La Revolución Bolivariana: Otra prueba para el fortalecimiento de la clase obrera

Por: MAO

Durante meses el entusiasmo mediático de la prensa burguesa lleva informando sobre la llamada crisis política y económica en Venezuela. La información da rienda suelta en las trascendentales campañas anti socialistas y comunistas. Su información desestima las complejidades históricas en la lucha de la clase trabajadora por elevar su conciencia y organización política. El gobierno de Estados Unidos se pronuncia sobre la “crisis humanitaria” en Venezuela. Mientras que las expresiones del gobierno bolivariano categorizan la intervención militar y el sabotaje económico de Estados Unidos. Tales concepciones guían a la clase trabajadora hacia un callejón sin salida y dan paso a que apoyen cualquier posición política de la burguesía. Dejando al descuido parte fundamental del asunto sobre la lucha económica imperialista entre Rusia, China y Estados Unidos y la insuficiencia de las reformas políticas del gobierno de Maduro.

Hace alrededor de veinte años la Revolución Bolivariana estableció alianzas políticas que dieron paso a la creación del Partido Socialista Unido Venezuela (PSUV). Partido que hasta entonces lleva a cabo la dirección política del país con las constantes amenazas de la burguesía imperialista que representa al gobierno estadounidense. La clase burguesa patriótica representa un sector significativo en este partido. Principalmente aquellos sectores que se han relacionado en los negocios de la renta petrolera. Su vinculación con el capital de origen chino motivaron a levantar la industria bajo líneas de crédito, que desde el 2007 hasta el 2018 acumularon una deuda de $67,000 millones de dólares. El gobierno bolivariano monto un esquema de nacionalización de empresas que funciono bajo el flujo de capital combinado entre el sector público y privado. En esos tiempos el precio del barril de petróleo colocaba a Venezuela en una posición competitiva en el mercado petrolero capitalista y prometía a la burguesía patriótica unas vías alternas de libre comercio. Con tal afinación se hacía viable circular el capital trasnacional mediante la compra y venta del crudo de petróleo.

Estos acuerdos con la burguesía imperialista asiática sacudieron las contradicciones de la dominación del capital sobre el trabajo asalariado. Inmediatamente se pudo apreciar saltos cuantitativos en mejoras sociales. Sin embargo, no implico una emancipación de la clase obrera en las relaciones de explotación del trabajo asalariado por el capital. El proceso de la “Revolución Bolivariana” logró arrebatar el control del monopolio estatal petrolero y redirigir una parte de las ganancias derivadas de las reservas de petróleo en Venezuela hacia reformas sociales. En este intento de reconciliación de clases, se renovaba las nuevas relaciones capitalistas y creaban las bases para el dominio del capital financiero y la renta comercial de la industria petrolera. Las inyecciones económicas proyectadas por las inversiones capitalistas generaron un paquete de reformas políticas que le dieron a la clase trabajadora un respiro importante pero fueron revertidas rápidamente y es parte de la explosión de la guerra de clases que presenciamos hoy en Venezuela.

“Cuando la burguesía liberal concede reformas con una mano, siempre las retira con la otra, las reduce a la nada o las utiliza para subyugar a los obreros, para dividirlos en grupos, para eternizar la esclavitud asalariada de los trabajadores”- Decía Lenin

De acuerdo con el camarada Lenin, podemos tomar de ejemplo las limitaciones y complicaciones reformistas en un aspecto de gran importancia como es el sector agrícola venezolano. Donde hace varios años se experimenta una gran inflación en los precios de la canasta básica de alimentos en Venezuela. Estas relaciones de producción agrícola corresponden al modo de producción capitalista que coexiste entre las ganancias adquiridas por la industria petrolera y las incompatibles inversiones económicas socialistas ejecutadas por el gobierno bolivariano desde su establecimiento en el poder. Dicha incompatibilidad subordina al gobierno bolivariano a la economía capitalista y por tanto, impiden una coordinación equilibrada en la planificación de la producción, distribución y consumo de alimentos en la sociedad venezolana. Algo fundamental para cualquier país que decida llamarse “socialista”. Pero con casi un 85% de importación de alimentos en Venezuela, tenemos todo el derecho de cuestionar este autoproclamado “socialismo”. Esto es insólito y no ha sido desatendido por grupos campesinos y trabajadores agrícolas. Quienes han denunciado la falta de planificación socialista en el desarrollo productivo de alimentos. Señalando como grandes hectáreas de terreno han sido abandonados por el gobierno y luego se adquieren tierras nuevas. Los campesinos y trabajadores agrícolas se preguntan: “¿por qué abandonar las fincas que ya se tienen y se siguen adquiriendo tierras nuevas sin desarrollar las que se tienen?” En el Estado de Apure, donde líderes campesinos y sindicales han alzado su voz por esta situación, han sido arrestados por su lucha en colocar la producción de alimentos en un panorama mejor planificado y evitar la compra de nuevos terrenos agrícolas para el dominio de grandes empresas financieras. La situación explica que la renta de la tierra sigue siendo un activo atractivo para las cúpulas burguesas del capital financiero que invierten en el petróleo y en sus derivados comerciales como la venta y distribución de insumos agrícolas.

