Por Lidia López
La cuestión de la actitud de los socialistas respecto al movimiento sindical ha cobrado suma importancia en la actualidad. Sin duda, la imposición de mayores penurias sobre las masas obreras mediante las políticas de austeridad junto con la intensificación de los ataques directos contra las conquistas históricas de la clase obrera han puesto al movimiento sindical en la defensiva. Recientemente, esta cuestión llegó a un punto de inflexión con la determinación del Tribunal Supremo en el caso de Janus vs. AFSCME el cual socavó la estabilidad económica misma de los sindicatos estatales.
Sin embargo, a pesar del carácter reaccionario del fallo en el caso Janus, los argumentos del equipo legal que representaba la AFSCME arrojaron luz sobre el antagonismo fundamental e irreconciliable dentro de los sindicatos mismos. Según los abogados de la AFSCME, el Estado capitalista tiene un interés en proteger la estabilidad económica de los sindicatos mediante el sistema de deducciones automáticas de cuotas en general y la colección de cobros de agencia (agency fees) de empleados estatales no afiliados en particular. Así argumentó David C. Frederick, el abogado de la AFSCME en el caso Janus, cuando éste declaró abiertamente ante el Tribunal:
“La cosa clave que se ha negociado en este contrato para los cobros de agencia es la limitación sobre las huelgas. Y eso es verdad en muchos arreglos de los convenios colectivos. Los cobros son el canje (tradeoff). La seguridad sindical es el canje para no ir a la huelga. Y si anulas Abood, puedes levantar el espectro no contado de disturbios laborales a través del país.” (El subrayado es nuestro)
(“The key thing that has been bargained for in this contract for agency fees is a limitation on striking. And that is true in many collective bargaining agreements. The fees are the tradeoff. Union security is the tradeoff for no strikes. And so if you were to overrule Abood, you can raise an untold specter of labor unrest throughout the country.” – David C. Frederick)
Como se ve, desde la perspectiva de la AFSCME, la salud económica del sindicato va por encima de la defensa militante de los intereses de los trabajadores. De hecho, David L. Franklin, el fiscal general del estado de Illinois, la jurisdicción para la cual trabaja el demandante Mark Janus, quien también argumentó a favor de la AFSCME, fue aun más transparente en su exposición de los motivos del sindicato cuando advirtió a los jueces del Supremo:
“Al final del día, tenemos un interés en poder trabajar con una contraparte estable, responsable e independiente que tiene suficiente recursos para ser un socio con nosotros en el proceso. Hay muchos estudios que demuestran que cuando los sindicatos son privados de los cobros de agencia, tienden a volverse más militantes, más confrontativos. Buscan logros a corto plazo que puedan llevar a sus matrículas y decirles: ‘Quédense con nosotros’.”
(“We have an interest at the end of the day in being able to work with a stable, responsible, independent counter-party that’s well-resourced enough that it can be a partner with us in the process,” said Illinois Solicitor General David L. Franklin. “There are plenty of studies that show that when unions are deprived of agency fees, they tend to become more militant, more confrontational. They go out in search of short-term gains that they can bring back to their members and say ‘stick with us.’” – David L. Franklin, Illinois Solicitor General)
Lo que nosotros llamamos la alta burocracia sindical no es más que esta capa de oficiales sindicales atrincherados en sus posiciones privilegiadas quienes viven de las cuotas que se recaudan de las matrículas. Los ejemplos de Lee Saunders, el presidente de la AFSCME, y Randi Weingarten, la presidenta de la AFT, son ilustrativos, particularmente porque han venido a Puerto Rico varias veces durante los últimos años para opinar sobre la situación económica y laboral. Ambos influyen mucho sobre sus homólogos en Puerto Rico. Y ambos devengan salarios muchas veces más altas que sus matrículas. Por ejemplo, Saunders cobró un salario base de $350 mil más otras asignaciones en 2015 mientras Weingarten se llevó un salario base de $360 mil más casi $200 mil más en otros beneficios el año pasado. No son casos aislados, pues todos los presidentes de los grandes sindicatos, particularmente en EEUU, cobran salarios muchos más altos que sus matrículas. Como tal, la condición de vida de esta alta burocracia dista muchísimo de aquella de quienes éstos ‘representan’.
