Por Ismael Castro
El establecimiento político en el territorio está en un estado de pánico. Desde Ricky en la Fortaleza hasta «Johnny» en la Cámara, todos están echando el resto para convencer a sus superiores en Washington para que eximan a Puerto Rico de medidas tales como la imposición de un impuesto del 20% sobre los productos importados a Estados Unidos que se incluyen en la propuesta reforma contributiva federal. ¡Si tan solo estos mismos políticos pudieran moverse tan rápido y con tanta convicción para medidas a favor de las masas trabajadoras!
La delegación bipartita enviada por Johnny que se encuentra en Washington tiene como meta principal convencer a los congresistas y senadores estadounidenses de que la administración del territorio puede imponer a los trabajadores del sector manufacturero en Puerto Rico unas condiciones que garanticen la rentabilidad de las llamadas corporaciones foráneas (CFCs). Estas incluyen, además de la garantía de salarios relativamente bajos, la eliminación de beneficios marginales y un control férreo sobre el proceso laboral, un régimen tributario local muy favorable a cambio de cualquier ventaja contributiva concedida bajo los planes de la actual administración federal de incrementar la manufactura dentro de EEUU sobre la base de una nueva plataforma de salarios bajos. Cuando los politiqueros del territorio hablan de “crear actividad económica” y “levantar a Puerto Rico” a lo que se refieren es imponer unas condiciones de súper explotación y desregulación para incentivar a los capitalistas imperialistas a invertir.
Lo que tiene preocupados a los administradores del territorio es que al tratar a Puerto Rico como una entidad extranjera en términos tributarios, es decir, al imponer sobre sus exportaciones a EEUU o las subsidiarias que utilizan patentes, marcas o tecnología de la empresa matriz impuestos iguales a otros países, la colonia pierda su ventaja comparativa no sólo frente a países extranjeros sino también las jurisdicciones dentro de EEUU, particularmente en las áreas que han sufrido la llamada desindustrialización tales como el Rust Belt. Por lo tanto, el actual corre corre que se está viendo entre toda la politiquería puertorriqueña es una carrera hacia el fondo en términos de las condiciones para los trabajadores en que los defensores políticos del capitalismo en cada jurisdicción compiten unos contra otros para garantizarles a los explotadores un ambiente óptimo.
¿Qué tipo de ofrecimientos les harán Rosselló y el equipo enviado por Méndez? El diablo sabe. Sin embargo, de lo que sí podemos estar seguros es que las estrategias para el desarrollo económico propuestas por los politiqueros del territorio incluirán esa muy familiar combinación de exenciones contributivas y la creación de otro marco legal para nuevos mecanismos financieros que aumenten las ganancias de los capitalistas.
Es muy probable que una “reforma energética” en que Puerto Rico se convierta en un nuevo dumping para el gas natural estadounidense mediante inversiones multimillonarias en la conversión de la actual infraestructura – financiada hipotecando a sucesivas generaciones – figure como parte de la agenda de la delegación territorial. Por lo que se vio en la última reunión del Comité de Recursos Naturales de la Cámara baja estadounidense presidida por el representante de Utah, Bob Bishop, el nuevo pana de Ricky, varios republicanos como Glenn Thompson, de Pennsylvania, están locos por aprovechar de la colonia para apuntalar el sector de combustibles fósiles en EEUU. En un intercambio significativo entre Thompson y Noel Zamot, el elegido por la Junta para tomar las riendas de la AEE, básicamente se confesó lo mismo. Ante la pregunta de Thompson, ¿Cómo puede usarse la tecnología energética innovadora, tales como las celdas de combustible que utilizan los recursos de nuestra nación como el gas natural de combustión limpia, para revitalizar la red energética en Puerto Rico? Zamot contestó muy entusiasta, “Estaríamos contentos de traer todas estas soluciones a la mesa e incorporar cualquiera de estas buenas ideas – aquellas ideas fantásticas – a nuestro plan de transformación.” Thompson es entre los políticos que más donaciones recibe de la industria de combustibles fósiles. De más está decir que ni los capitalistas de la industria de combustibles fósiles ni sus representantes políticos permitirán a las preocupaciones ambientales, por la salud o la sostenibilidad inhibir sus planes. Representantes como Bishop y Doug Lamborn, de Colorado, tienen largas historias de subvertir las regulaciones ambientales a favor de la industria de combustibles fósiles.
Las discusiones tras bastidores sobre las exenciones contributivas y otras concesiones especiales para los varios grupos de capitalistas así como la subasta de las industrias públicas a intereses privados formarán la verdadera agenda de los lacayos coloniales en Washington. Y aunque los verdaderos detalles de las mismas jamás serán reportados por la prensa oficial, las masas trabajadoras pueden estar seguras de lo que viene: mayores recortes a los servicios básicos como educación y atención médica, así como una intensificación de la política cínica de emigración forzada como válvula de escape para las crecientes tensiones sociales.
Los politiqueros del territorio no tienen nada que ofrecerles a las masas trabajadoras como bien demuestra su patético desempeño desde el paso de María. Ahora, con sumo cinismo, pretenden aprovechar de la situación mostrándose hábiles en la facilitación de un nuevo régimen de explotación capitalista.
Las masas trabajadoras deben igualar el celo con el que estos lacayos políticos defienden los intereses de sus amos capitalistas acelerando sus propios esfuerzos para organizarse. Solo la clase trabajadora políticamente consciente puede ofrecer soluciones reales a la crisis actual. Esto requiere la organización inmediata de los consejos obreros y el control obrero de todas las corporaciones públicas y las industrias principales. Los capitalistas solo ofrecen muerte y emigración forzada. En oposición a esto los trabajadores políticamente conscientes tienen que luchar por la reconstrucción socialista!