¿Dirán algo en contra del fascismo los políticos del patio?

Por Lidia López

 

Este miércoles Donald Trump comenzó su rutina mañanera con una serie de re-tuits de tres videos incendiarios posteados por Jayda Fransen, líder de la organización de extrema derecha Britain First, en que muestran supuestos actos de violencia cometidos por musulmanes.  La autenticidad de los videos ha sido cuestionada, particularmente dada la historia de dicha organización, la cual incluye, entre otros actos fraudulentos, la difusión de videos alterados en un intento de avivar el racismo.  Fransen, junto con otros líderes de Britain First, tienen antecedentes criminales debido a hostigamiento y ataques contra inmigrantes, especialmente a los musulmanes.

 

Los re-tuits desataron una reprensión inmediata a través del espectro político en Gran Bretaña, así como la condena de la comunidad internacional.  Incluso Theresa May, la primera ministra ultraconservadora, se vio obligada a reprochar a Trump, aunque de manera tibia, en medio de llamados cada vez más intensos del público británico para cancelar la visita estatal venidera del presidente estadounidense.  De manera típica, la Casa Blanca ha defendido las acciones de Trump argumentando de la manera más absurda que su intención era “elevar la conversación” sobre el terrorismo.

 

La normalización del fascismo, es decir, la legitimación del discurso ultra derechista, etno chauvinista y antiinmigrante, es un corolario del creciente giro hacia la derecha de las clases dominantes en todos los países capitalistas principales.  Su estrategia estriba en movilizar a los elementos más degenerados de la sociedad como fuerza de choque contra cualquier oposición social progresista.  De hecho, poco después de los re-tuits de Trump, Fransen se vanaglorió de su apoyo en otro tuit en que proclamó: “Trump mismo retuiteó estos videos y tiene alrededor de 44 millones de seguidores! !Que dios te bendiga Trump! ¡Que dios bendiga a América! 

 

Las tibias críticas de Trump por parte de los líderes mundiales reflejan, no su genuino compromiso con la defensa de las normas democráticas, sino más bien molestia debido a la preocupación de que el abrazo descarado del fascismo por Trump en condiciones de creciente desigualdad social y el saqueo impune por la oligarquía financiera sirvan como catalizador para una reorganización radical de las fuerzas de izquierda y obreras capaz de amenazar el dominio capitalista.

 

Dentro del territorio, parece que no hay ningún funcionario electo con un mínimo de integridad o columna vertebral capaz de hacer al menos una declaración pública denunciando esta ola tan grotesca y abierta del fascismo.  Parece que mientras Ricky y Jenny están demasiado ocupados facilitando el saqueo llevado a cabo por los bonistas y las corporaciones mientras dan lecciones a la gente en cómo se humilla con una sonrisa, Tommy y Johnny están tomando notas para copiar mejor las mismas medidas ultraderechistas empleadas en EEUU dentro de la colonia.  En cuanto a Carmen, ésta espera realizar un milagro reviviendo el cadáver del ELA.

 

Tal es el estado de la política oficial en Puerto Rico.

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