Si bien el caso Janus resalta cómo las cuotas constituyen la base material para el surgimiento y el atrincheramiento de esta capa reaccionaria de burócratas privilegiados dentro de los sindicatos, también expone la lógica detrás de su perspectiva ideológica. Desde sus puestos altos, estos burócratas sindicales también supervisan el manejo de una cantidad significativa de propiedad inmobiliaria además de enormes fondos compuestos por los ahorros de retiro y las cuotas de sus matrículas. Una buena parte de estos fondos les entregan a los agentes de las casas de corretaje en Wall Street (money managers) para la actividad especulativa y los llamados partidos políticos ‘liberales’ en la forma de donativos de campaña. No en balde sus proclamaciones como, “somos socios” y “lo que queremos es un asiento en la mesa” con que promueven la colaboración entre los trabajadores y los políticos dentro del Estado capitalista. Sin embargo, como demuestran muchas experiencias amargas en la historia reciente, dicha colaboración siempre significa concesiones de los obreros a los intereses y las exigencias patronales.
La conducta política de este grupo de chupacuotas, para usar una expresión de la jerga popular, sólo puede calificarse de traición abierta a los intereses de la clase obrera. Su principal tarea política es contener la lucha obrera dentro de límites aceptables a los patronos canalizándola hacia los tribunales capitalistas e instando a los trabajadores a depositar su fe en uno u otro partido político capitalista. En algunos casos estos burócratas sindicales forman parte de juntas ejecutivas compuestas por los patronos y sus representantes gerenciales donde se codean unos con los otros mientras conspiran para mantener a raya a los trabajadores de base. En otros casos celebran reuniones con uno u otro politiquero, algunas veces en secreto y otras veces públicamente, después de las cuales casi siempre se les comunican a sus matrículas algún mensaje conciliador tal como cuan ‘satisfechos’ están con el compromiso del canalla político con los trabajadores del país o lo productivo que fue el poder sentarse y sentir ‘escuchado’, etc.
En términos objetivos, esta capa de burócratas sindicales constituye una extensión del aparato estatal capitalista dentro del movimiento obrero organizado. A pesar de su retórica, demuestran en la práctica que son enemigos de la clase obrera y defensores del estatus quo capitalista.
La cuestión práctica fundamental para los socialistas y comunistas es ¿cómo llevar a cabo su trabajo dentro de las organizaciones obreras de masas, los sindicatos, si muchas de éstas están dominadas por elementos abiertamente reaccionarios?
Si bien los comunistas nos oponemos activamente a todos los intentos de esta alta burocracia para influenciar sobre las bases trabajadoras rechazamos a la vez la posición ultra izquierdista que plantea el abandono del trabajo político dentro de los sindicatos dirigidos por estos elementos reaccionarios así como la creación de nuevos sindicatos compuestos exclusivamente por obreros socialistas y comunistas. Les explicamos a los ultra izquierdistas que el abandono del trabajo práctico de denuncias y agitación dentro de los sindicatos ‘reaccionarios’ es igual al abandono de un sector significativo de la clase obrera el cual seguiría sujeto a la influencia oportunista de estos burócratas sin contrapeso alguno mientras el intento de crear nuevos sindicatos “puros”, compuestos exclusivamente por trabajadores socialistas, más allá de ser sectario, confunde la función y composición social de un sindicato. Precisamente por ser organizaciones de masas, los sindicatos siempre reúnen en su seno una variedad de tendencias políticas así como formas de conciencia de clase. Aun si se pudiera realizar el “sueño” utópico de formar nuevos sindicatos “puros” en el sentido de una exclusiva orientación socialista, éstos incluirían sólo un pequeño sector de entre los trabajadores sindicalizados y contribuirían a la mayor fragmentación del movimiento obrero organizado.
Los comunistas defendemos los intereses de la clase obrera en su conjunto. Por eso luchamos con los obreros dondequiera que estén, aun dentro de los sindicatos dirigidos por burócratas reaccionarios. Como tal, llevamos a cabo el trabajo de denunciar el oportunismo de estos burócratas sindicales y agitar para fomentar no el desmantelamiento de los sindicatos sino el aislamiento político de los elementos burocráticos y oportunistas dentro de ellos. Entendemos que sólo mediante la combinación de la experiencias vividas, muchas de estas amargas, y el trabajo paciente y consistente de nuestros cuadros de denunciar, explicar y proponer, etc. las organizaciones obreras de masas recobrarán su fortaleza como una de las varias herramientas de lucha obrera militante.
Conozco poco de sindicatos porque no tuve la posibilidad de ganar
experiencia sustancial siendo un cuadro/activista en una unión.
Pero si conozco cosas obvias como:
Si dices que solo puedes ser un comunista en el partido y ser
reformista en el sindicato porque necesitas ser popular o tolerar las
«diferentes opiniones» de los trabajadores en el sindicato, entonces
no eres un comunista… eres un mentiroso, un fraude, un oportunista.
