
Por Abayarde Rojo
Ayer se efectuó la “Séptima Marcha Contra Monsanto y Demás Semilleras” convocada principalmente por la agrupación “Nada Santo sobre Monsanto”. Los manifestantes partieron en horas de la mañana desde los portones principales del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) de la UPR hasta la Plaza Colón en el centro del pueblo.
Entre las demandas de los activistas estaban protestar sobre los efectos dañinos de los alimentos genéticamente modificados, alertar sobre el daño del glifosato, por la derogación de la Ley Núm. 62 del 2009 de Biotecnología Agrícola con la que se continúan otorgando millones de dólares en incentivos a corporaciones como Bayer-Monsanto, Syngenta, Dow Chemical, entre otras, construir la soberanía alimentaria y apoyar la agroecología como modelo para la producción de alimentos y protección del ambiente. También dejaron claro que al comenzar la marcha en los portones del RUM denunciaban la alianza que existe entre Montanto-Bayer, la “Puerto Rico Agricultural Biotechnology Association (PRABIA) y el RUM. Fue evidente también la inclusión en las demandas la lucha ampliamente apoyada contra las muy dañinas y mortíferas cenizas de carbón producidas por la empresa AES en Guayama.
Las cada vez más amplias demandas de personas enfermándose debido a la exposición de tóxicos como el glifosato, la prevalencia de alimentos genéticamente modificados, la pérdida de biodiversidad genética, la contaminación de los recursos naturales y la hambruna causada por la dependencia de este modelo altamente vulnerable de producción de alimentos ha llevado a los activistas ambientales en todo el mundo, así como a científicos, a oponerse a la producción y actividades de estas industrias agrotóxicas. En el caso de Puerto Rico en particular la oposición no ha sido la excepción y sectores consientes alzan la voz sobre lo dañino y peligroso para la especie humana la continuidad de estos capitalistas y sus productos.
Monsanto fue fundada en el 1901 y actualmente tiene subsidiarias en más de 61 países. Inicialmente producían las sustancias DDT y PCBS que actualmente están prohibidas y suplían a las fuerzas armadas de E.U. con agente naranja, un herbicida utilizado en la guerra de Vietnam (y experimentado previamente en Puerto Rico) y el cual causó deformidades serias a la población local vietnamita. Desde 1980 ha estado patentizando material genético animal y cultivando plantas genéticamente modificadas, entre los que se encuentran las resistentes al glifosato. Monsanto es una de las 10 compañías que dominan el mercado mundial de alimentos. Controlan el 90% de la semilla genéticamente modificadas, el 40% del maíz y el 25% de la soya convencionalmente producidos.
El uso de glifosato en la producción de los alimentos humanos y en los alimentos para la crianza de animales para la producción de carne provoca que este compuesto tóxico esté presente en casi la totalidad de los alimentos que consume la población mundial. Hay dos vías principales por la cual se consumen cultivos contaminados con glifosato; mediante las plantas genéticamente modificada para tolerar el glifosato y por la práctica común de aplicar glifosato al final del cultivo de cereales para que se seque uniformemente en el campo y facilitar la cosecha. El glifosato es responsable de interrumpir el desarrollo celular y embrionario en animales y humanos, promover ciertos tipos de cáncer linfáticos y aumentar la probabilidad de causar fallos en riñones e hígado, entre muchas otras enfermedades y condiciones serias registradas en diversos países en el mundo.
Los defensores del capitalismo descaradamente utilizan los argumentos de acabar con la hambruna, ofrecer buenos empleos y proteger los recursos naturales, gestiones que se hacen urgentes para nuestro planeta. De esta manera desvirtúan demandas genuinas para movernos a una agricultura sana y científica para la población, la generación de empleos dignos y la protección del ambiente. Puras mentiras. A los capitalistas solo les interesa maximizar la producción de los alimentos al menor costo posible ampliando la capacidad de consumo de la población para obtener mas ventas. Todo esto tiene que ver con el afán de lucro y no con el afán de proteger a la humanidad y al planeta. Queda mas que claro que el afán de lucro capitalista impulsa estas prácticas y usos irracionales en la agricultura los cuales son la causa de todos los daños ambientales y enfermedades en el mundo que se han expuesto. Una planificación racional, que brinde soluciones adecuadas para las masas y para la protección del medio ambiente es incompatible con el modelo de la ganancia privada del capitalismo. El que a estas alturas se continúe manipulando los resultados científicos a favor de las ganancias privadas de los capitalistas es una prueba más de lo obsoleto del sistema capitalista para la humanidad. Solo la reorganización socialista garantizará una planificación racional para el beneficio común de la población, para la satisfacción de todas las necesidades de la gente, para lograr resolver todos los desastres provocados por el podrido sistema capitalista. Esto solo es posible bajo la toma del poder político de la clase obrera.