Por Lidia López
Este lunes, el tribunal supremo permitió la aplicación plena del tercer veto migratorio firmado via orden ejecutiva por Trump mientras se decida el desenlace final de la medida en los tribunales de apelación. La decisión de ceder a las solicitudes de la administración para permitir la prohibición durante el proceso de litigio no representa una declaración final sobre la legalidad de la medida, aunque se está interpretando como una señal de que el tribunal supremo se inclina cada vez más a apoyar al veto una vez le llegue el caso. Las primeras dos versiones del veto fueron desestimadas anteriormente por tribunales federales de primera instancia en Hawái y Maryland. Esta tercera versión sigue en litigio aunque con la decisión el lunes el tribunal supremo ha solicitado una resolución rápida en las cortes bajas.
La orden, que entrará en vigor el miércoles, afecta a personas de ocho países, seis de los cuales de mayoría musulmana. Además de Siria, Libia, Irán, Yemen, Somalia y Chad, están incluidos Corea del Norte y Venezuela. Oficialmente, las restricciones varían de acuerdo al país aunque en la práctica resultarán en una prohibición casi total para los ciudadanos de la mayoría de las naciones incluidas. Por ejemplo, en el caso de Venezuela, el veto sólo aplica a oficiales de gobierno mientras que los estudiantes iraníes en programas de intercambio retendrán acceso a visas de estudio. Todos los ciudadanos somalíes enfrentarán mayores restricciones.
En junio de este año señalamos la completa hipocresía de prohibir la entrada a refugiados sirios y yemeníes al mismo tiempo en que el imperialismo estadounidense lleva a cabo una campaña criminal de destrucción y genocidio en ambos países. Desde que hicimos aquella denuncia, la devastación y las muertes en Yemen en particular, uno de los países más pobres del mundo, se han aumentado. Además de una brutal campaña militar llevada a cabo por fuerzas sauditas con aviones, tanques, armamento y apoyo logístico estadounidenses, el gobierno de Riad con la plena aprobación de Washington le ha impuesto un bloqueo genocida a Yemen que está provocando la hambruna más grande que se ha visto en el mundo durante décadas. El aborrecible papel del imperialismo estadounidense en Libia está bien documentado. Y la creciente presencia de fuerzas militares estadounidenses en África occidental y a través del cuerno también se está haciendo cada vez más conocida.
Estos ejemplos apuntan a la clara conexión entre el avivamiento deliberado de la histeria anti musulmana e inmigrante por un lado, y los objetivos de la política imperialista de la clase capitalista estadounidense por el otro. El intento de desviar la creciente frustración masiva en EEUU de la desigualdad social, las políticas sociales reaccionarias y el acelerado giro al autoritarismo, hacia la histeria antiinmigrante y la promoción del etno chauvinismo no sólo tiene como objetivo debilitar la conciencia de clase de las masas trabajadoras, sino también la movilización del apoyo popular para futuras guerras depredadoras.
Significativamente, el Tribunal Supremo no ofreció detalles para justificar la decisión que fue tomada por una mayoría de siete a favor y dos en contra. Según la prensa, las juezas Sotomayor y Ginsburg se opusieron a la decisión. La jueza Kagan, otra supuesta voz liberal nombrada por Obama votó por permitir el veto.
La decisión del tribunal supremo resalta la acelerada retirada de los principios democráticos que se ve en todas las instituciones políticas de la clase capitalista, desde la legislatura, que recientemente aprobó un proyecto de ley de reforma contributiva contra la voluntad de la mayoría y sin debate público, al más alto tribunal del país. De hecho, estos llamados pilares de la justicia y la democracia han demostrado una y otra vez que para la jurisprudencia capitalista, toda referencia a los supuestos principios eternos de la democracia es simplemente fraseología vacía. Cada vez más, los tribunales sólo sirven para dar un manto legal a los objetivos reaccionarios de la clase dominante, tanto en el plano interno como externo.
Los comunistas otra vez alzamos nuestra voz para denunciar el veto migratorio y todas las fraudulentas justificaciones relacionadas a la seguridad nacional con las que la administración lo ha vendido. Denunciamos a la vez la erosión cada vez más marcada de los principios democráticos que caracteriza a todas las instituciones políticas y jurídicas del capitalismo. Hacemos un llamado a los obreros políticamente conscientes a no sólo oponerse al veto migratorio en EEUU sino también las interminables guerras imperialistas llevadas a cabo a través del mundo.