Por Lidia López
La presidenta de la Asociación de Maestros de Puerto Rico dice que prefiere morir antes de apoyar a las escuelas “chárter”. No es pa’ tanto. Pero la “muerte política” de esta burócrata sindical ya desacreditada, que lleva años llevando a la matrícula de la AMPR por el callejón sin salida de las peticiones sumisas ante sucesivas administraciones de secuaces capitalistas, ya venía anunciándose hace tiempo.
Lo que no dijo Díaz en su ponencia ante la legislatura o durante la payasada en que se vistió de toga blanca con la oportunista Randi Weingarten de la AFT en las calles del viejo San Juan es que ella misma dio su aval al plan de reorganización educativa hecho público por Keleher hace un año el cual incluyó el cierre de escuelas y el traslado de muchos maestros. Señalamos entonces que las LEA, para ser elegibles para los fondos federales, tenían que cumplir con ciertos requisitos, entre ellos la implementación de vales educativos y otros esquemas de “control local” que allanarían el camino para las chárter.
Como denunciamos el mayo del año pasado, esta “líder” sindical, “(E)n vez de instar a los maestros a la resistencia militante a estos planes de sacar ganancias de la situación desastrosa de la educación pública; en vez de instar a la unión obrera entre maestros y otros sectores de la clase obrera en defensa de los empleos y el derecho de la juventud puertorriqueña a una educación de calidad; en vez de denunciar las iniciativas desde Washington para destruir la educación pública y llamar a la unidad entre maestros de Puerto Rico y EEUU en una lucha común para resistir estos ataques contra la educación; en vez de dar un ejemplo de vergüenza y coraje . . . ha dado un repugnante ejemplo de abierta traición.”
Díaz no es una verdadera líder de un sector importante de la clase trabajadora. No trabaja para desenmascarar ante su matrícula todas las maniobras sucias de la clase capitalista y de su gobierno. Tampoco inspira u orienta a las filas del magisterio a luchar en defensa de sus intereses. Al contrario – y muy a pesar de su retórica pública – funciona como teniente laboral en colaboración estrecha con el gobierno de los capitalistas en contra de las filas del magisterio.
De hecho, la verdadera actitud de esta líder sindical hacia la clase trabajadora quedó patente justo antes de las manifestaciones del Primero de Mayo el año pasado cuando instruyó a su matrícula a no participar. Tal falta de solidaridad elemental a través de los años es lo que ha repercutido en las desafortunadas divisiones actuales entre las filas del magisterio y el consecuente debilitamiento de su fuerza.
Ahora resulta que Díaz quiere convencernos que está dispuesta a echar el resto para resistir la evisceración de la educación pública y oponerse a la imposición de las chárter. ¿A quién quiere engañar?
Díaz representa todo lo que es podrido dentro de la alta burocracia sindical. Pero cada vez más, las filas del magisterio se están despertando a las traiciones de este tipo de liderato sindical. Llegará pronto el día en que se quitarán de encima estos elementos traicioneros a la causa obrera. Sólo entonces la lucha del magisterio, y de la clase trabajadora en su conjunto, dará los necesarios pasos hacia delante.