Derramamiento de sangre por fuerzas israelíes continúa por la frontera con Gaza

Por Luis Soto

 

La quinta semana de protestas por palestinos como parte de la campaña La Gran Marcha de Regreso vio este viernes el asesinato de 4 personas más, incluyendo a Azzam Hillal, un joven de 15 años, y al menos 600 heridos.  Las fuerzas de defensa israelí en la frontera, además de francotiradores y varios tipos de gas lacrimógeno están usando balas de acero forradas con goma contra los manifestantes.  La noticia ha recibido escasa atención en los medios oficiales de Occidente, particularmente en EEUU, a pesar de que el número total de personas asesinadas desde el 30 de marzo es de 42 con aproximadamente 5000 más heridas.

Estas manifestaciones semanales, en que se exige el derecho a retorno de cientos de miles de refugiados, se organizaron como parte de una serie de actividades que culminará el 15 de mayo, fecha que en Israel marca el 70 aniversario del establecimiento del estado y denominada por los palestinos la catástrofe, o el Nakba.

Según la reportera Stephanie Dekker de Al Jazeera, quien estuvo presente en la frontera durante los acontecimientos del viernes pasado, “Miles de personas se pararon frente a la frontera, entonces escuchamos a las fuerzas israelíes abrir fuego.  Lo siguen haciendo esporádicamente mientras hablamos”.  Entre los heridos este fin de semana figuran 18 profesionales médicos y periodistas.

El ministerio de Salud palestino en Gaza denunció que en por lo menos dos ocasiones los centros de servicio médico establecidos al este del campamento de refugiados al-Bureij, cerca de la frontera, fueron blancos de ataques israelíes con gases no identificados.  Cientos de los heridos han experimentado convulsiones severas a consecuencia del uso de gas lacrimógeno y de otros tipos de químicos.

Un médico que atiende a un joven manifestante herido de bala. ( Foto por Hosam Salem/Al Jazeera)
Una mujer atendida después de un ataque con gas lacrimógeno por las fuerzas israelíes. (Foto por Ibraheem Abu Mustafa/Reuters)

Los mismos “líderes” mundiales que denunciaron hace unas semanas, sin investigación o evidencia alguna, al régimen de Asad en Siria por su alegado uso de armas químicas han permanecido callados ante esta brutalidad israelí.  Lo mismo se puede decir de los reaccionarios gobiernos árabes de la región.  De la misma manera, los que se proclaman defensores de la libre prensa y en contra del fake news no han dicho nada sobre lo que ha sido un esfuerzo deliberado para tomar como blancos a los periodistas palestinos como medida para encubrir el derramamiento de sangre por las fuerzas israelíes y tergiversar sus agresiones como si fueran “enfrentamientos” entre fuerzas iguales.

Ningún ciudadano israelí, ni civil ni soldado, ha muerto durante estas manifestaciones palestinas las cuales se han llevado a cabo de manera pacífica.

La brutalidad indiscriminada de las fuerzas israelíes. (Foto por Hosam Salem/Al Jazeera)
Manifestantes huyéndose de balas y gas, tanto lacrimógeno como químico, usados por las fuerzas israelíes. (Foto por Mustafa Hassona/Anadolu Agency)

Las fraudulentas e hipócritas denuncias hechas por oficiales del reaccionario gobierno israelí del uso de chiringas con latas de queroseno que se echan a volar sobre la frontera o la quema de neumáticos que algunos jóvenes manifestantes ruedan hasta la verja fronteriza no convencen a nadie.  La innegable desigualdad de fuerzas opone a las fuerzas del gobierno israelí, que figura entre los mayores recipientes de ayuda militar estadounidense y ostenta un enorme arsenal de armamentos modernos, por un lado, y una población de aproximadamente 1.8 millones de palestinos en Gaza que viven bajo condiciones paupérrimas de bloqueo total, desempleo descomunal e infraestructura básica hecha añicos, en lo que se ha descrito como la más grande cárcel al aire libre del mundo, por el otro.

Una chiringa palestina con las palabras «Volveremos a pesar de los traidores» (Foro por Hosam Salem/Al Jazeera)
La quema de neumáticos como táctica para obstruir la vista de francotiradores es también muestra de la desesperación y la desigualdad de fuerzas. (Foto tomada de Al Jazeera)

Existen, indudablemente, voces de oposición a las políticas reaccionarias del gobierno israelí dentro de Israel y a través de la llamada diáspora judía.  Entre éstas se incluyen organizaciones que abogan por el derecho de los palestinos a recobrar sus antiguos terrenos dentro del territorio ocupado por Israel desde 1948.

Los trabajadores con conciencia de clase no sólo se oponen a estas agresiones llevadas a cabo por el reaccionario gobierno israelí contra palestinos en Gaza y Cisjordania, sino también también las políticas regresivas impuestas por la clase capitalista en Israel contra todos los ciudadanos israelíes.  La sociedad israelí, donde el problema del acceso a la tierra y la vivienda asequible es particularmente severo y se usa cínicamente para promover la ocupación ilegal de tierras en Cisjordania, es entre las más desiguales del mundo.

Llamamos a las masas trabajadoras israelíes y palestinas a unir fuerzas para oponerse tanto al gobierno capitalista israelí como todas las fuerzas que promueven el nacionalismo reaccionario y las divisiones religiosas en la región.  La única solución verdadera al conflicto israelí palestino es la formación de un estado secular dirigido por una clase trabajadora unida.  Tal proyecto tendrá que ser parte de uno más amplio que consiste de una confederación de estados socialistas, libres de todo oscurantismo religioso, a través de todo el Medio Oriente.

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