Por Carlos Borrero
Pedro Pierluisi es parte del dúo Pierluisi-Carrión que durante ocho años en Washington como comisionado residente (2009 – 2017), multiplicó su riqueza personal 27 veces facilitando el saqueo de Puerto Rico por los buitres financieros: María Elena, como vínculo directo con los fondos de cobertura a través de su firma Multicultural Capital LLC; y Pedro Rafael, como contacto legislativo impulsando la política pública en beneficio de esos intereses.
Además de ese descaro, se recuerda el parentesco entre los Pierluisi-Carrión y José Carrión III, el canalla, ultra derechista, que es chairman actual de la junta. Al lado de estas obscenidades, las facturas que Pierluisi le pasaba a la juntacomo parte de su trabajo para el bufete de O’Neill & Borges quedan chiquitas.
Ya la gente pensante se da cuenta de que colocar a Pierluisi en Fortaleza significa meter a un agente directo de la oligarquía financiera estadounidense, los bonistas buitres en el lenguaje de la gente, en la gobernación. Es decir, de ahora en adelante no habrá ni aguaje de oposición de la administración colonial a la política pública impulsada por la junta. Para todos los efectos, Pierluisi representa la dictadura blanda de la Junta de Wall Street impuesta mediante un proceso antidemocrático que tuvo lugar a espaldas de la población.
La única alternativa que pudo ofrecer el desacreditado PNP ha sido Thomas Rivera Schatz, un proto-fascista que, aparte de esa maquinaria partidista corrupta que él mismo organizó, cuenta con el sector fundamentalista y los policías como base de apoyo. Debe quedar claro que a TRS le importan poco las creencias o los intereses de los dos.
Detrás del enfrentamiento legislativo que se va a dar durante la sesión extraordinaria para confirmar a Pierluisi está la batalla por el control del presupuesto. A Rivera Schatz le importan poco los conflictos de intereses que tiene Pierluisi – ¿acaso los denunciaba cuando Pedrito estaba en Washington guisando con su esposa? – pero sí es reacio frente a cualquier intento de atarle las manos.
De ser confirmado, recaerá sobre Pierluisi cumplir con los mandatos de la juntadurante los próximos 17 meses: finalizar el desmantelamiento de los servicios públicos para la privatización, y garantizar que los miles de millones de fondos prometidos para la recuperación se destinen a la segunda ola de contratistas estadounidenses quienes pululan sobre la colonia devastada.
No hay dudar de que dará todo para cumplir con estas tareas a cabalidad.
La tarea que recae principalmente sobre los trabajadores – además de los estudiantes y todos los demás sectores con potencial progresista de la sociedad – es pararlo.