Por Rogelio Acevedo
Hoy la legislatura del territorio finalmente aprobará el proyecto de reforma contributiva en el más absoluto oscurantismo, inclusive a espaldas de las llamadas minorías legislativas. Una mal llamada reforma que desde su inicio ha quedado claro para las masas en Puerto Rico que representa un nuevo golpe en el ámbito contributivo, no solo para la clase obrera, sino también contra otras clases y capas de la sociedad colonial.
Este embeleco se presenta bajo la bandera de “alivios contributivos” con aparentes reducciones en impuestos a tutiplén, tanto a individuos como a corporaciones. La misma plantea un crédito contributivo de 5% para todo contribuyente, reducciones en el IVU en cuanto a comida preparada y por transacciones entre negocios.
Ya como existe, la estructura contributiva en Puerto Rico es una de las más desiguales e impositivas donde la mayor parte de la carga está montada sobre las espaldas de la clase trabajadora (asalariados y otros tipos de trabajadores), mientras que las empresas, domésticas y foráneas, gozan de grandes ventajas contributivas. Según los datos del propio Departamento de Hacienda, entre junio 2017 y julio 2018 el ingreso neto al Fondo General fue de $9,313,444. En el rango de la contribución sobre ingresos fue de $4,413,636; donde los individuos aportamos $1,959,635 mientras que las corporaciones pagaron $1,775,672. Es decir, que los trabajadores pagamos el 43% de las contribuciones y las corporaciones el 38%.
Mientras que la propia reforma plantea limitar las deducciones que han tenido personas que trabajan por cuenta propia y pequeños negocios sustituyéndolas por el pago de un tipo de patente, Ricky lamentó que solo se le redujeran las tasas contributivas a las corporaciones en un 1.9%. Su propuesta original eral llevar esas reducciones al 9% para supuestamente compensar el alza que se implementará a nivel federal y evitar su éxodo a países con mejores condiciones tributarias.
Otros aspectos descarados del régimen fiscal en Puerto Rico se puede destacar:
Sin embargo, definitivamente la joya de la reforma es la implementación de las máquinas tragamonedas, aspecto que fue condición para que Rivera Schatz acordara su aprobación con la camarilla de Ricky. El presidente del senado ha defendido esa medida como forma de poder compensar las supuestas reducciones contributivas de la reforma y que cubrirán los más de $200 millones de descuadre que existen en los cálculos de los administradores coloniales. No obstante, ninguno de estos energúmenos ha podido mostrar cifra alguna sobre cuáles serán los recaudos que generará esta nefasta medida, más allá de argumentar que la propia reforma “impondrá controles sobre el otorgamiento de licencias a no más de 500 máquinas por individuo y de las áreas donde se localizarán”.
Lo que queda claro es que con la oleada de máquinas tragamonedas Puerto Rico se convertirá en un gigantesco casino donde circularán 45,000 máquinas en cuatro años. Esto ahondará aún más los niveles de adicción al juego y se ampliará a niveles nunca antes vistos la explotación de las masas, particularmente el sector envejeciente que tradicionalmente ha sido un objetivo de la “industria”.
Pero para mala suerte de los títeres coloniales la semana pasada la Junta de Wall Street (JWS) finalmente certificó los Planes Fiscales para el territorio para los próximos cinco años en sesión pública que contó con la “participación ciudadana”. Esta nueva versión revisada incluye las proyecciones de ingresos ajustadas a los datos más recientes sobre cambio poblacional y sobre otras proyecciones económicas con datos más recientes.
Desde que la camarilla de Ricky, Rivera Schatz y Johnny Méndez anunciaron el acuerdo de aprobación de la reforma, la JWS ha señalado reiteradamente que este proyecto no cumple con los planes fiscales ni con las proyecciones establecidas para la “recuperación fiscal”.
Para esta nueva versión de los planes fiscales se impondrán fuertes recortes contra los servicios que recibe el pueblo, sobre las pensiones de los jubilados, contra la UPR y contra lo que queda de las protecciones laborales. Para las reducciones en las jubilaciones la JWS planifica congelar los sistemas de retiro de la judicatura y el de maestros. Según la JWS cerca del 25% de los jubilados no sufrirá recortes, el 18% se le recortará el 5% de lo que recibe, mientras que el 60% tendrá recortes del 10% y más del 80% sufrirá una reducción de 15%.
En cuanto a las leyes laborales, se acerca una nueva ronda de ataques que revivirá la otra parte de la propuesta de reforma laboral que engavetó la camarilla de Ricky y que estará basada en las directrices de la JWS. En esta ocasión se enfocarán en profundizar el flexitime, reducir aún más los beneficios marginales como las licencias por enfermedad, vacaciones (y por ende los salarios), así como el dichoso bono de navidad. La meta de la JWS es aumentar la participación laboral al 47%, fomentar la “creación de empleos” y reducir el desempleo juvenil al 20%. Con esta nueva reforma la JWS proyecta generará $50,000 millones en ingresos.
Pero las masas trabajadoras no debemos preocuparnos porque para los mayores de 25 años habrá un ligero aumento de 25 centavos (¡!) tan pronto se elimine el bono de navidad, mientras que para menores de 25 años se mantendrá $7.25 hora. ¡Pero eso no es todo! También habrá un crédito por ingresos devengados (EITC) y el PAN para quienes se “inserten en el mercado laboral”. Es decir, reducen los salarios a niveles de hambre, mientras que a la vez tenemos que pagar altos costos por servicios privatizados, de pésima calidad y que cada vez se hacen menos accesibles.
Todos estos desarrollos deben ser evidencia suficiente para las masas trabajadoras de que la ofensiva de la clase capitalista ha adquirido un carácter de guerra abierta. Todos estos ataques, no son solo contra la clase obrera y las masas trabajadoras. Es también una ofensiva contra los pequeños comerciantes quienes ya sufren la asfixiante competencia de los monopolios, sino también contra sectores de la burguesía de los ámbitos comercial y de producción. El ataque está siendo liderado por el sector más rapaz y depredador de la clase capitalista, la burguesía financiera, quienes pretenden restaurar al territorio a su forma habitual de centro de circulación de deuda.
Sin embargo, vemos como en el campo laboral/sindical se van encendiendo pequeños fuegos por conflictos de índole económica, pero todos vinculados a esta ofensiva mediante el plan de la JWS y ejecutado por la ganga de Ricky. Lo vemos en la UPR, en el magisterio, los bomberos, trabajadores del Centro Médico, empleados municipales, etc. En esos fuegos se esconde la llama del profundo descontento de las masas ante este régimen de explotación cada vez más descarado que no ofrece ninguna alternativa que no sea la lucha revolucionaria abierta.
En ese sentido, los comunistas estamos convencidos que a medida que avanzan estos planes se van creando las condiciones para que la clase obrera y las masas vayan tomando conciencia de su fuerza y pasemos de las luchas sectoriales/sindicales, a la lucha abierta contra el régimen capitalista y sus defensores en el territorio.