Por Ismael Castro
En lo que ha sido la más reciente de una serie de provocaciones, Donald Trump anunció esta tarde la decisión de retirar a EEUU del acuerdo firmado en 2015 junto con cinco países adicionales – China, Rusia, Francia, Reino Unido y Alemania – e Irán, conocido como el Plan de Acción Comprensivo Conjunto. La decisión de retirar del acuerdo fue anticipada aunque los líderes del resto de los países firmantes, particularmente Macron de Francia, hicieron varios intentos de disuadir a Trump. Ahora la administración estadounidense parece aun más aislada con sólo Israel de acuerdo con la decisión anunciada hoy.
Bajo el acuerdo nuclear iraní, el régimen de Teherán aceptó una serie de restricciones sobre su programa nuclear a cambio del levantamiento de sanciones económicas impuestas principalmente por EEUU y la Unión Europea. Las restricciones incluían la desactivación de la inmensa mayoría de las centrífugas, la entrega de 98% del uranio enriquecido que poseía además del cese de los intentos de enriquecer más uranio, y el relleno de los reactores para la producción de plutonio con concreto. Por su parte, al firmar el acuerdo Irán recuperó acceso a más de $100 mil millones que tenía congelados en el extranjero además de los mercados financieros internacionales, y pudo entrar de nuevo al mercado internacional como vendedor de petróleo.
A pesar de las continuas acusaciones de Trump y Netanyahu de lo contrario, los monitores de la Agencia Internacional de Energía Atómica han verificado en por lo menos 10 ocasiones, siendo este febrero pasado la más reciente, el cumplimiento iraní con las disposiciones del acuerdo. Se recuerda que al día siguiente de la reciente visita del secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, a Tel Aviv, el halcón de guerra y ultra reaccionario Netanyahu presentó ante el mundo sus reclamos espurios sobre supuestas violaciones iraníes al acuerdo.
La decisión anunciada por Trump agrava las tensiones en una región que ya se asemeja a un barril de pólvora. Justo después de las declaraciones de Trump esta tarde, Israel volvió a lanzar misiles contra posiciones del ejército sirio y fuerzas iraníes cerca de la capital de Damasco. Estos ataques siguen a otros lanzados por Israel la semana pasada contra tropas sirias e iraníes desplegadas cerca de los Altos de Golán, área ocupada por Israel en la frontera con Siria.
El anuncio de Trump también le da la luz verde al régimen saudí a intensificar su carnicería contra los civiles en Yemen. Los ataques sauditas se han dirigido principalmente contra la minoría hutí, considerada leal al régimen de Teherán por ser chiita y de entre la cual surgió una rebelión armada que tumbó al antiguo presidente y se ha apoderado del norte del país.
Detrás del intento de torpedear el acuerdo iraní por la administración estadounidense existe una combinación de consideraciones económicas y geopolíticas más amplias. Además de los enormes yacimientos de gas natural en el South Pars/North Dome, el área marítima dentro del Golfo Pérsico que se divide entre Irán y Catar, Irán se sitúa estratégicamente al sur del mar Caspio y al oeste de China a lo largo de la ruta hacia el mediterráneo y Europa desde el este. Como tal, los esfuerzos del imperialismo estadounidense para explotar los recursos del área y cercar a la masa territorial de Eurasia requieren o la total sumisión del régimen en Teherán a los dictados de Washington o, como mínimo, una reorientación de la política externa iraní que permita a EEUU establecer una cabeza de playa en o cerca de su territorio. Cualquier resistencia iraní a estas propuestas del imperialismo estadounidense invariablemente acelerará una confrontación directa entre EEUU y Rusia como mínimo y muy posiblemente podría resultar en una conflagración aun más amplia.
Como parte de la decisión de retirar del acuerdo iraní, Trump prometió restablecer “al máximo” sanciones económicas sobre Irán. Trump también firmó hoy una orden ejecutiva en que impone sanciones sobre compañías extranjeras que hacen negocio con Irán. Francia en particular tiene mucho que perder bajo la nueva orden firmada por Trump, como demuestra el caso de la compañía Total. Está por verse cómo responderán los países europeos a la situación.
Junto con la reciente intensificación de las agresiones contra Siria, tanto por EEUU como su socio menor Israel, la decisión de la administración estadounidense de retirar del acuerdo iraní representa otro ejemplo más de la temeridad imperialista. Las tensiones internacionales se agravan cada vez más. Los peligros de una guerra se hacen cada vez más claros. Ante la actual situación, la organización de un movimiento internacional masivo anti guerra de carácter socialista surge como necesidad imperiosa.