Por Ismael Castro
Por la madrugada el miércoles pasado, agentes federales de ICE realizaron redadas en unas 98 tiendas de 7 Eleven a través de 17 estados y el distrito federal de Washington. Veintiún personas fueron arrestadas en las redadas, las cuales funcionarios de ICE y DHS afirmaron representan sólo el comienzo de futuras acciones similares. En las palabras de Derek N. Brenner, un alto oficial de ICE, estas redadas, las cuales se llevaron a cabo sin órdenes judiciales, fueron “un presagio de lo que vendrá.”
Estas redadas forman parte de la expansión de la campaña antiinmigrante que ha resultado en un aumento en 37% de arrestos por ICE en áreas fuera de las zonas fronterizas inmediatas desde que Trump tomó posesión. Con cinismo extremo y bajo el fraudulento pretexto de ‘proteger los trabajos de estadounidenses’, las redadas del miércoles pasado se justificaban en parte como una extensión de casos de abuso contra trabajadores indocumentados en que varios dueños de franquicias de 7 Eleven se declararon culpables en 2013. En dichos casos, los dueños de 14 franquicias de 7 Eleven en Nueva York y Virginia fueron hallados culpables de organizar un esquema de explotación de trabajadores indocumentados que incluía robarles salarios y forzarlos a pagar alquileres en casas de las que eran dueños. El uso de casos relacionados con la súper explotación de trabajadores indocumentados por las agencias federales para justificar las redadas recientes las hace aun más aborrecibles.
Como hemos señalado, la campaña antiinmigrante que ha cogido auge en los últimos años tiene dos objetivos principales. Primero, la clase capitalista estadounidense intenta fomentar divisiones dentro de las filas de la clase obrera, una parte significativa de la cual se compone de inmigrantes, para debilitar su capacidad de lucha. La abierta promoción del etnochauvinismo “blanco” por elementos fascistas dentro de la administración de Trump persigue la deliberada estrategia de desviar ira popular de la creciente desigualdad social, el estancamiento salarial y la indiferencia con que las mismas compañías que acumulan exorbitantes ganancias despiden a trabajadores. Son estas condiciones precarias, enfrentadas por la abrumadora mayoría de la población trabajadora en EEUU, que la clase capitalista pretende aprovechar para volver un grupo de trabajadores contra otros y así debilitar cualquier oposición obrera a su dominación de clase.
Segundo, con la criminalización de inmigrantes la clase dominante ha creado el pretexto para el fortalecimiento ulterior del aparato represivo del Estado capitalista. Este fortalecimiento del estado capitalista se manifiesta en la expansión de programas secretos de vigilancia doméstica masiva, una mayor censura de los medios y el internet, la militarización de la policía, la construcción de centros de detención masiva nominalmente para inmigrantes pero que fácilmente pueden convertirse en cárceles para disidentes políticos así como también como la derogación de los derechos democráticos básicos.
El desdén y la indiferencia que la clase dominante les tiene a los trabajadores en general, y a los inmigrantes en particular, se manifestó recientemente con toda su crudeza en el caso de Jorge García, de 39 años, un trabajador, padre de familia y residente del estado de Michigan. El Sr. García fue traído a EEUU como indocumentado cuando tenía 10 años donde ha vivido los últimos 30 años trabajando como landscaper – podando árboles y cuidando céspedes – y criando a sus dos hijos junto con su esposa. A pesar de no tener antecedentes penales García fue obligado a salir del país esta semana dejando a su familia atrás para regresar a un país que ya ni conoce. El video de la triste despedida del hombre de su familia se ha vuelto viral en las redes sociales. Sin embargo, el caso de García es emblemático de la situación de millones de otros trabajadores que luchan por ganarse la vida y mantener a sus familias.
Los comunistas reiteramos nuestra defensa del derecho de todo trabajador de establecerse donde desee para ganarse la vida y mantener a su familia. Repudiamos los ataques que se están llevando a cabo contra los inmigrantes en particular y la clase obrera en general. Instamos a todos los trabajadores a combatir los intentos de dividirlos por líneas raciales, étnicas, estatus migratorio, de género u orientación sexual. Los comunistas luchamos por la unidad de intereses del proletariado, los trabajadores. Nuestra consigna sigue siendo aquella ideada por la heroica franco-peruana Flora Tristán e inmortalizada por Carlos Marx y Federico Engels: ¡proletarios del mundo, uníos!