Lenin habló sobre el peligro de la ultraizquierda en los sindicatos en
un tiempo en que ello era real (basado en hechos reales y personas
reales) y no «sueños utópicos». Lenin, sin embargo, no tuvo el tiempo
de evaluar la aplicación de ciertas políticas que intentaban manejar
el problema. Hay mucha confusión sobre este asunto. En esencia,
envuelve tácticas opuestas presentes en el Comintern desde 1921 a
1935, que fueron: frente unido desde abajo y frente unido…. punto (en
realidad debería conocerse como frente unido desde el tope).
Nosotros no podemos separar las metas ideológicas de los métodos que
utilizamos. La colaboración de clase sirve para defender el
capitalismo. La lucha de clases sirve para defender el socialismo. El
financiamiento estatal y el control de los sindicatos sirven para
defender el capitalismo. Los fondos de huelga sirven para defender el
socialismo. El foco en el proceso de negociación entre sindicatos y
patronales sirve para defender el capitalismo. El foco en irse a la
huelga indefinidamente hasta que los trabajadores ganen todo sirve para
defender el socialismo. El espíritu angosto y egoísta gremial (nuestra
fábrica primero, nuestro sector primero) sirve para defender el
capitalismo. La defensa nacional e internacional amplia de toda la
clase obrera como clase sirve para defender el socialismo.
Es cierto que que la gran tarea de los sindicatos no está supuesta a
enfocarse en el programa completo de la revolución socialista, pero
sus métodos y luchas son una parte inseparable de dicho programa; en
tanto que sus métodos y luchas son un elemento absolutamente decisivo
en la preparación de las fuerzas que nos llevarán a crear una
situación revolucionaria y movernos hacia delante a la revolución
socialista.
No importa cuanta gente diga que el programa político del partido no
tiene nada que ver con las luchas y actividades sindicales a corto
plazo: ambas están enlazadas. Y están enlazadas no solo en el caso de
los comunistas, están enlazadas a absolutamente todo partido político,
grupo, movimiento o tendencia, aun en la más pequeña secta o círculo.
Huelga o no huelga, fondo o no fondo, cada decisión de los líderes
sindicales de cada sindicato refleja su naturaleza ideológica y su
afiliación. Aún los sindicatos cuyos miembros se declaran «apolíticos»
o sin partido son absolutamente políticos en este asunto. Aún si
aparecen espontáneamente de la nada, rápidamente tomarán un lado.
La batalla ideológica de esencialmente dos líneas ideológicas
diferentes dentro de los sindicatos — lucha de clases y colaboración
de clases — es la lucha de clases de la clase obrera con la clase
capitalista dentro de los sindicatos.
Otro asunto que rodea este razonamiento contra los «puros» es la
confusión entre los líderes sindicales y la masa de trabajadores. Los
líderes sindicales no son mejores trabajadores solo porque son
líderes. Los líderes sindicales no son justo una extensión de los
trabajadores como «representantes» (en el «mejor» espíritu
parlamentario burgués). Ellos son elegidos para asumir una
responsabilidad seria y una lucha seria. No deben ser tratados de
forma condescendiente. Deben ser tratados o como soldados de la
revolución proletaria o soldados del capitalismo. Necesitan probarse y
probarse o no a la cabeza de las luchas sindicales liderando las masas
trabajadoras. Como líderes de organizaciones combativas de la clase
obrera.
Renunciar la lucha por el liderato de sindicatos reaccionarios,
generalmente, no es obviamente la mejor solución. Pero eso no significa
que debamos ver la estructura de múltiples tendencias y el dominio de
las tendencias reformistas y burguesas como algo natural, algo con lo
que debamos llegar a un compromiso, para que tengamos que vivir con
ello. Las variadas y diferentes opiniones de los trabajadores no
constituyen tendencias, son solo diferentes opiniones. Las tendencias
organizadas de varios grupos y partidos pro-capitalistas deben ser
considerados enemigos de los comunistas, estas tendencias no son meras
opiniones. Los sindicatos que los comunistas deben aspirar — las
uniones combativas– no deben estar compuestas solo de comunistas pero
si deben estar compuestas por y ser un polo atrayente de las capas mas
combativas de la clase obrera. Los sindicatos dirigidos por comunistas
no deben ser estancados y pasivos receptores de los impulsos
combativos de la clase obrera, las uniones combativas deben
activamente radicalizar trabajadores y hacer que su consciencia
crezca. Aun en una manera pequeña y con pasos pequeños el vínculo
entre una simple huelga y el socialismo debe adelantarse. La pequeña
chispa y la gran revolución no deben ser separadas artificialmente–
son elementos de la misma cosa, la misma lucha.