Por Rogelio Acevedo
El pasado miércoles la JWS sometió a la legislatura del territorio su versión del presupuesto para el año fiscal 2019. Esta movida responde a las “discrepancias” que han surgido con la ganga de Ricky respecto a la ley 80, el bono de navidad y otras asignaciones a los municipios. En vista de este “tranque”, la JWS decidió someter el presupuesto en vista de los numerosos señalamientos a la propuesta del gobierno que incluyeron partidas que no estaban incluidas previamente, así como otras que no tenían fuentes de financiamiento.
Mientras que la pandilla de Ricky sigue desojando margaritas cuando alega que “evaluará” el presupuesto de la JWS, esta se prepara para la implementación de las medidas de austeridad, alentada por sus recientes victorias en el tribunal de la jueza Swain. Esta semana la JWS logró que la AAFAF sometiera ante la jueza Swain una solicitud para ajustar la deuda del BGF a la ley Promesa, lo que en la práctica representa de la misma forma que el presupuesto, una ejecución al dedillo del Plan Fiscal.
Entre los aspectos sobresalientes del presupuesto de la JWS está el señalamiento de que la propuesta gubernamental politiquea con el bono de navidad, mientras la asignación de $33 millones que incluyen para el retiro de la policía no es suficiente y tampoco se indica de dónde se obtendrá. Por otra parte, la JWS incluyó en el suyo recortes a asignaciones como fondos para el programa de becas de la UPR, para Mi Salud, así como otros programas sociales que totalizan $420 millones. De la misma forma insistió en la eliminación del bono de navidad y en la implementación de la reforma laboral (parte 2) delineada en el Plan Fiscal de abril de 2018 dirigida a “facilitar la inversión y la creación de empleos”.
Desde el principio la JWS ha sido clara en que ejercerá todas sus prerrogativas provistas en la ley Promesa para hacer cumplir los planes de la clase capitalista con “reestablecer la salud fiscal del territorio”. Cuando estos sectores se refieren al restablecimiento de la salud fiscal se refieren a crear nuevas condiciones de explotación montadas sobre el abaratamiento del valor del trabajo y la entrega de los bienes públicos para comenzar un nuevo ciclo de especulación financiera.
Si bien es cierto que los grupos de bonistas (COFINA, GOB, etc) están peleando para que les paguen, en realidad estos saldrán beneficiados de la reconfiguración del modelo económico del territorio. Es decir que todo el plan de los parásitos financieros es someternos a otro ciclo de endeudamiento. En ese sentido lejos de ser “antipuertorriqueña”, la JWS está cumpliendo los planes trazados en el Informe Kruger.
Lejos de representar un adelanto, todas estas pugnas burguesas desembocarán en mayores condiciones de opresión a las masas obreras. A medida que avanza la implementación de este plan se les va revelando la verdadera naturaleza criminal del sistema capitalista, aunque de momento solo se manifieste en forma de profunda insatisfacción y rechazo al régimen actual. Es precisamente una de las tareas más candentes para los sectores conscientes de la clase obrera, su fortalecimiento ideológico y organizativo para transformar ese rechazo en organización revolucionaria.
¡Comunismo o barbarie!