Por Carlos Borrero
La administración de Trump ha tomado dos pasos esta semana para debilitar aún más el sistema de salud para los pobres y vulnerables. El jueves por la mañana, flanqueado por reaccionarios como Rand Paul y Mike Pence, Trump firmó una orden ejecutiva que permitirá a las aseguradoras vender planes médicos inferiores en un esfuerzo por socavar los mandatos requeridos por el Affordable Care Act, conocido popularmente como Obamacare. La orden dirige a las agencias federales como el Departamento de Trabajo a aflojar los reglamentos para permitir a negocios pequeños a unirse en ‘asociaciones’, aun cruzando líneas estatales, y comprar seguro médico. Los planes de dichas asociaciones serían regulados por la ley federal de empleo y no las leyes estatales aplicables para el seguro médico. Como tal, estos nuevos planes no tendrían los mismos requisitos de los planes que caen actualmente bajo Obamacare como, por ejemplo, la cubierta de condiciones pre existentes u otros servicios médicos esenciales que ahora son requeridos. En esencia, la orden ejecutiva sienta las bases para una estructura paralela para las aseguradoras. Ya podrán vender planes médicos más baratos con cubierta incompleta para atraer a personas jóvenes y/o saludables, quienes probablemente dejarían los planes actualmente bajo Obamacare. El resultado sería un número relativamente mayor de personas mayores de edad y con condiciones médicas crónicas que permanecerán cubiertas bajo los planes de Obamacare, lo cual provocaría un alza en sus primas, deducibles y otros gastos del bolsillo.
El jueves por la noche, la Casa Blanca anunció que iba a poner fin a los pagos de subsidios a las aseguradoras que participan en los mercados locales de Obamacare. Durante meses se han circulado los rumores que la administración estaba considerando seriamente poner fin a los subsidios, los cuales se les pagan mensualmente a las aseguradoras privadas. Empleando una retórica populista fraudulenta, Trump frecuentemente ha despotricado en contra de los subsidios a las aseguradoras, que sólo para este año ascienden a aproximadamente $7 mil millones. Bajo el sistema actual de salud privada, es decir, capitalista, los pagos federales a las aseguradoras son un intento de garantizar su rentabilidad mientras mitigan levemente los costos «de bolsillo» para los que están cubiertos. Al poner fin a los subsidios, la administración de Trump está tratando de socavar aún más a Obamacare mediante el debilitamiento de los mercados locales donde actualmente se venden los planes médicos.
Como hemos destacado en repetidas ocasiones, el Affordable Care Act es un esquema completamente inadecuado para satisfacer las necesidades de cuidado médico de la sociedad. La Obamacare está basada en la premisa de la garantía de ganancias para las aseguradoras gigantes, las farmacéuticas, las compañías fabricantes de equipo médico, etc., que participaron en la redacción de dicha ley. La campaña de la administración de Trump para socavar Obamacare se está llevando a cabo desde la extrema derecha. Aunque Trump parece oponerse a las aseguradoras gigantes, en realidad estas medidas recientes están diseñadas para permitirles obtener aun más ganancias vendiendo planes con poca o ninguna cobertura, por un lado, y elevando las primas y deducibles de planes más íntegros, por el otro. Al mismo tiempo, estas movidas ponen en marcha la eliminación de protecciones mínimas al permitir a las aseguradoras negarles a las personas pobres y con enfermedades crónicas la cubierta médica. Cuando uno considera los enormes beneficios potenciales de los recortes de impuestos propuestos por Trump para garantizarles mayores ganancias a los capitalistas, tales como las aseguradoras, la pérdida a corto plazo de los subsidios será más que compensada.
Es significativo que la discusión pública sobre el cuidado médico que se tiene en Puerto Rico siga centrada en los cabildeos para obtener más fondos federales en un momento en que los capitalistas y sus representantes políticos en Estados Unidos están haciendo todo lo posible para debilitar, si no eliminar por completo, el cuidado médico de los pobres y vulnerables. Tal es el nivel de discurso político bajo anexionistas y defensores colonialistas por igual. De Jenniffer González y Ricardo Rosselló para abajo, las masas obreras no encontrarán en ninguno de los defensores políticos del capitalismo en la colonia una voz honesta. Las masas obreras no pueden esperar nada tangible o significativo de los capitalistas y sus esbirros políticos sin una lucha militante y prolongada. E incluso cualquier concesión lograda nunca será permanente. Dentro de la colonia, donde los elementos de desquiciados mentales que dominan la política local han acostumbrado a las masas a esperar las migajas dispensadas por los imperialistas, esto es aún más claro.
La clase obrera apoya abrumadoramente el establecimiento de un sistema universal de atención médica. Para lograr esto de una manera significativa, sin embargo, requerirá que la clase obrera tome el poder político en sus manos. La lucha por un sistema universal de atención médica no puede separarse de la lucha por el socialismo. Esto es cierto tanto en Estados Unidos como en un país colonizado y subdesarrollado como Puerto Rico.