¿Cuales son las nuevas propuestas de desarrollo económico de la JWS y el congreso?

Por Rosa Rojas

 

Durante las pasadas semanas, la Junta de Wall Street ha hecho varias expresiones públicas acerca de cómo se debe atender el nuevo y complejo panorama en el territorio de Puerto Rico. Como parte de estas expresiones envió una carta al congreso planteando la nueva realidad y la necesidad de reevaluar toda la planificación que le había sido encomendada por él.

A la misma vez varios congresistas liberales visitaron la semana pasada a Puerto Rico para “ver sobre el terreno” los efectos del huracán María.  Estos plantearon, entre otras cosas, la necesidad de que el congreso tome medidas económicas para impulsar la economía del territorio.  En esa línea algunos congresistas demócratas como Richard Blumenthal plantean la necesidad de activar un Plan Marshall (el programa de recuperación económica implementado por EEUU en Europa luego de la Segunda Guerra Mundial).  Otros, como Rob Bishop, plantean variantes de reconstrucción menos ambiciosas, orientadas a determinados ámbitos económicos.

Lo que parecería como esfuerzo positivo coordinado para estimular la economía del territorio, a todas luces no es otra cosa que un reajuste del plan anterior para mantener intacta nuestra repugnante subordinación política, y crear además las condiciones necesarias para un nuevo ciclo de súper explotación de las masas trabajadoras.

Contrastan a primera vista las sugerencias de la JWS con las propuestas que vienen de sectores del congreso.  Mientras que la primera plantea una asistencia federal en forma de “subvenciones, reembolsos y un programa de liquidez”, los segundos promueven la implementación de un programa de reconstrucción a mediano plazo.  Estas propuestas, aunque parecieran contradictorias, en nada resultan antagónicas si consideramos la necesidad urgente que tiene el imperialismo de devolver al territorio a las condiciones de rentabilidad.

Analicemos primero las sugerencias de la JWS al congreso.  A primera vista llama la atención la premisa sobre las que basan su análisis para las recomendaciones que proponen: hay que reajustar el plan acorde con las nuevas circunstancias.  La perspectiva materialista de la JWS es que bajo las condiciones actuales no es posible la explotación según se planificó.

Ante este nuevo panorama plantearon al congreso varias áreas de impacto para “respaldar la recuperación de la isla” centradas en vivienda, infraestructura y empleo.  La JWS puso mucho énfasis en el aspecto de la vivienda donde incluyó varias medidas: la liberación del límite de $5 millones en prestamos del programa de comunidades afectadas por desastres; la otorgación de fondos para vivienda bajo el programa de subvenciones comunitarias (CDBG-DR); el aumento del tope de $33 mil que otorga FEMA por hogar y la reactivación del programa para pagos de rentas e hipotecas por pérdida de empleo.

Para el área de infraestructura sugiere la JWS hacer elegible al programa de alivio por emergencias del Departamento de Transporte y la eliminación del requisito de pareo de fondos que requiere FEMA.  Mientras tanto, para el aspecto laboral solo propuso la aprobación de fondos bajo la ley de reinversión de la fuerza trabajadora y extender a 24 meses las ayudas por pérdida de empleo en caso de desastre.

Por otro lado, las propuestas que se han lanzado desde el congreso, desde luego representan los intereses de diferentes grupos de capitalistas que buscan posicionarse para lograr una buena tajada del bizcocho.  En ese sentido, las propuestas de demócratas por un Plan Marshall para el territorio, así como una revaluación de Promesa, particularmente en lo que respecta a “proyectos críticos”, posiblemente tendrán mayor apoyo por la inmensa cantidad de dinero que se asignará para su ejecución.  Los estimados preliminares más difundidos oscilan entre los $45 y $95 mil millones.

