Por Lidia López
En el último de una ola de casos de salvajismo criminal perpetrado bajo el fraudulento pretexto de proteger las fronteras de una alegada invasión inmigrante, un agente de la patrulla fronteriza de EEUU mató a la joven Claudia Patricia Gómez González, de 20 años, cerca del pueblo de Laredo en el estado de Texas. Oriunda de Guatemala, Gómez González cruzó la frontera para entrar a EEUU en busca de trabajo para eventualmente continuar sus estudios. Según la familia, la joven de origen maya y proveniente del pequeño pueblo de San Juan Ostuncalco al oeste de Guatemala se graduó de un programa de contabilidad forense en 2016. Las condiciones de pobreza y pocas oportunidades no la permitían seguir estudiando por lo que la joven decidió probar suerte emprendiendo hacia el norte en busca de trabajo.
Aunque los detalles del caso no se han dilucidado todavía, ya hay indicios de un encubrimiento. Según el informe inicial, un agente de la patrulla fronteriza al responder a una llamada informando sobre alegada “actividad ilegal” el martes pasado, se encontró con un grupo de personas en el área cerca de Río Bravo. Al intentar detenerlos, le tiraron objetos y el agente abrió fuego resultando en un tiro que le dio a Gómez González en la cabeza. Sin embargo, un segundo informe de la patrulla fronteriza actualizado el viernes alega que el agente fue agredido por varios hombres que empezaron a atacarlo después de que el patrullero les ordenara que se detuvieran. El segundo informe no menciona objetos tirados. Las afirmaciones inconsistentes no deben de sorprender a nadie.
El asesinato de la joven Gómez González ha provocado denuncias internacionales particularmente después de que se circulara un video posteado a Facebook en que se oye la voz de una mujer gritándole a un agente fronterizo: “¿Por qué los maltratas? ¿Por qué la disparaste? La mataste. Él la mató. Está ahí en el suelo y está muerta.” El video muestra un agente llevando a tres personas, hombres guatemaltecos, que intentaron huir de la escena. Según Marta Martínez, una residente del área y entre las personas que vio el cuerpo de Gómez González mientras yacía en un charco de su propia sangre, no hubo ningún disturbio antes de los disparos que sugiriera una confrontación entre el agente y el grupo con que viajaba Gómez González.
La administración de Trump, sin duda, ha intensificado la retórica antiinmigrante como parte del auge fascista que se está viendo, tanto en EEUU como a través del mundo, particularmente en Europa. El asesinato salvaje de una joven inmigrante como Gómez González tiene que entenderse como parte de una deliberada campaña en general la cual incluye la militarización de la frontera y el despliegue de efectivos de la Guardia Nacional para llevar a cabo patrullas fronterizas en varios estado sureños, la escalada de redadas por ICE dirigidas contra comunidades de grupos étnicos y religiosos a través del país, la detención masiva de inmigrantes en la recién construida red de cárceles -nominalmente reservadas para indocumentados pero de seguro disponibles en caso de un auge de oposición contra el gobierno – a través de varios estados sureños de EEUU, y el fortalecimiento de todos el marco legal federal antiinmigrante.
Sin embargo, debe recordarse que esta campaña antiinmigrante no se inició con Trump ni se limita a las administraciones republicanas. Es una campaña llevada a cabo en EEUU por los dos sectores de la élite política, es decir, la clase capitalista en su conjunto. Una investigación reciente por la Clínica Internacional de Derechos Humanos y la Universidad de Chicago en colaboración con la ACLU detalla los abusos sistemáticos de jóvenes inmigrantes detenidos por agencias como ICE y la patrulla fronteriza entre los años 2009 y 2014, es decir, durante la administración de Obama. Según oficiales de la ACLU, los hallazgos de investigación, en que se examinaron más de 30 mil documentos, pintan un cuadro asombroso y horrífico de brutalidad y criminalidad impune dentro del sistema federal encargado de la política migratoria en EEUU. Los casos de abuso físico, verbal y sexual de jóvenes inmigrantes, de negarles cosas tan básicas como agua potable y comida, la falta de servicios médicos, condiciones de detención infrahumanas de temperaturas congelantes, facilidades no sanitarias, etc. eran, y siguen siendo, comunes. Un resumen del informe puede accederse aquí.
No en balde se dan casos de personas detenidas tan sólo por hablar el español en lugares públicos o desde los puestos de gobierno más altos se dirigen campañas para deshumanizar a grupos enteros con la etiqueta “animales”. Demás está decir que ni los ultra reaccionarios buscones que ocupan la administración colonial en Puerto Rico o la prensa apologista oficial que se dedica a bombardear a la gente con basura farandulera a diario tienen interés en traer estas cuestiones a la luz pública. Tal es el estado del discurso público que existe en nuestro país.
No obstante, los trabajadores políticamente avanzados a través del mundo condenan tanto el asesinato de personas como Claudia Patricia Gómez González como los abusos sistemáticos llevados a cabo por el aparato represivo del Estado en EEUU. Como hemos destacado en varias ocasiones, la intensificación de estos ataques contra la población inmigrante, el uso de las personas “indocumentadas” como chivos expiatorios para oponer a un grupo de trabajadores a otro y fomentar el chauvinismo étnico, y el fortalecimiento del aparato represivo del Estado bajo pretextos fraudulentos sirven como una advertencia para todos los trabajadores.
Los comunistas luchamos por la clase trabajadora en su conjunto, independientemente de raza, género, religión, condición migratorio, etc. Defendemos el derecho democrático de toda persona de trasladarse de un país a otro en persecución de una vida plena a través de su trabajo y con todas las protecciones legales de los naturales del país.