Miles de trabajadores no recibirán bono de navidad

Por Rogelio Acevedo

Hoy se confirmó la insinuación que venimos escuchando la clase obrera y las masas trabajadoras luego del paso de María: el lloriqueo de los capitalistas del patio ha logrado su propósito de salirse nuevamente con la suya. No fue suficiente con la reforma laboral. Esta vez más de mil patronos dejaron a más de 125 mil trabajadores sin bono de navidad en una coyuntura económica y social que, para calificarla de alguna manera, no es menos que dramática.

Inmediatamente han salido en defensa de la medida todo el ejército de portavoces de la burguesía, sus comentaristas y analistas exclamando: “¡todos debemos aportar en la recuperación!”, “¡125 mil es solo una ínfima porción del total de la mano de obra local!”, “¡se deben ampliar todas las medidas que ayuden a estimular la economía!”, “¡pero si en EEUU no hay bonos de este tipo, ¿por qué debemos mantener vigente esta ley?!”. Todas estas declaraciones reflejan la nueva realidad que poco a poco se ha ido materializando bajo el régimen de la JWS. Sin embargo, hay que aclarar que el llamado «bono» de navidad no es más que salarios diferidos.  Este fue legislado como medida para compensar los bajos salarios y el cada vez más ascendente nivel de pobreza de las masas obreras. A la misma vez, fue una manera de fomentar el consumo, es decir, de subsidiar a los comerciantes.

El tamaño de la clase obrera y la productividad

Veamos el argumento de la proporción que no recibirá el bono versus el resto de la clase trabajadora. Aceptemos por un momento que en teoría podría considerarse como un porcentaje bajo estos 125 mil hombres y mujeres, que representan el 11.7% del total de la clase trabajadora, que según el Departamento del Trabajo y Recursos Humanos (DTRH), para octubre de 2017 sumaba 1,061,000 personas. La realidad es que estos números reafirman la extrema desprotección laboral que sufre la clase trabajadora, porque esa proporción no significa que las 936 mil personas restantes estén recibiendo ni ese, ni ningún otro beneficio. De hecho, la reforma laboral de Rosselló estableció las bases para la generalización del trabajo precarizado ya sea a tiempo parcial, temporero o indefinido. Los sectores obreros que más han sufrido esa precarización están ubicados principalmente en la construcción, el comercio y en servicios, que para octubre 2017 sumaban 551 mil trabajadores. Estos laboran entre 1 a 39 horas semanales sin ningún beneficio marginal como vacaciones, cubierta de salud, jubilación y mucho menos bono de navidad.

En cualquier caso, si analizamos el tamaño de la clase obrera en su conjunto (1.06 millones) y contrastamos la baja participación laboral (40.2%) al Producto Interno Bruto (PIB) para el 2016, descubrimos que es una altamente productiva en términos de la generación de riqueza para la clase capitalista. Para el 2016 el PIB del territorio totalizó la nada despreciable suma de $105,034 millones, que, comparado con los años de la década anterior ha ido incrementando consistentemente. Más aún, cuando comparamos el PIB con el total de salarios pagados que sumaron $24,646 millones, frente a la ínfima inversión bruta de capital fijo (infraestructura, maquinaria) que totalizó $7,100 millones, tropezamos con las contradicciones del discurso de la clase capitalista. Es decir, alegan que hay que continuar flexibilizando las condiciones laborales para estimular la economía, ¡pero los números confirman que con muy poca inversión y salarios de miseria se están embolsando una millonada!

Considerando estos datos, no debe extrañarnos que los principales solicitantes fueran empresas de servicio (restaurantes, comercios), piadosos colegios cristianos y hospitales

El rol del Departamento del Trabajo y Recursos Humanos

Desde hace décadas la clase obrera ha comprobado en carne propia que el DTRH debería llamarse departamento de los patronos por sus gestiones en apoyo de los capitalistas. Recordamos la infame actuación de Prudencio Rivera Martínez, nombre que lleva la sede del DTRH, durante la huelga de los portuarios de 1938, quien hizo todos los esfuerzos posibles por desbaratar la lucha de los trabajadores por lograr salarios dignos. La táctica de estos funcionarios no ha variado mucho: con sus cantos de sirena nos llaman a “la mesa de negociación”, a sus oficinas de conciliación y arbitraje, siempre con el objetivo de distraernos de las tareas en la lucha por lograr condiciones laborales dignas.

En aquel tiempo como ahora, han ejercido su rol de portavoces de los patronos, esta vez con el anuncio de la exoneración del pago del bono de navidad. Sus funcionarios siempre aparecen en todas las actividades y foros que organizan los burgueses. Algunas de las más recientes ejecutorias de su secretario Carlos Saavedra fueron su apoyo la reforma laboral y la burda manipulación estadística de la tasa de desempleo y sus cándidas declaraciones del aumento de 25 mil solicitudes de desempleo en noviembre como quien no quiere la cosa. Esta insensibilidad del such is life no puede ser de otra forma en el Estado burgués, una maquinaria diseñada para que los capitalistas puedan oprimirnos a sus anchas.

Esta nueva movida confirma nuevamente las denuncias que hemos estado haciendo sobre las intenciones de la clase capitalista de implementar un plan sistemático para bajar el valor del trabajo. Y aunque en apariencia pareciera que este asunto no tenga mucha importancia, la realidad es que resulta un nuevo golpe a la clase obrera, que cada vez los capitalistas nos arrinconan más contra la pared. Es por esto que mantiene plena vigencia nuestro llamado a la organización independiente en consejos obreros en cada taller de trabajo, por pequeño que sea. Esta instancia organizativa dará perspectiva a la clase obrera de que una manera de encender la chispa de la lucha política puede ser en el campo de las condiciones laborales y salariales.

¡Organicemos consejos obreros!

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