Por Abayarde Rojo
La huelga de los maestros de West Virginia puede considerarse un momento decisivo en la lucha de clases moderna en EEUU. Los acontecimientos, aunque no cubiertos ampliamente por la prensa oficial de la colonia e ignorados por los «izquierdistas» pequeños burgueses agrupados en el movimiento independentista, fueron seguidos muy cuidadosamente por los trabajadores conscientes educados en la tradición del internacionalismo socialista.
La importancia de esta experiencia más allá de la clase trabajadora estadounidense, a pesar del desenlace particular, no puede sobreestimarse. Por tal razón, resumimos cuatro lecciones que estimamos indispensables para todos los trabajadores en Puerto Rico asimilar.
Primero, los trabajadores deben reconocer que incluso las conquistas mínimas requieren una lucha militante y masiva. Y deben prepararse como tal. El acuerdo entre el gobierno estatal y los sindicatos que representan al magisterio, el cual puso fin a la huelga de nueve días, no cumplió con la demanda principal de los maestros para un alivio a los altos costos del cuidado médico. El aumento salarial de 5% que se logró, el cual no compensa por completo el aumento de precios debido a la inflación, se pagará mediante recortes a Medicaid y las ayudas financieras a los estudiantes universitarios, entre otros programas. Este movida cínica del gobierno revela hasta qué punto la clase capitalista y sus defensores políticos se opondrán a cualquier mejora para la vida de los trabajadores, por mínima que sea.
Segundo, los trabajadores deben prepararse para luchar contra la oposición del gobierno capitalista y, lo que es igualmente importante, la interna dentro de sus propias organizaciones. El liderato sindical burocrático en West Virginia demostró estar consistentemente dispuesto a colaborar con el gobierno y vender a los maestros. De hecho, el llamado a la huelga desde el principio solo vino después de una intensa presión desde abajo. Los trabajadores deben aceptar la realidad de que en la inmensa mayoría de los casos tendrán que ir más allá de los burócratas sindicales atrincherados para lograr cualquier avance significativo.
Tercero, los maestros en West Virginia obtuvieron un apoyo masivo tanto de su comunidad inmediata como de la clase trabajadora más allá del estado. Si los líderes del magisterio hubieran estado dispuestos a aprovechar este apoyo, la lucha sin duda habría logrado sus objetivos. Los trabajadores en lucha deben buscar conscientemente forjar lazos con amplios sectores de su clase para ser efectivos en cualquier lucha.
Finalmente, los trabajadores tendrán que aprender a emplear una orientación táctica socialista. Aunque los maestros elaboraron una gran diversidad de métodos para ganar el apoyo popular necesario para sostener la lucha, el liderato sindical burocrático hizo todo lo posible por limitar su táctica a pedidos a los políticos capitalistas. Esta canalización de la energía popular al callejón sin salida de la dependencia de políticos capitalistas nada ha traído a los trabajadores a través de la historia. Es un intento de neutralizar la lucha de los trabajadores. Una orientación táctica socialista ensancha la perspectiva de los trabajadores al permitirles la oportunidad de emplear una gran variedad de métodos de lucha, siempre y cuando éstos se alineen con la consecución de objetivos y cuenten con la fuerza y capacidad de la clase trabajadora.
Estas lecciones, para ponerlas en práctica, requieren también nuevas formas organizativas. Más que nada, la conclusión que deben sacar los trabajadores más conscientes es que hay que organizar para la conquista del poder político. Un primer paso hacia esto tendrá que ser la formación de consejos obreros.