Por Carlos Borrero
Este viernes pasado más de tres millones de personas, en su inmensa mayoría jóvenes, manifestaron en 163 países contra el cambio climático. Si bien tal despliegue masivo naturalmente incluía una multitud de perspectivas políticas, en su esencia, la ola internacional de protestas, la cual incluyó a la juventud boricua, representaba un repudio de la subordinación del medioambiente y los recursos naturales al afán de lucro bajo el capitalismo.
Los comunistas felicitamos a la juventud consciente por su energía y capacidad organizativa alrededor de la cuestión del cambio climático. Sin duda, estuvieron presentes en las manifestaciones muchos jóvenes quienes entienden que la principal barrera a la implementación de políticas necesarias para atajar el problema del cambio climático no reside en la falta de capacidad tecnológica y mucho menos una irracionalidad innata de seres humanos, sino más bien en la forma particular en que el sistema capitalista organiza la producción y distribución de la riqueza material en aras de enriquecer a unos pocos en contra de los intereses y las aspiraciones de la inmensa mayoría de la humanidad. Cada vez más jóvenes están llegando a la misma comprensión.
Para aquellos jóvenes cuyo despertar político ha surgido como resultado de sus preocupaciones por el medio ambiente, se hace cada vez más claro que las demandas por nuevas políticas públicas para proteger Tierra, y el bienestar colectivo de la humanidad, están invariablemente vinculadas con la lucha por socialismo. Es sólo el socialismo, un sistema basado en la planificación racional de la producción y distribución de los bienes materiales necesarios para la vida, el más alto nivel de desarrollo científico, tecnológico e intelectual de la humanidad, y orientado a la máxima satisfacción de las necesidades humanas, que puede resolver tales problemas como la degradación ambiental y el cambio climático engendrados por el capitalismo.