Puerto Rico se destaca entre países más desiguales del mundo

Por Lidia López

 

En una noticia que debió haber recibido una cobertura extensiva en la prensa, una investigación realizada por el Centro de Información Censal (CIC) de la Universidad de Puerto Rico en Cayey, colocó a Puerto Rico en el lugar número tres entre 101 países del mundo con la mayor desigualdad social.  Puerto Rico fue identificado como el país más desigual en América.  Dicha designación fue determinada usando el coeficiente GINI, una medida comúnmente usada para evaluar la desigualdad social, además de la Encuesta sobre la Comunidad de Puerto Rico.  Significativamente, los datos longitudinales muestran que va en aumento la desigualdad en Puerto Rico.  Se recuerda que el coeficiente GINI no mide la riqueza absoluta sino la distribución de riquezas entre la población.

Limitados por su subordinación al capitalismo, los investigadores de la UPR-Cayey no intentaron ofrecer explicaciones para estos niveles obscenos de desigualdad.  Al elaborar sobre sus hallazgos, los investigadores sólo ofrecieron las mismas recomendaciones débiles recetadas por los liberales defensores del sistema durante más de un siglo (ej. medidas impositivas progresivas).  No obstante, los hallazgos confirman lo que ya sabe todo obrero políticamente consciente: La acumulación de riqueza a un polo . . . es al mismo tiempo la acumulación de la miseria, la agonía esclava, la ignorancia, la brutalidad, y la degradación mental en el polo opuesto.  Esta es una ley fundamental del capitalismo.  Como tal, graves problemas sociales como la emigración, la criminalidad y la patología de dependencia que tanto señalan los moralistas en Puerto Rico sólo pueden entenderse como productos del sistema capitalista.

Al mismo tiempo, muchos argumentan que el problema de la pobreza y de la desigualdad se deben a la condición colonial que se sufre en Puerto Rico.  En este sentido es preciso señalar que el coloniaje es tan sólo una entre varias formas políticas bajo las cuales se imponen las relaciones capitalistas.  Es decir, como demuestran investigaciones similares, la extrema desigualdad social también existe entre los países políticamente independientes sean éstos regímenes reaccionarios o progresistas, conservadores o liberales.  De la misma manera, y muy a pesar de los reclamos anexionistas, varias jurisdicciones estadounidenses como Nueva York, California, Florida, Luisiana tienen tasas de desigualdad social muy altas muy similares a Puerto Rico.

Los hallazgos de la investigación por el Centro de Información Censal son un indicador más de la imperiosa necesidad de una transformación revolucionaria de la sociedad.  Dicha transformación, si va a ser de carácter progresista, sólo puede ser dirigida por la clase obrera y sólo tiene un nombre: revolución socialista.

 

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