Por Lidia López
A través de EEUU, además de en Puerto Rico, se ha visto una reciente carrera de las fuerzas reaccionarias a nivel estatal para impulsar leyes que restringen el derecho al aborto. La firma del gobernador de Georgia esta semana del llamado proyecto de “latido fetal” es sólo el más reciente ejemplo de esta tendencia. Similares leyes restrictivas se han aprobado en Iowa, Kentucky, Mississippi, Ohio y North Dakota mientras que en Arkansas, South Carolina y Tennessee se han propuesto medidas parecidas. En Alabama el senado estatal por el momento ha aplazado un voto para aprobar un proyecto de ley que va más allá al prohibir todo aborto. En el caso de Puerto Rico, las fuerzas del fundamentalismo religioso representadas por figuras nefarias como María Milagros Charbonier y Nayda Venegas Brown, aunque han visto temporalmente frustrado su reciente intento de embestir su proyecto anti aborto, siguen su campaña fundamentalista con sus maniobras para dar un sello legal a las llamadas terapias de conversión.
En el reciente caso de Georgia, la nueva ley resalta no sólo los ataques contra los derechos democráticos de la mujer en particular, sino también la legitimación del oscurantismo religioso, es decir, un repudio directo del conocimiento científico. Según los propulsores de la medida, se le prohibiría un aborto una vez se detecta lo que ellos llaman el “latido fetal”. Esto puede ocurrir tan temprano como a las seis semanas de gestación. No obstante, la “edad gestacional” no se mide a partir de la inseminación sino el comienzo del último período menstrual, lo cual implica que sería posible prohibir un aborto a cuatro semanas del embarazo, mucho antes de que la mayoría de las mujeres siquiera se den cuenta o confirmen el mismo.
La ciencia ha comprobado que lo que se detectan en realidad durante esta fase del embarazo son las vibraciones del desarrollo del tejido celular durante la fase de especialización de las células, un proceso que depende de la madre y que no puede confundirse con la existencia de un ser “entero, separado y único” como plantean los fundamentalistas. Durante este fase del embarazo, el el feto no tiene ni cerebro ni cara. Además, la ciencia ha confirmado que un feto no se hace viable dentro del vientre antes de las 24 semanas.
La estrategia que persiguen en éste y otros casos, de acelerar la clasificación del embrión-feto como un “infante viviente”, está basada en una tergiversación deliberada de la diferencia fundamental entre los dos. El objetivo con esto es presentar un aborto como asesinato y así criminalizar a la madre y el profesional médico que lleve a cabo el procedimiento. La nueva ley en Georgia llega al extremo de dejar a una mujer que salga del estado para recibir un aborto o quien le preste ayuda para salir en busca de uno susceptible al cargo de asesinato. Además, abre la puerta para que aquellas mujeres que experimentan un aborto espontáneo sean investigadas por asesinato.
En el caso de Alabama, la mayoría del senado estatal contempla ir más lejos al prohibir todo aborto, excepto en los caso de violación e incesto, e imponer al médico una sentencia de hasta 99 años. La votación pautada para esta semana fue aplazada hasta el martes que viene debido a una disputa sobre proceso en el cuerpo legislativo. Tal como en otros estados, los propulsores de estas medidas entienden que vendrán retos legales a las mismas que terminarán en los tribunales de circuito. Según la lógica de su estrategia, este es el camino más seguro para una audiencia ante el Tribunal Supremo donde la actual mayoría conservadora muy probablemente derrocaría los componentes esenciales de Roe vs. Wade.
Para los comunistas, el derecho al aborto es uno democrático que defendemos dentro de la sociedad actual. Sin embargo, entendemos que todas las decisiones actuales sobre la planificación familiar y el bienestar de una mujer embarazada, particularmente aquellas de extracción proletaria, se toman bajo enormes y constantes presiones materiales y psicológicas impuestas por la sociedad capitalista. Además de estas presiones sobre los individuos, el carácter irracional del régimen capitalista mismo representa un obstáculo para el desarrollo de nuevas formas de planificación familiar las cuales harían anticuada la necesidad social de procedimientos relativamente crudos como el aborto.
La clase capitalista, con suma hipocresía, no tolera ninguna restricción moral sobre su propia conducta mientras le da rienda suelta al conservadurismo religioso para promover entre las masas la servil sumisión ante un régimen irracional, basado en la explotación y la criminalidad.
Los sectores políticamente conscientes de la clase obrera son la única fuerza social capaz de defender consecuentemente los derechos democráticos y a la vez despejar el pensamiento humano del oscurantismo, los prejuicios religiosos, el irracionalismo, y todas las demás concepciones anti científicas que impone la sociedad capitalista sobre la conciencia colectiva. La defensa del derecho de una mujer a controlar su cuerpo y su vida, a tomar decisiones racionales, sólo puede encontrar una expresión duradera en la victoria de la revolución socialista. Solamente la sociedad socialista puede garantizar a la mayoría trabajadora los derechos democráticos, una política pública racional y un bienestar material.
Muy buen artículo. Me parece objetivo y de alertarnos sobre lo que está pasando tanto aquí como en E.U. Gracias. Pa’lante.