Aunque todavía está por verse cuáles serán los acuerdos y determinaciones que tome el congreso junto con la JWS, una vez éstos decidan, podemos establecer a grandes rasgos cuales serán las medidas a tomarse para “levantar a Puerto Rico y retomar el camino del desarrollo económico.”  Dentro de esta coyuntura lo más importante para todos los grupos de capitalistas (servicios, productivos, financieros) es poder restablecer toda la infraestructura necesaria para reiniciar la circulación de capital.  Además buscarán restablecer unas condiciones mínimas de supervivencia para la clase obrera y las masas trabajadoras que permitan su explotación efectiva.

Aquí entra en la ecuación el gobierno federal, que tendrá que asumir el papel de inversionista en esta etapa para poner la maquinaria a andar.  Todavía está por verse como se traducirán esas ayudas en términos de la carga contributiva para las masas trabajadoras en Puerto Rico.

Partiendo de las experiencias previas aquí y en el propio EEUU podríamos delinear a grandes rasgos el plan de recuperación económica en varios ámbitos principales:

-Creación de un programa federal de inversiones masivas en infraestructura en los renglones de energía eléctrica, acueductos y renovación de represas, carreteras y puentes. Este programa estará orientado hacia la contratación masiva de corporaciones estadounidenses.

-Este programa será financiado en gran medida con prestamos federales. Si se siguen las recomendaciones de la JWS y considerando el carácter privado de la Reserva Federal (se compone de una agrupación de bancos) asegurará nuevamente la predominancia del capital financiero.  Estos lograrán capturar grandes sectores de la clase obrera que “reciban ayudas” de FEMA en forma de prestamos hipotecarios.  A esto habría que añadir las deudas que contraerá el gobierno del territorio bajo esa misma modalidad de ayudas.

-Como complemento, esto irá acompañado por un programa de empleo para todas las facetas de diseño, planificación y construcción de esa infraestructura.  Desde luego, en este renglón aplicarán las leyes antiobreras recientemente aprobadas por Rosselló en materia de salarios y condiciones laborales.

-Todo este inmenso proceso de inversión seguramente será evaluado por la JWS, que se encargará de señalar los proyectos críticos eliminando las trabas contenidas en la legislación de protección de recursos naturales e históricos también aprobada recientemente por Rosselló.  De la misma forma, la JWS cumplirá funciones de “supervisión” para asegurar el uso adecuado de los fondos de acuerdo a los intereses del gobierno federal.

Lo que debe quedar claro para las masas trabajadoras es que todo este “vendaval” de ayudas no están destinadas a mitigar nuestro sufrimiento y enormes carencias materiales. Todas estas acciones van dirigidas a sacarle las castañas del fuego a los capitalistas y asegurar el reinicio, bajo nuevas condiciones, del movimiento de capitales y de la explotación del trabajo.  Saben que las masas necesitan trabajo, comida, albergue y estarán dispuestas a vender su trabajo por debajo del precio del mercado con tal de sobrevivir.

De la misma forma, las clases explotadoras de aquí y de allá, junto con sus marionetas liberales, no tienen nada que ofrecer a las masas que no sea mayor pobreza y explotación. Aun con toda esta inversión masiva que se propone, no debe caber duda de que el nivel de vida promedio descenderá drásticamente y de la misma forma aumentará considerablemente el nivel de pobreza.  En ese sentido toda esta fanfarria propagandística es solo un reflejo de la inviabilidad del régimen capitalista y su expresión colonial en el territorio de Puerto Rico.  Solo nos ofrecen pobreza y dependencia.

Por eso los comunistas insistimos en que esta coyuntura ha evidenciado nuevamente que solo la clase obrera es capaz de mover el país.  Sin nosotros el país no corre.  Sin embargo, se hace urgente nuestra organización política independiente para la toma del poder y darnos a la tarea de la construcción socialista de la sociedad.  Sólo la planificación económica y el uso racional de nuestros recursos asegurarán que los sectores más vulnerables no queden abandonados a su suerte.

¡Construyamos consejos obreros!

 

 

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