Comunidades escolares se preparan para luchar contra reforma educativa

Por Abayarde Rojo

Desde el anuncio que hiciera la contratista Julia Keleher del cierre de 283 escuelas el pasado 6 de abril, se ha confirmado que este era solo el campanazo inicial para oficializar una ofensiva que lleva varios años desarrollándose. Luego del anuncio el Departamento de Educación (DE), ni corto ni perezoso ha comenzado inmediatamente la implementación del cierre de escuelas comunicando a comunidades escolares a lo largo y ancho del país que han sido seleccionadas para esta ronda.

Para poder tomar el pulso de nuestras comunidades escolares Abayarde Rojo ha creado un formulario para que nuestros lectores nos informen de primera mano el estado de la situación en sus escuelas. La información que hemos recopilado hasta el momento presenta un perfil muy variado de planteles y en las respuestas que hasta el momento se han planteado sus comunidades para evitar el cierre. Hemos recibido informes de Naguabo, Arecibo y San Juan que confirman la conducta criminal de los administradores del territorio hacia las necesidades de educación pública para nuestra niñez.

Sin embargo comparten características comunes. Por ejemplo, muchas de estas comunidades escolares han comenzado a prepararse para la defensa de sus planteles de distintas formas: con asambleas de padres, recolección de firmas, manifestaciones, entre otras. A pesar de las enternecedoras declaraciones ofrecidas por la contratista Keleher de “haber sido lo más sensible posible y tomado en consideración todos los elementos” cuando anunció la más reciente ola de cierres, al parecer se le olvidó el aspecto más importante: hablar con las comunidades escolares sobre cuáles eran sus necesidades y sobre los planes del DE. La falta de diálogo y consulta hacia las comunidades afectadas ha caracterizado este proceso, donde en muchos casos el DE, bajo promesa de algún puestecito bajo el nuevo modelo de charters ha usado alagunos directores escolares como mensajeros o simplemente mediante comunicación de algún burócrata que carece de vínculo alguno con la comunidad.

Aun cuando los perfiles de las escuelas en la lista de cierre son diferentes (urbanas, de campo) estas comparten elementos comunes: sirven a comunidades marginadas, con altos niveles de pobreza, que ofrecen servicios de educación especial, arte, teatro, danza. Contrario a las promesas vacías de la contratista Keleher de que las especializadas  y Montessori no se afectarían, han salido a relucir cierres de ambas.

Así nos relató uno de nuestros lectores: “La escuela Desiderio Mendez Rodriguez en Naguabo, cuenta con su propio acueducto no se paga agua, la comunidad la da. Altamente cualificados los maestros, quedamos detrás de la falda de El Yunque, las escuelas próximas son peligrosas los caminos, la mayoría de nuestros estudiantes vienen a pie no tendría transportación para ir a otras escuelas, es un sector bajo pobreza es lo único que tienen, su escuela, los ingenieros de Estados Unidos y Puerto Rico quedaron encantados con las estructuras, salones que construyeron la propia comunidad, es de cemento armando toda la escuela. Tenemos estudiantes que vienen del pueblo a estudiar acá porque es más seguro la escuela de campo que la ciudad. Q la escuela receptora no se compara con nuestras estructuras y tiene el método Montessori, que a muchos padres no les convence ese currículo. Llevamos tres años luchando la escuela. Tenemos la capacidad de tener hasta 300 estudiantes y salones preparados y acondicionados para tenerlos.”

La tarea más apremiante del magisterio en esta coyuntura es organizar sus bases para las luchas que se avecinan. El magisterio deberá luchar por lograr la unidad con otros sectores laborales de la comunidad escolar (trabajadores sociales, comedores, conserjes) y muy en particular con los padres quienes han sido un factor importante de apoyo organizativo y de movilización. Deberá emprender a la vez una lucha tenaz contra los líderes y sectores oportunistas dentro de sus organizaciones para logrará capacidad de acción y lucha independiente sin influencias de los partidos burgueses, como de las organizaciones pequeñoburguesas.

Los ejemplos de lucha reciente del magisterio en EEUU y República Dominicana deben servir para dar perspectiva a nuestro magisterio. Esa perspectiva internacionalista es la que nos servirá de marco para ampliar nuestra visión, no solo del carácter criminal del capitalismo, sino del potencial revolucionario de las masas obreras del mundo. Esa amplitud de visión nos mostrará además que la ofensiva que sufre la educación pública en Puerto Rico responde a dinámicas del sistema capitalista a nivel internacional.

El magisterio y otros sectores de la clase obrera deberán luchar también por la unidad, no para preservar lo que existe, si no para su transformación revolucionaria. Por un programa socialista que asegure la formación académica científica a todos los niveles sin importar la cantidad de estudiantes que tenga un aula, sino su función social en las comunidades a las que sirve.

Por lo pronto reiteramos nuestro compromiso por darle voz a los reclamos de nuestra clase citando a nuestros lectores: “Gracias por dar este medio y oportunidad para expresar lo que sentimos de esto que está ocurriendo sin necesidad alguna. La educación es con algo que no se juega y menos con los niños.”

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