Esta cadena de producción, distribución y consumo de alimentos está estrechamente compensada con el núcleo fuerte del que depende la economía venezolana, que es la industria petrolera. Por un lado se plantea la nacionalización del petróleo, sin embargo, se pretende jugar con la otra mano dentro del mercado capitalista poniendo a disposición de la burguesía la producción de alimentos del país. La “revolución bolivariana” nunca desvinculo la fuente primaria de sus riquezas del mercado capitalista mundial para transformar las relaciones de producción basadas en la explotación asalariada. No puede ser más descarada la hipocresía económica capitalista que manifiesta la inflación de los precios de los alimentos y la carencia de las masas en obtenerlos. El control de los medios de producción por el estado y la nacionalización de empresas, no necesariamente por ley de gravedad responden a proyectos económicos socialistas. La propiedad privada de la tierra en Venezuela se filtra bajo acuerdos que generan empresas estatales como Pequiven (filial de la estatal PDVSA), que representan la intermediación del estado con la empresa privada. Muy similar al modo de operación de la economía internacional capitalista que en Puerto Rico se ejemplifica con las APP (Alianzas Publico Privadas). Una subordinación como esta ante el capital hacen que las cooperativas agrícolas, los pequeños productores y el propio estado, tengan que arrodillarse ante los grandes monopolios comerciales que importan los alimentos.

El gobierno bolivariano que tiene alrededor de 260 acuerdos comerciales con Rusia, principalmente en el sector petrolero, minas y agricultura, teme a que dichos acuerdos comerciales puedan romperse si el representante de la derecha venezolana, Guiado, llegara al poder. Teniendo en cuenta la necesidad de sostener la producción de alimentos en Venezuela, Rusia ha prometido al gobierno de Maduro otro acuerdo que figura en otorgar 600 toneladas de granos. Estas relaciones se expanden por toda la economía venezolana y representan el dominio del capital internacional entre Venezuela y la combinación del capital ruso y chino.

Experiencias como estas acumulan en la clase obrera venezolana otro momento particular histórico, de poder reivindicarse en esta coyuntura y emanciparse de estos grandes mostros imperialistas. Ya es sabido que el PSUV no da para más. Demostró ser un brazo más aliado de los intereses del capital. No hay hechos objetivos que expliquen unas relaciones o intentos de desarrollar un bloque económico internacional alterno a las relaciones capitalistas internacionales. Han surgido unos ensayos pero parecen ser tipos conclaves donde van todos estos gobernantes de las izquierdas capitalistas latinoamericanas. A este vaivén de reformas políticas capitalista es que ha estado expuesta la clase obrera venezolana y los obreros del mundo. Que vieron con algún grado de esperanza la toma del poder por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Los comunistas que apostamos a las enseñanzas del socialismo científico no vemos esta experiencia con malos ojos. En el Partido Comunista de Puerto Rico (PCPR) desde el comienzo hemos sido críticos ante el desarrollo de este proceso. Hemos observado dialécticamente el desarrollo de la clase obrera venezolana y señalamos como muestra histórica más, que las alianzas con la burguesía cada vez más nos indican que esta clase hace mucho que perdió su carácter revolucionario y nos toca a la clase trabajadora encaminar la sociedad socialista con la toma del poder político.

Instamos a la clase trabajadora venezolana a generar nuevas fuerzas con el grado máximo de independencia política revolucionaria para sobrepasar las experiencias cohesionarías con la burguesía y emancipar a nuestra clase del yugo imperialista del capital. Existen en Venezuela las condiciones y la fuerza obrera revolucionaria capaz de organizarse y encaminar una verdadera sociedad socialista a nivel nacional e internacional. Por lo que nos parece sumamente necesario para llevar a cabo la dirección de la clase obrera a la toma del poder, el fortalecimiento del trabajo del Partido Comunista en Venezuela (PCV), tanto en las bases políticas obreras, como en algunos dirigentes del PSUV, comprometidos con la toma del poder de la clase trabajadora. Y de otra parte, a la clase trabajadora en Puerto Rico y el mundo, no nos dejemos engatusar por el apoyo del imperialismo estadounidense al llamado presidente interino, Juan Gerardo Antonio Guaidó Márquez. El apoyo masivo a Venezuela debe ser hacia la construcción de un estado socialista que todavía no existe.

¡Por la toma del poder de la clase trabajadora en Venezuela!
¡Por la construcción del Socialismo!

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