Republicanos ahora ponen su mirada en PAN

Por Ismael Castro

La semana después de que el Senado aprobara una de las piezas legislativas más reaccionarias en varias generaciones, el liderato de la Cámara ahora dirige su atención a un programa que alimenta a aproximadamente una cuarta parte de todos los niños en EEUU y muchas personas discapacitadas.  El programa SNAP, conocido como PAN en Puerto Rico, figura como el nuevo “blanco” en la ofensiva capitalista que se está llevando a cabo contra las masas obreras en EEUU y, como corolario, Puerto Rico también.  SNAP (PAN) provee ayuda alimentaria a aproximadamente 44 millones de personas en EEUU, y 50% de la población puertorriqueña.

En un anuncio reciente, que brilla por la falsedad y el cinismo típicos de la canallada capitalista, multimillonario Sonny Perdue y secretario del Departamento de Agricultura, afirmó que el plan es “facilitar la transición de individuos y familias para ser independientes, específicamente colaborando con partes interesadas claves dentro de la fuerza laboral.”  Estas declaraciones coinciden con comentarios hechos por varios líderes republicanos quienes han declarado que sus esfuerzos ahora se centran en compensar el déficit creado por la reforma contributiva con recortes a los programas entitlement, es decir, los programas sociales para aliviar la pobreza como Medicaid, Medicare, Seguro Social y SNAP (PAN).

En el caso de SNAP (PAN), las propuestas previas de los republicanos han incluido la conversión del programa en un block grant, una táctica favorita la cual justifican con el argumento de que esto les daría más flexibilidad a los estados para administrar los fondos federales, y la imposición de requisitos de trabajo para las personas que reciben beneficios.  Estas propuestas deben entenderse en el contexto del presupuesto sometido por Trump el mayo pasado en que propuso una reducción de aproximadamente $54 millones para varias agencias federales tales como la EPA, el Departamento de Educación y el Departamento de Agricultura, éste último que administra el programa SNAP (PAN), para así canalizar aun más fondos públicos al Pentágono.  Durante ese mismo proceso, la administración propuso recortar en 25%, unos $190 mil millones, el programa de SNAP (PAN) durante la próxima década.

Además de este contexto, es importante resaltar que según las estadísticas del mismo gobierno, más de la mitad de los beneficiarios de SNAP (PAN) son personas con trabajos o que están activamente en busca de trabajo (57%) mientras que 22% son personas discapacitadas.  Estas cifras evidencian el impacto de la estrategia llevada a cabo por la clase capitalista en su conjunto de crear en EEUU una nueva plataforma de salarios miseria caracterizada por el desmantelamiento de toda red social de seguro que se conquistó a través de arduas luchas obreras.  A la vez, esta realidad pone de manifiesto los cínicos intentos de pintar a los beneficiarios de programas como SNAP (PAN) como vividores del sistema.  De hecho, este cinismo llega a unos niveles verdaderamente increíbles cuando se oyen las voces de personas como Paul Ryan hablar sobre “abusos” tales como la compra de bebidas azucaradas con cupones.  La extremadamente limitada disponibilidad de alimentos saludables y asequibles en los barrios pobres, así como el constante bombardeo de publicidad destinada a promover la selección de alimentos poco saludables y los recortes a programas educativos relacionados, ¡son también aspectos de la lucha de clases!

La ofensiva dirigida por los republicanos está siendo implementada con la complicidad de los llamados liberales del Partido Demócrata.  Aparte del hecho de que estos ataques contra las capas más pobres de la clase obrera se dan justo después de aprobarse una masiva reducción de la carga contributiva de las grandes corporaciones e individuos más ricos, el anticipado recorte a SNAP (PAN) ocurre en tiempos de prolongado estancamiento salarial y un aumento sin precedentes de los niveles de desigualdad social.  De hecho, fue bajo el “liberal” Obama que se efectuó un rescate de toda la criminalidad bancaria y financiera mediante el reparto de dinero gratis a estas instituciones que luego realizaron una serie de trucos para inflar sus activos bursátiles mientras se les impuso, con la colaboración del dúo de Hilda Solis y Tom Pérez como secretarios de Trabajo y el liderato sindical oportunista del UAW y el ILWU, severos recortes salariales y otras medidas anti obreras a los trabajadores de la industria automotriz y los puertos.  Entre estas medidas anti obreras impuestos bajo la administración demócrata se incluyen la introducción del sistema de dos escalas de pago para empleados jóvenes o nuevos (two tier wage system) en la industria automotriz y el reforzamiento de leyes para ilegalizar las huelgas y los paros solidarios entre los trabajadores de un sector laboral.

Estos señalamientos son necesarios para que las masas obreras entiendan que no pueden contar con ningún apoyo genuino de entre los llamados liberales del Partido Demócrata o la alta burocracia sindical.  Precisamente por eso, resaltamos la necesidad de una organización independiente de la clase obrera, guiada por un programa propio, un programa socialista.  Si esta necesidad se aplica a la clase obrera en EEUU, traicionada como está por los demócratas y sus colaboradores sindicales, es doblemente imperativa en Puerto Rico.  De hecho, será únicamente en la medida en que los obreros en Puerto Rico se despojen de la influencia que ejerce el llamado liderato político del país que podrán avanzar en cualquier cuestión social o política significativa.  Ese “liderato” político, desde González en el Congreso hasta toda esa chanchullería en la colonia, funciona para engañar a las masas obreras mientras facilitan el saqueo sistemático.

El llamado de los obreros políticamente más conscientes es a la organización independiente de la clase obrera.  Nuestra organización y lucha tienen que ser guiadas por un programa socialista y debe asumir un carácter internacionalista.  Sólo guiados por el socialismo y unida como clase, a nivel internacional, podrá la clase obrera empezar a resolver los grandes problemas que engendra el sistema de explotación y miseria, por un lado, y concentración de inmensas riquezas en cada vez menos manos, por el otro.  Por eso repetimos nuestro llamado: ¡consejos obreros!

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