A continuación publicamos una traducción del mensaje de solidaridad y agradecimiento que recibimos desde West Virginia. Al momento, los maestros del estado de West Virginia siguen desafiantes en su huelga. A éstos, se han unido los trabajadores de la comunicación agrupados dentro de la CWA cuya huelga contra Frontier Communications surgió después de siete meses de negociaciones fracasadas. Desde que Frontier compró la infraestructura para las comunicaciones en West Virginia de Verizon hace siete años, ha llevado a cabo una campaña despiadada de despidos y congelación de salarios. Inspirados por el magisterio, más de 1250 trabajadores se han declarado en huelga también.
El impacto del imperialismo estadounidense durante el último siglo y más ha tenido un efecto devastador sobre la vida económica, política y social de quienes han entrado en contacto con él. Las fuerzas imperialistas, obrando con el apoyo de los capitalistas del patio, han invadido, colonizado y saqueado numerosas tierras y destruido innumerables vidas en aras de la avaricia. En el caso de Puerto Rico, la autodeterminación ha sido una promesa demasiado distante. Con la expulsión de España en 1898 y la continuación del coloniaje desde entonces, esta vez de imperialistas norteamericanos, la condición económica de Puerto Rico a través de los siglos XX y XXI ha sido formada por una historia de explotación de la tierra, el control de recursos, y la privatización traída por fuerzas externas.
Virginia del Oeste, un estado periférico dentro de las entrañas del imperio, conoce muy bien estas condiciones. Virginia del Oeste tiene la tasa de obesidad más alta del país, algunas de las tasas más altas de artritis y cáncer, y se destaca por uno de los ingresos de hogar más bajos entre los cincuenta estados. Siglos de la explotación económica, el robo de recursos, y del cuidado médico insuficiente nos han comprobado a nosotros también que a la clase capitalista le importan profundamente nuestra tierra y gente sólo cuando puedan explotarlas para las ganancias. De lo contrario, se quedan al abandono.
Sin embargo, las dos tierras comparten una identidad común de resistencia al mismo imperialismo. En Virginia del Oeste, ésta produjo las guerras mineras, una serie de conflictos entre obreros y los agentes del gobierno estadounidense. Durante la Batalla de Matewan en 1920, los mineros se vieron obligados a abrirles fuego a la Agencia de Detectives Baldwin-Felts, una agencia privada conocida por sus confrontaciones violentas con los sindicatos a principios del siglo XX. Durante esta batalla, los mineros se alzaron en rebelión contra los desalojos forzosos de la vivienda local, matando a siete traidores en el proceso. En la Batalla de Blair Mountain, el levantamiento armado más grande en EEUU desde la Guerra Civil estadounidense, 10 mil mineros se alzaron contra los rompehuelgas, los agentes y, eventualmente el ejército estadounidense, cuando las condiciones económicas se empeoraron y el uso de rompehuelgas se volvió insoportable para los obreros. Aunque en ambos casos los mineros fueron ‘derrotados’ en última instancia, sus acciones permanecen como parte de la memoria cultural de quienes todavía viven aquí. Sus sacrificios son recordados por los que llevan hacia delante las tradiciones de revertir una fuerza ocupadora imperialista, contestándole a cada golpe y rehusando conceder ni una pulgada a los mercaderes de la muerte.
En Puerto Rico, también, existe una larga historia de rebelión y revueltas. Durante la década de los 1950, una serie de confrontaciones violentas entre el Partido nacionalista y el gobierno pro-estadounidense de la isla tuvo lugar, un resultado directo de los esfuerzos imperialistas para subvertir el proceso democrático, poner fin a la libertad de expresión, e imponer la Ley de Mordaza sobre cualquier discusión de independencia. De manera similar a las guerras mineras de Virginia del Oeste, estos conflictos terminaron con la ‘victoria’ de los imperialistas sobre los trabajadores de la tierra. Sin embargo, tales ‘derrotas’ permanecen en la memoria cultural de la gente. Es la historia compartida de explotación por las mismas fuerzas que nos une en nuestra conciencia de clase como obreros. Así también, con respuestas compartidas a aquellas fuerzas en que encontramos nuestros puntos comunes como trabajadores, en oposición a los capitalistas estadounidenses e internacionales que nos verían esclavizados. Puerto Rico y Virginia del Oeste se han enfrentado desafíos impresionantes durante el último siglo. Es nuestro deseo que la lucha por los derechos laborales en nuestro estado al presente sirvan como fuerza unificadora en este siglo – de hecho, en este momento – para unirnos los trabajadores en la causa común de la liberación.
Les enviamos nuestro profundo agradecimiento a los trabajadores de Puerto Rico por sus palabras inspiradoras. En nuestra solidaridad, les agradecemos, sabiendo que todos los trabajadores del mundo podrán pronto unirse en la lucha para la emancipación de los grilletes del capitalismo.
Solidaridad eterna nuestros camaradas.