Por Luis Soto
El huracán categoría 2 Florence empezó anoche a azotar la costa de las Carolinas justo al este de la ciudad de Wilmington con vientos de más de cien millas por hora y fuertes oleadas. Aunque bajó en intensidad de categoría 4 a dos en los últimos días, el tamaño inmenso del fenómeno, combinado con su lenta velocidad, sigue representando una grave amenaza para millones de personas. Aparte de los vientos, la amenaza de inundaciones es lo que más preocupa a los residentes de la zona. Según los más recientes informes noticieros, una tercera parte de la población de Craven County y las áreas circundantes evacuaron sus hogares y hasta el momento a 600.000 personas se les ha ido la electricidad. Esta tarde se reportaron cuatro muertes. Claro está, como siempre ocurre en la sociedad capitalista, la capacidad de las personas para evacuarse es determinada en gran parte por sus recursos económicos. A pesar de su fama de ser playground de los ricos estadounidenses, lugares como Myrtle Beach en Carolina del sur tienen tasas de pobreza oficiales que asciende el 23% de la población.
Tal como ocurrió durante María hace casi un año, lo que más revelan los “preparativos” oficiales para la tormenta es la criminal indiferencia de la clase capitalista y los gobiernos que la representa. Esta misma semana se reveló la noticia de que el gobierno federal, en plena época de huracanes, recientemente redujo en $10 mil millones el presupuesto de FEMA, desviando estos fondos a ICE para la construcción de nuevos centros de detención para inmigrantes como parte de su ofensiva fascista. Encima de esto, durante los últimos dos días varios titulares de prensa han destacado los comentarios absurdos de Trump sobre el ‘buen trabajo’ que realizaron las agencias federales durante María y negando el número de muertes ocasionadas por el fenómeno. No menos significativo en este sentido fueron las hipócritas respuestas de los lambeojos coloniales Ricky Rosselló y Jenniffer González. Ricky y Jenny, junto con el canalla Pesquera y demás compinches del imperialismo en la colonia son cómplices del crimen cometido contra las masas en Puerto Rico.
Oír ahora a Ricky defender la cifra oficial de 3000 muertos cuando éste mismo participó durante más de 10 meses en uno de los encubrimientos más descarados de la historia moderna al mantener el número de muertes en 64 – principal factor que evitó que la gente pudiera recibir ayuda para los gastos fúnebres de sus seres queridos; recordar como éste mismo hace unos días expresó su ‘total confianza’ en el criminal jefe de Seguridad Pública Pesquera; o repasar las imágenes en Twitter de las caras sonrientes de asquerosos como Jenniffer González, Thomas Rivera Schatz y Johnny Méndez posando con Trump aun cuando éste último mostraba abiertamente su desdén imperialista hacia los puertorriqueños; todas estas cosas a nadie con un mínimo de vergüenza debe olvidar.
Pero más allá de estas infamias, lo que estamos viendo una vez más es el fracaso del sistema capitalista. Es el sistema capitalista el que promueve la irresponsable política ambiental que ha resultado en el calentamiento global así como la irracional planificación urbana que permite el desarrollo residencial masivo en áreas costeras susceptibles a las inundaciones. Y es este mismo sistema capitalista el que impone sobre las masas soluciones individuales para desastres naturales y sociales. Aun como parte de los preparativos inmediatos para el fenómeno atmosférico vimos otra vez la negativa oficial de requisar sistemáticamente recursos sociales (ej. vehículos de transporte masivo, lugares de hospedaje, servicios médicos, etc.) para asegurar las vidas de personas vulnerables. Dicha indiferencia se destaca aun más debido al hecho de que esta misma región estadounidense es lugar de varias bases militares con el equipo, el personal y los albergues necesarios para asegurar la seguridad de toda la población civil vulnerable del área. Sin embargo, estos inmensos recursos materiales y humanos sólo serán movilizados para las guerras depredadores del imperialismo no importa cuánto sufren las masas pobres del país.
De la misma manera, es el sistema capitalista que prioriza las ganancias encima de la construcción y mantenimiento de una infraestructura física y social adecuada, la cual sólo puede ser financiada de los inmensos recursos sociales irracionalmente monopolizados actualmente por un puñado de individuos. Aunque en las manos privadas de un monopolio como Duke Energy, el huracán Florence ya ha puesto de relieve insuficiencia de la producción y distribución energéticas bajo el capitalismo, aun en un país mucho más desarrollado que Puerto Rico. A pesar de sus inmensas ganancias, los representantes de dicha corporación han hecho claro que cientos de miles se quedarán varias semanas sin luz. Y de las aseguradoras monopolistas? Ya se ha acumulado suficiente experiencia para saber que las dichosas familias obreras que pudieron costear una póliza de seguro tendrán que lidiar con toda clase de trucos que emplearán estos vampiros para evitar sus responsabilidades.
Tal como María, el huracán Florence es una lección importante para la clase obrera en su conjunto. No importa si uno vive en el Ninth Ward de New Orleans, un barrio del sureste de Houston, Liberty City en Miami o el Tuque en Ponce, el desdén de la clase capitalista hacia las masas obreras, las injusticias que se enfrentan, y la explotación al que están sometidas son iguales. Únicamente la clase obrera revolucionaria, organizada y armada con la conciencia socialista e internacionalista, y con un control férreo sobre las riendas políticas de la sociedad, puede elaborar soluciones adecuadas a las grandes cuestiones sociales que enfrenta la humanidad como la de cómo responder a un desastre natural.