Por Ismael Castro
El nuevo plan fiscal certificado incluye varias disposiciones que representan un claro ataque contra los trabajadores de la AEE. Entre éstas, se destacan la reducción del pago de horas extra y la aportación patronal al plan médico además de recortes a las pensiones. Respecto a la última, que afectaría a los jubilados también, se contempla alguna combinación de una reducción de 10% de los beneficios y un cambio a la estructura del plan de pensiones.
Nada de esto viene como sorpresa dada la guerra declarada contra los trabajadores de la AEE. A pesar de que los costos laborales no representen un porcentaje excesivo de los gastos totales de la utilidad, de hecho las cifras oficiales indican que se ha visto una reducción de al menos 30% de su fuerza laboral en los últimos cinco años, el gobierno de los capitalistas sigue insistiendo en su estrategia de despidos ‘indirectos’.
Como ya explicamos respecto a la muy publicitada meta de 20 centavos por kilovatio-hora para los próximos años, aquella movida cínica “servirá de pretexto para implementar más ‘recortes operacionales’ . . . situación (que) deja a los gastos en las áreas de personal y mantenimiento en los sectores de transmisión y distribución, donde se concentra el grueso de la fuerza laboral, como la única esfera para lograr ‘economías’.”
Estos ataques contra los trabajadores ocurren mientras se afloran “contradicciones” dentro del mismo plan fiscal. Éstas, lejos de errores de lógica, son más bien el reflejo de los intereses encontrados que pululan sobre la AEE, cada uno con el objetivo de apropiarse de una tajada cada vez más grande del mercado energético. Por un lado están los intereses vinculados al congresista Bishop, un campeón de los combustibles fósiles y enemigo acérrimo de la protección ambiental, y sus panas dentro del sector de gas natural estadounidense. Canallas locales como Luis Fortuño mantienen fuertes lazos con este grupo. Por el otro lado, existe una multitud de nuevos jugadores en el campo energético que proponen proyectos de renovables, particularmente a través de las micro-redes basadas en energía solar. Si bien la mayoría de estas propuestas tiene amplio apoyo popular también es cierto que aun las más progresistas en términos ambientales no salen del marco de intereses privados o de esquemas de mercado. En otras palabras, aun cuando el plan fiscal establece una meta de 25% de la generación energética mediante fuentes ‘renovables’, un término controversial porque están incluidas prácticas contaminantes como la quema de desperdicios, cualquier consideración ambiental sigue subordinada al afán de lucro de intereses privados.
Al momento, no se sabe cuál de estos sectores terminará imponiéndose aunque se supone que los intereses vinculados al sector de combustibles fósiles tenga una clara ventaja política. Lo que sí se sabe es que cualesquiera que sean los cambios estructurales de la AEE a raíz del nuevo plan fiscal, éstos significarán una intensificación de los ataques dirigidos contra los trabajadores de la utilidad.
La AEE es como un microcosmo de todo el aparato estatal en la colonia. El pretexto de una deuda, impuesta por corruptos y saqueadores, está siendo usado para imponer condiciones de penuria sobre los trabajadores. La fraudulenta excusa de la falta de recursos para garantizar el suministro de energía a la población mientras se moderniza el sistema ha sido desmentida por una serie de contratos obscenos otorgados a entidades privadas como Whitefish y Cobra.
Los comunistas, al igual que los sectores avanzados de la UTIER, coincidimos en la necesidad de modernizar el sistema de generación y distribución de energía. Durante años los trabajadores de la UTIER han denunciado la negligencia deliberada de los activos de la utilidad orquestada por los ejecutivos de la AEE para facilitar su desmantelamiento y cínicamente crear las condiciones para el apoyo popular a la privatización. Los comunistas repetimos nuestro llamado a que sean los trabajadores mismos, organizados en consejos obreros, que tomen las riendas de la administración de la AEE y dirijan todos los cambios que se requieren como parte de un nuevo y más amplio plan de desarrollo económico a favor de las masas trabajadoras.