¿Ha habido crecimiento real en el mercado laboral?

Por Rosa Rojas

 

La semana pasada el secretario del trabajo Carlos Saavedra, de la mano de Ricky, anunciaron con bombos y platillos el supuesto crecimiento de la tasa de participación laboral. Según anunciaron en conferencia de prensa, entre los meses de mayo y junio se sumaron a la fuerza laboral activa alrededor de 11,000 personas, con el consiguiente descenso de la tasa de desempleo al 9.3%, la más baja de los pasados 50 años. Acostumbradas como estamos a las mentiras descaradas de Ricky y su pandilla, no podemos más que sospechar del triunfalismo hueco que representa este anuncio.

Estos basan su anuncio en el más reciente estudio publicado en junio por el Departamento del Trabajo y Recursos Humanos (DTRH), quienes a su vez utilizan los métodos estadísticos del Bureau of Labor Statistics (BLS). Es decir, que copian mecánicamente los trucos metodológicos de la agencia federal, que en gran parte sirven de cómplices para falsear los estragos de la explotación capitalista en el territorio.

No pretendemos meternos de lleno en las estadísticas laborales en este momento, pero aun así podemos tocar algunos puntos generales que ayuden a desmentir esta ensarta de falsedades. El año pasado, estos maleantes hicieron un anuncio similar, al igual que esta ocasión, montado sobre información falseada.

Primero, la metodología que se usa para estos datos oficiales es engañosa ya que la misma se calcula a base de las personas que están buscando activamente y sólo durante las últimas cuatro semanas. Además, se considera una persona empleada si trabaja por lo menos un día durante la semana.  Esto tiene el efecto de excluir al grueso de la población desempleada y subempleada.  Además, no refleja la tasa real de desempleo en los municipios, particularmente los de la región este y la montaña, los cuales en su gran mayoría carecen de actividad económica relevante que sirva de “oferta” a sus poblaciones obreras. En el caso de los municipios de la región este, para mayo de 2018 los municipios con las tasas más altas de desempleo fuero Ceiba (15.4%), Fajardo (15.5%), Luquillo (15.4%) y Vieques (17.2%). Estos ejemplos confirman que aun con la burda manipulación de datos reflejan tasas elevadas de desempleo regionales escondidas tras la tasa general del 9.3%.

Segundo, plantear 9.3% como un logro es el colmo de la hipocresía en una sociedad con una participación laboral tan baja, que ronda el 41%. Sin embargo, ese total representa, simple y llanamente, la incapacidad de la clase capitalista criolla de construir un aparato productivo con condiciones laborales dignas que estimule la participación de las masas obreras. Es una clase tan subdesarrollada que la hace irremediablemente dependiente perpetua del sistema de dominación imperialista. Ante las condiciones de empleos precarios y extremadamente mal remunerados, muchos sectores de la clase obrera optan por buscárselas “chiveando” y vendiendo su trabajo en actividades informales fuera de los radares de la estadística burguesa. Aún con estos números “alentadores” sectores burgueses siguen señalando los supuestos avances en la oferta y mercado laboral como insuficientes según sus expectativas de acumulación.

Lo que no mencionan Ricky y sus secuaces es el carácter de esos empleos que son, en gran medida temporeros (por contrato) y sin beneficios marginales. Estos en su gran mayoría son empleos que establecen condiciones de mucha vulnerabilidad basadas en las infames reformas laborales del pasado año, que básicamente mantienen a amplios sectores de la clase obrera por debajo del nivel de pobreza. Está documentado el aumento de la población que se encuentra bajo el nivel de pobreza luego del huracán María que lo coloca en un 46% (1,496,964 personas). Ese nivel de pobreza, en un país que alardea de su “sistema democrático”, está montada sobre el hecho de ser uno de los 10 países con el peor índice Gini, coeficiente que mide la distribución del ingreso por país.

Esa desigualdad en el ingreso se manifiesta claramente en los bajos salarios que caracteriza la “oferta de empleo” en Puerto Rico. Según el BLS, para septiembre de 2017 (es la estadística más actualizada) señala que los 77 municipios a nivel salarial están por debajo de del promedio semanal en EEUU de $1,021. De hecho, menciona que 38 municipios están por debajo de los $400 semanales donde la mitad de estos están localizados en la región oeste con Aguada ($304) y Las Marías ($296) a la cabeza.

Dentro de estas estadísticas resalta la situación precaria de las madres trabajadoras y la población envejeciente que ha tenido que reintegrarse al mercado laboral, particularmente las personas de 60 años o más. En este sector poblacional se vio un aumento entre 2016 y 2017 de 2,000 personas que se “reintegraron al mercado laboral” (0.2%) de un total de 84,000, lo cual es un claro indicador de las graves consecuencias que han tenido los ataques a los sistemas de pensiones, la tiranía de los planes médicos, el encarecimiento de los medicamentos, entre otros. Estos factores han obligado la población envejeciente a tener que volver al trabajo ante la situación de encontrarse sumida en la pobreza.

Estos breves datos no solamente desmienten las patrañas de los administradores del territorio con Ricky a la cabeza, como portavoces de la clase capitalista internacional. Sino que también son una muestra convincente del fracaso del régimen capitalista a nivel mundial, y en Puerto Rico a nivel particular. Demuestra, además, la infamia de la asquerosa campaña mediática en contra de las masas obreras al tildarnos de “vagos y mantenidos” cuando estamos cada vez más arrinconadas en un régimen inhumano que no ofrece oportunidades, ni tan siquiera de desarrollo, sino para sobrevivir.

Como hemos señalado antes, las nuevas transformaciones de explotación del trabajo que están configurando la JWS, contradictoriamente crearán las condiciones para que la clase obrera y las masas trabajadoras vayan convenciéndose cada vez más decididamente, de la inviabilidad del capitalismo. Ese deterioro acelerado deberá estar acompañado con la actividad política revolucionaria de sus sectores más conscientes, quienes deberán luchar, no solo por lograr su organización política independiente. Deberán también, luchar por constituir una dirección revolucionaria, compuesta por sus elementos más capacitados y curtidos en la lucha contra el reformismo y el oportunismo, que puedan dar dirección adecuada acorde con sus intereses y las etapas en que se encuentre el proceso hacia la toma por el poder político.

¡Revolución o sometimiento!

¡Comunismo o barbarie!

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