus. Diversas organizaciones médicas y sindicales han advertido sobre el riesgo de infectarse por carecer de protección adecuada. Los trabajadores de la salud requieren guantes, mascarillas, batas desechables, entre otros materiales esenciales para protegerse del contagio. Enfermeras y médicos han denunciado (en anonimato por temor a represarías) que desde que se comenzó a rumorar de la pandemia los hospitales comenzaron directrices y protocolos fuera de la lógica adecuada para enfrentar la pandemia. Entre cambios de directrices sobre el uso del Equipo de Protección Personal (EPP), amonestaciones por negarse a realizar directrices no seguras, hasta el “lockdown” del inventario de equipos de seguridad sanitaria. El sistema sanitario capitalista no está preparado para enfrentar calamidades humanas, al estar diseñado bajo una lógica ajena a la vida humana. No obedece más que a la generación de ganancias por medio de la compraventa (en este caso servicio de salud).

No se tiene un cuadro certero de la tendencia epidemiológica, no solo por la falta de los mecanismos y materiales que se necesitan para manejar esta situación, si no por el silencio descarado de los funcionarios del capitalismo en la isla. ¿Cómo evaluarán la efectividad del distanciamiento físico sin hacer suficientes pruebas y tener buenos sistemas de vigilancia? ¿Cómo y cuándo van a aumentar la capacidad de hacer rastreo de casos? ¿Cómo determinarán la capacidad del sistema de salud y cómo sabrán si se acercan al punto de colapso? Especialistas en todo el mundo han planteado la prioridad que tiene el rastreo de casos haciendo pruebas a todas las personas con o sin síntomas que estuvieron en contacto con los pacientes que ya dieron positivo al coronavirus. Posibles contagios sin identificar diariamente ponen en riesgo a que se disparen los casos. ¿Dónde está el inventario diario del número de camas, equipos y recursos disponibles? Lo único que informan, y de manera expedita, son el número de arrestos e intervenciones.

Lo que nos demuestra toda esta situación es que las medidas objetivas y científicas para combatir esta enfermedad y salvar vidas, están en constante contradicción, ya sea, por un lado, o por el otro, con el régimen de propiedad y la lógica de lucro del sistema que nos gobierna. Los representantes políticos de este sistema gobernante, no importa a quien pongan, no serán capaces de contener y vencer esta epidemia. Así se ha demostrado una y otra vez con hechos recientes desde los temblores en el suroeste y el huracán María. Solo la clase obrera, organizada y consciente de su realidad, podrá vencer los grandes retos, las grandes pandemias y hambrunas. Es tarea de los comunistas despertar esta conciencia revolucionaria en el pueblo para que se hagan conscientes de sus posibilidades de cambio. De esta forma es impostergable reforzar y unificar la organización de partidos comunistas a nivel internacional. Esto representara el motor de la conciencia obrera para que esta pueda comprender que la única forma de evitar más muertes por desastres como los que vivimos, es por medio de la lucha consciente de la clase obrera por el socialismo.

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