Por Lidia López
La corporación Walmart, matriz de los Sam’s Clubs, anunció mediante correo electrónico ayer (jueves) el cierre de 63 tiendas, incluidas tres en Puerto Rico. Se estima que unos 10 mil trabajadores serán despedidos, 700 en Puerto Rico. Los cierres en Puerto Rico incluyen las tiendas en Barceloneta, Bayamón y Humacao. Al momento de redactar este escrito nos enteramos de un cierre adicional, no incluido en la lista original difundida por la empresa y pautado para junio o julio de este año, de la sucursal de Sam’s Club en Mayagüez. Estos despidos resaltan la cruel indiferencia con que la clase capitalista despacha a los trabajadores en aras de aumentar sus ganancias.
La mayoría de los cierres serán efectivos al final de este mes de enero aunque algunos se impondrán inmediatamente. Por lo menos una de las tiendas en Puerto Rico se mantendrá abierta hasta marzo. Varios trabajadores, tanto en Puerto Rico como en Estados Unidos, han informado que fueron notificados de los cierres cuando llegaron a sus lugares de trabajo al comienzo de sus turnos ayer (jueves). En algunos casos, trabajadores fueron bloqueados en la entrada de la tienda por la policía antes de ser informados de que se había cerrado por el día. La ley federal requiere que los empleadores grandes den un aviso de 60 días a los trabajadores antes de los despidos.
El despido de miles de trabajadores de Sam’s Club ocurre sólo un día después de que el secretario de Tesoro, Steve Mnuchin, elogiara a Walmart por haber aumentado el salario mínimo de $10 a $11 la hora para trabajadores nuevamente contratados y concedido bonos de $1000 a empleados, pero sólo aquellos ¡con 20 años de servicio! Los trabajadores con menos tiempo recibirán mucho menos. La concesión de un dólar de aumento en el salario mínimo se da en el contexto del anticipado aumento significativo en el margen de ganancias para la compañía a consecuencia de la reciente reforma contributiva federal la cual reduce la tasa tributaria de las corporaciones de 35% a 21%. En este sentido, la mísera concesión representa una movida publicitaria barata coordinada con la administración de Trump con el objetivo de sanear la imagen de una compañía cuyas ganancias se han mantenido altas a costa de la imposición de salarios bajos, beneficios marginales casi inexistentes y condiciones laborales injustas.
Entre los 63 cierres, se ha anunciado que 10 tiendas serán convertidas en “fulfillment centers” (centros de cumplimiento de pedidos) para el comercio electrónico (Ecommerce). Walmart ha sido una de las pocas megatiendas tradicionales muy hábiles en la transición hacia el Ecommerce, lo cual le ha permitido sostenerse en competencia con empresas como Amazon. Con crasa indiferencia, los portavoces de Walmart han declarado que los trabajadores despedidos podrán solicitar para estas plazas.
Por su parte, el secretario del Trabajo en la colonia, Carlos Saavedra Gutiérrez, además de su homólogo en el Departamento de Desarrollo Económico y Comercio, Manuel Laboy, han demostrado la total incapacidad de estas dos agencias de resolver nada para los trabajadores. Las insuficientes ayudas que ofrece el Programa de Desarrollo Laboral (PDL) para cesanteados consisten en solicitudes para el PAN y Mi Salud además de los pocos recursos del Seguro por Desempleo.
Las megatiendas como Walmart, Sam’s Club y Amazon no sólo forman la base para la distribución de bienes de consumo bajo el capitalismo, sino que también unifican a los trabajadores a nivel internacional. En este sentido, crean las condiciones objetivas para la lucha unificada de la clase trabajadora internacional. La tarea ante la clase obrera internacional es tomar el control de estas mega cadenas de distribución para desarrollar aún más la capacidad de la humanidad para distribuir los los artículos de primera necesidad de acuerdo a la planificación racional socialista.