Las lecciones de la Historia

Por Rogelio Acevedo

Aún cuando todavía nos encontramos en plena efervescencia de agitación social bajo la exigencia consensada de renuncia del renacuajo Ricky Rosselló, esta etapa de lo que podemos llamar las jornadas de julio, ya provee lecciones preliminares a las masas para elaborar una táctica para las luchas futuras. No cabe duda de que estas movilizaciones populares son los eventos más relevantes en la historia política en el territorio desde el periodo más reciente de lucha para sacar a la marina de Vieques. Lo que diferencia ambos periodos del resto de otros procesos y ciclos de lucha es la masividad de las movilizaciones.

Sin embargo, este ciclo de movilizaciones populares no representa en sentido formal un estallido espontáneo de las masas “indignadas” por el famoso chat de Ricky y sus cuates. Es el resultado de un proceso de implementación de políticas de austeridad por la claque financiera que controla las finanzas del territorio. Este grupo privilegiado por las leyes 20 y 22, ya había acordado los términos de reciclaje de la deuda en el infame Informe Kruger, recetario del Fondo Monetario Internacional (FMI). La progresiva privatización de todos los servicios públicos, los recortes presupuestarios, las reformas laborales, el deterioro de la infraestructura, cierres de escuelas, el robo de las pensiones, son algunas de las medidas impuestas que han causado un acelerado empobrecimiento de las masas y sus predecibles efectos sociales.

Todos estos factores económicos son el hilo conductor de muchos sucesos rápidos, fluidos, que han desembocado en una verdadera explosión social. Sin embargo, cuando analizamos cuáles han sido las respuestas de la clase obrera, de las masas y de otras clases en cada ciclo de imposición de recortes y de renegociación de la deuda, vemos hechos, aparentemente aislados, que evidencian el aumento en el descontento con el régimen capitalista en el territorio. La creciente reivindicación del Primero de Mayo desde la gobernación de Fortuño, las asambleas de trabajadores, el campamento contra la Junta, la auto organización popular para enfrentar el abandono gubernamental tras María, las crecientes luchas sindicales de “baja intensidad”, son algunos hechos que le dan contexto a la situación actual.

A la vez que han ido en aumento las movilizaciones en San Juan, el desvelo del esquema de saqueo sistemático orquestado por la ganga de Ricky ha levantado una verdadera ola de protestas que atraviesa todas las clases sociales, todos los puntos geográficos del país y cualquier punto del planeta que haya puertorriqueños. Manifestaciones masivas en Ponce, Mayagüez, Aibonito, Nueva York, Florida, España, pancartas en eventos deportivos, periodistas investigando y denunciando a colegas colaboradores del régimen, apoyo masivo a la respuesta popular a la represión. En fin, tal pareciera que estamos en un estado de rebeldía en el que las masas se politizan de forma acelerada en todos los ámbitos de la sociedad.

Aun con la masividad de las movilizaciones y la euforia que producen en nuestro estado de ánimo, la clase obrera y las masas debemos ir evaluando los factores en juego y sus contradicciones para trazar nuestros próximos pasos.

1. El fracaso de la colonia capitalista. Sin entrar en todas las complejidades y deformaciones que caracterizan el territorio no incorporado, el simple hecho de que un país en que el 48% de su población vive por debajo del nivel de pobreza es suficiente para saber que es un régimen inviable hecho a la medida de los barones de la oligarquía financiera.

2. ¿Cuál será la respuesta del imperialismo? Luego de las jornadas de julio la clase capitalista estadounidense ya tendrá claro que se enfrenta a una situación, nunca antes vista, que puede amenazar la estabilidad política que necesitan para imponernos nuevos ciclos de reciclaje de deuda y recortes masivos que desvíen fondos públicos hacia el sector privado. Las masas debemos estar conscientes de que en cualquier momento el gobierno federal puede abandonar su actitud hipócrita de “ente imparcial que lucha contra la corrupción” e intervenir de la forma que entienda pertinente a favor de sus aliados. Aún cuando es evidente que los federales están limpiando la casa, los administradores que coloquen en su lugar serán de la misma manera sus marionetas. Responderán y defenderán sus intereses “hasta con la última gota de sangre”.

3. La renuncia de Ricky agudizará aún más la crisis. Es evidente que esta experiencia de lucha política de las masas es una escuela importante y justamente reclamarán como suya la renuncia del renacuajo. Sin embargo, sin importar cual sea el sustituto que coloque el imperialismo, penepé, popular o de cualquier vertiente liberal, se verá en serios aprietos al verse obligado a continuar las políticas de austeridad, bajo el látigo de la Junta. A esto le añadimos la implementación de los acuerdos con las agrupaciones de bonistas que simplemente se pueden caracterizar como el robo de la historia. No cabe duda de que con las experiencias recientes, las masas llenas de confianza provocarán nuevas y más audaces manifestaciones que provocarán respuestas cada vez más drásticas de parte de la burguesía.

4. La necesidad de auto organización. Como parte integral de este proceso las masas y la clase obrera deben continuar ensayando instancias de deliberación y toma de decisiones hacia a dónde deben dirigirse los próximos pasos. Las asambleas populares en cualquiera de sus variantes continúan siendo la herramienta más adecuada de organizar la energía creadora de las masas. Así lo confirman los ensayos que hemos visto en años recientes, que no tuvieron mayor relevancia por el nivel de desarrollo ideológico de la clase obrera y las masas. Sin embargo, con los desarrollos recientes, y la posibilidad de sostener un periodo de lucha más o menos prolongado, crean la necesidad de que surja un liderato orgánico que cohesione y le imprima objetivos.

5. La lucha de clases en Puerto Rico. En esta fase tan preliminar del proceso, bajo el manto de la “unidad” las clases están pugnando por el control del movimiento, tratando de dirigirlo hacia sus objetivos particulares. Tal pareciera que existe una alianza tácita entre un sector de la clase obrera y las masas con la pequeña burguesía, por la influencia ideológica que esta ejerce sobre la primera. Se perfila otro bloque compuesto por el sector comercial de la pequeña burguesía con la burguesía criolla y algunos segmentos de la oligarquía financiera, que aún cuando están pidiendo la renuncia de Ricky, temen que una vez eso ocurra pierdan el control sobre las masas. A ellos se les une, aunque se aglutinan en un bloque aparte, los principales líderes de los putrefactos partidos con otros segmentos de la oligarquía financiera. Ambos bloques temen que el proceso lleve a las masas al cuestionamiento del propio régimen capitalista y por eso trabajan afanosamente para que el renacuajo renuncie y enterrar el asunto. Luchan por la “transición ordenada”, es decir, cambiar las cosas para que todo se quede igual.

6. La superación revolucionaria de la realidad actual. Si algo ha demostrado este proceso es que los pueblos pueden superar, elevar su historia y cultura política. Los recientes hechos han contradicho frontalmente la conocida aseveración de los populares y sus aliados pequeñoburgueses de que “somos un pueblo pacífico”. Aun cuando no tenemos una tradición de lucha proletaria, como en el caso de Francia, estos hechos se presentan ante nuestros ojos sobre como ocurren los saltos cualitativos en la conciencia revolucionaria de las masas. Si añadimos el perfil social de los sectores movilizados, sobresale una juventud trabajadora, sin perspectiva de trabajo digno o bienestar, castigada por las reformas laborales de Ricky (y que nuestros burgueses y pequeñoburgueses apoyan) y hastiada de la impunidad, que será un ingrediente crucial en el avance del proceso de lucha.

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