Cobra fuerza huelga ferroviaria en Francia

Por Rogelio Acevedo

Aun con todas sus contradicciones ideológicas, la clase obrera en Francia nuevamente hace honor a su historia revolucionaria. En esta ocasión los trabajadores del sistema público de ferrocarriles (SNCF por sus siglas en francés) llevan a cabo una huelga desde el pasado 3 de abril en contra de las medidas del presidente Emmanuel Macron para “romper el monopolio del transporte de pasajeros”. Esta huelga fue convocada y organizada por los cuatro sindicatos ferroviarios, entre ellos las central CGT, quienes intentan frenar un proyecto de ley aprobado en la cámara baja del parlamento francés dirigido a “abrir al mercado” el servicio de transporte ferroviario en Francia. Estas movidas forman parte de un “paquete de reformas” más amplio impulsados por Macron que plantean recortes y privatizaciones de servicios públicos a todos los niveles de la sociedad.

Entre las medidas de Macron y su camarilla para la privatización de los ferrocarriles están la exclusión gradual de la SNCF del servicio a pasajeros empezando por las líneas de alta velocidad para el 2020. Está además la contratación de trabajadores de la SNCF bajo contratos temporeros sin los beneficios de los sectores sindicalizados y; la “transformación” de la estructura corporativa a una dominada por una sociedad anónima controlada por sus bonistas.

Una de las excusas que ha usado el gobierno para la privatización es la deuda de la empresa pública, que ronda los €54 billones (euros), es que asumirá la deuda a cambio de que la SNCF establezca “compromisos claros en cambiar su forma de operar”. A pesar de que los representantes de los capitalistas acusan a los beneficios que reciben los trabajadores ferroviarios como la causa de la deuda, la realidad es que algunos de los factores que han disparado esta deuda han sido las malas decisiones de las diferentes administraciones, así como privatizaciones parciales que han afectado los ingresos de la SNCF. Entre estas están el cambio del transporte de la carga en camiones, la construcción de líneas de alta velocidad financiadas con préstamos, así como inversiones desproporcionadas en rutas que no rindieron los ingresos proyectados.

En el ámbito más amplio, las reformas de Macron afectarán directamente los sistemas de pensiones y ya ha flexibilizado la legislación de protección laboral mediante orden ejecutiva, es decir, sin discusión ni aprobación de la Asamblea Nacional. Estas reformas también incluyen el recorte de cerca de 120 mil empleos públicos. en un periodo de cinco años.

Hasta el momento, la administración de la SNCF ha reclamado baja participación de la matrícula de trabajadores, la que han estimado en un 20% del total. Sin embargo, durante la semana pasada otros sectores laborales se unieron a las masivas protestas protagonizadas miércoles y jueves, como fueron los trabajadores de la Air France, quienes llevan nueve días en huelga exigiendo alzas salariales. Otros trabajadores del sector público como los transportes y la corporación eléctrica también se unieron a las manifestaciones en apoyo a los trabajadores ferroviarios. También se han unido a esta nueva ola de protestas los estudiantes universitarios quienes mantienen cerradas al menos cuatro universidades, entre ellas la universidad de las Ciencias Po de París, alma mater de Macron.

Sin embargo, aun con toda la ofensiva encabezada por Macron, los sectores reformistas del movimiento sindical, como es el caso de la CFDT, una de las más grandes de Francia, por voz de su dirigente Laurent Berger, se ha negado repetidamente a participar de las manifestaciones de apoyo. Inclusive ya ha expresado rechazo a la propuesta de la CNT de realizar una manifestación conjunta para las efemérides del 1 de mayo. Para que las exigencias de los trabajadores del sector público en su conjunto sean tomadas en cuenta por el banquero Macron y su camarilla será necesaria la participación de otros sectores de la clase obrera en los esfuerzos organizativos que se hagan para impedir las reformas que impulsan los defensores del capital europeo.

Contrasta con estas movilizaciones masivas y las acciones espontáneas, la escasa organización política del proletariado en Francia para trascender la lucha económica del marco sindical. No olvidemos que, incluso con su discurso incendiario, la CNT está muy cercana al Partido Comunista Francés (PCF), quien hace años renegó del marxismo y del papel revolucionario de la clase obrera. Esto podría significar que por esa debilidad ideológica se llegue a un arreglo con la clase capitalista a espaldas de sus matrículas que les resulte perjudicial. En ese sentido la táctica de alternar días de huelga (no todos los obreros dejan sus labores al mismo tiempo a nivel nacional) se está usando deliberadamente para debilitar el auge proletario ante las «reformas».  Es decir, la burocracia sindical (además del PC) no está preparando el camino para tumbar el gobierno burgués, sino para de desviar la ira popular ya que corren el riesgo de que los obreros le pasen encima si no hacen nada.

Por otro lado, el belicismo de la clase capitalista francesa va en aumento.  Este se refleja en la permanencia de la Ley de Emergencia (equivalente del Patriot Act en EEUU cuando usaron el terrorismo para derogar derechos democráticos) a nivel interno y, la reciente agresión francesa en Siria a nivel externo.  El reformismo de los sindicatos tiene una relación directa con su «nacionalismo», defensa chauvinista de la cultura francesa contra los inmigrantes, la patria, en combinación con el belicismo externo.

Está aún por verse el desenlace de esta lucha del proletariado francés, que tiene repercusiones en el europeo y a nivel mundial. Este proceso encierra grandes lecciones para la clase obrera en Puerto Rico, no solo en lo que respecta a que la ofensiva capitalista no puede enmarcarse en las intenciones de la JWS, sino que es un proceso de reajuste de las condiciones de la explotación del sistema capitalista en su conjunto. Por eso no le debe extrañar a la clase obrera en Puerto Rico las similitudes de las medidas de austeridad que se imponen en Francia, sino que vemos cómo se repiten en todos los países capitalistas.

Por otra parte, este proceso demuestra nuevamente la necesidad urgente que tiene la clase obrera de construir organismos de lucha política independiente que rompan su subordinación ideológica, principalmente a la pequeña burguesía. En ese sentido, si la clase obrera en Francia logra elevar el nivel de la lucha más allá de las huelgas y las movilizaciones, que son fundamentales para forjar su conciencia, pero a la vez insuficientes, será un gran avance de las luchas del proletariado a nivel internacional. En ese ámbito también se encuentra la lucha contra el oportunismo dentro del propio movimiento obrero como condición indispensable para el avance de la lucha revolucionaria.

Por el momento celebramos estas jornadas como una muestra más de la cada vez más evidente intensificación de las luchas de clases que se avecinan en esta etapa de franca putrefacción del capitalismo.

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