Detrás de los disparates recientes de Aida Díaz

Por Lidia López

 

Con bombos y platillos Aida Díaz anuncio que acudirá a los tribunales para que se declare inconstitucional la reforma educativa firmada recientemente por Rosselló.  Tal parece que a la aclamada “líder” sindical del magisterio se le está perdiendo el raciocinio o nos quiere coger de mangó bajito.  Dado su pasado, al igual que el de sus colegas de la AFT como Randi Weingarten, nos inclinamos a pensar el último.

Hace dos semanas la líder de la AMPR argumentó que no instaría a su matrícula a participar de las protestas masivas organizadas por el FADEP en repudio a la reforma porque estaba convencida de que se lograba más en negociaciones privadas con el canalla Thomas Rivera Schatz.  Declaró a los cuatro vientos que mediante la negociación con Tommy podía conseguir cambios sustanciales, tales como la protección de derechos laborales adquiridos.

Ahora dice que, “A pesar de que mantuvimos un diálogo e intercambio de información con el presidente del Senado, Thomas Rivera Schatz, y se lograron cambios sustanciales a la Ley 85-2018 de Reforma Educativa la Asociación da un paso al frente y radica un recurso para que se declare inconstitucional dicha ley porque se está violentando el Artículo II, Sección 5 de la Constitución de Puerto Rico en la medida que dicha ley, por medio de las escuelas alianzas y los vales educativos, sostienen escuelas privadas.”

Cambios sustanciales que se lograron, ¿por qué no los nombra?  Pareciera que si fueran tan sustanciales la AMPR no tendría que acudir a los tribunales en un intento de “derogar” la nueva ley.  ¡Ay! Pero lo que se vislumbra no es una oposición de principios al nefasto plan de subsidiar los intereses del capital privado mediante el financiamiento estatal mientras derogan lo que queda de las conquistas históricas logradas por el mayor sector de empleados públicos, los docentes. Si Aída y el resto de aquella capa privilegiada de burócratas sindicales de la AMPR se opusieran a las chárter y los vales educativos de verdad, hubieran acogido el llamado de la FADEP con entusiasmo militante.  Ya se ha demostrado que ninguna filial de la AFT, aquella organización en plena bancarrota política, se ha opuesto militantemente a las chárter o ninguna de las reformas similares que se han impuesto a través de un sinnúmero de distritos escolares en EEUU.

Lo que resalta de sus declaraciones es la manera en que Díaz evita convenientemente la lógica de su propio argumento legal al omitir el hecho de que una vez en manos privadas las escuelas, los maestros dentro de ellas dejarán de ser empleados públicos, personal del DE.  En otras palabras, éstos estarán sujetos a las condiciones impuestas por la reforma laboral que se va fraguando para el sector privado en la colonia.  Precisamente por eso, los “cambios sustanciales” que se negociaron, y para los cuales Díaz se vanagloria como logros de sus esfuerzos, se refieren a otro asunto, muy siniestro precisamente por su carácter egoísta.

Se hace claro que lo que realmente se negociaba con Rivera Schatz era algún arreglo que le permitiera a la AMPR, particularmente su actual liderato, seguir siendo representantes exclusivos en caso de que los maestros dentro de las nuevas escuelas chárter presionaran para sindicalizarse.  De esta manera, Aída y sus correligionarios de la alta burocracia sindical mantendrán acceso a las jugosas cuotas que les brinda su «representación exclusiva» a cambio de seguir jugando el papel de garantizador de la paz laboral para los intereses privados detrás de la reforma educativa.

Díaz hará su aguaje en los tribunales con tal de mantener la imagen pública.  Sin embargo, como todos saben, en ninguna parte de EEUU se ha logrado usar argumentos constitucionales para detener la contratación de servicios estatales a entidades privadas.  El acudir a los tribunales, como bien sabe Díaz, figura como una manera de hacer disipar la creciente ira popular por canales controlados por los capitalistas.  Ningún trabajador consciente pone su fe en la alegada independencia política o la imparcialidad de los tribunales capitalistas.

En momentos en que el magisterio a través del mundo se alza valientemente en defensa de sus intereses y la educación pública, Aida Díaz y la cúpula de la AMPR trabajan para sembrar divisiones y regar confusión entre los maestros en Puerto Rico.  Díaz no usa la tribuna que los medios noticiosos en la colonia le dan para resaltar el ejemplo de los maestros de West Virginia, Oklahoma, Kentucky, Arizona o Buenos Aires.  Tampoco insta a los docentes en Puerto Rico a unir fuerzas con los obreros de la UTIER o aquellos de las empresas privadas como Claro agrupados en la UIET.  Al contrario, usa su perfil público para dar un triste ejemplo de servilismo politiquero combinado con egoísmo; negociando en privado con un enemigo de la clase obrera mientras se toman las calles un minuto, para entonces presentar al público argumentos legales vacíos como un “paso al frente” el otro.

Reiteramos nuestro llamado a todo el magisterio en Puerto Rico, particularmente las filas de la AMPR, a que se opongan a esta decrépita burocracia sindical.  El camino hacia delante para el magisterio en Puerto Rico requiere el aislamiento político de las fuerzas del oportunismo dentro de la alta burocracia sindical.  En vez de la desorientación que promueve Díaz, instamos al magisterio a trabajar para forjar la unidad de todos los sectores de la clase obrera, desde las bases y en oposición militante a la política capitalista, como el camino a seguir.

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