El Partido Comunista de Puerto Rico, al igual que el resto del movimiento comunista internacional, se ha dado a la tarea de conmemorar el centenario de la Revolución de Octubre. Como parte de la conmemoración de esta efemérides, la primera revolución proletaria victoriosa de la historia, el PCPR ha realizado una serie de documentos de análisis de estos eventos. El propósito de estos análisis son, no simplemente un ejercicio académico sobre los eventos que enmarcaron la Revolución de Octubre, sino también analizar las valiosas enseñanza y someter a la crítica sus errores. Mas importante, cómo la clase trabajadora en Puerto Rico puede aplicar estas enseñanzas a nuestra realidad.
Esta serie se dividió en tres ensayos que abarcan diferentes periodos: la Revolución de 1905 y el año revolucionario de 1917 dividido en dos partes. Con estos ensayos esperamos contribuir al desarrollo de la teoría revolucionaria de la clase obrera en Puerto Rico, así como a la revolución mundial.
¡Comunismo o barbarie!
La revolución rusa de 1905: el surgimiento de los soviets
Contexto económico, social y político
La revolución rusa de 1905 ha sido catalogada como el “primer ensayo general de 1917” y se caracterizó por una ola general de levantamientos campesinos, huelgas y motines militares que sacudieron el régimen zarista. Su resultado inmediato fue el establecimiento de una monarquía constitucional con la Duma o parlamento como cuerpo representativo de las clases explotadoras.
Durante la última década del siglo 19 y principios del 20 existían en el imperio ruso 27 mil terratenientes, 18 mil pertenecientes a la nobleza, que poseían 62 millones de hectáreas de tierra. La población campesina alcanzaba cerca de 100 millones con cerca de 10 millones sin tierra. La opresión en el campo resultaba intolerable para las masas campesinas donde los terratenientes imponían, castigos corporales severos, les otorgaban tierras improductivas, extenuantes jornadas y trabajo y multas por cruzar sus tierras para llegar a los pueblos y aldeas. Durante este periodo el aumento del precio de los cereales en el mercado internacional, del cual Rusia era un exportador principal, provocó un alza en el precio de las tierras y los arrendamientos.
En las ciudades comienza una gran afluencia de capitales extranjeros, principalmente franceses, para la inversión en infraestructura de producción industrial. Estas inversiones tienen como consecuencia un gran impulso industrial, aunque con una base técnica limitada, que se apoyaba principalmente en técnicas y métodos rudimentarios que requerían grandes masas de trabajadores para mantener sus tasas de ganancias rentables. Este impulso industrial provocó que las exportaciones se duplicaran de 661 a 1,055 millones de rublos en diez años. De la misma manera, la acumulación de riquezas se triplicó de 104 a 339 millones de rublos.
Dentro de todo este proceso de expansión capitalista, el régimen autocrático se presentaba como una traba para el desarrollo y consolidación del capitalismo en el imperio ruso creando inmensos centros industriales en las principales ciudades. Paralelo al desarrollo capitalista crece el proletariado industrial, alcanzando un ejército de 1.7 millones de personas. Los salarios y las condiciones de trabajo eran de miseria, donde además no existían derechos laborales de ningún tipo, los sindicatos estaban ilegalizados y las jornadas de trabajo oscilaban entre 10 a 14 horas.
Este proceso de expansión capitalista y la aguda opresión que sufrían las masas, tanto en el campo, como en las ciudades, sirvió de antesala al gran estallido social y político que representó la Revolución de 1905. Ya a partir de 1902 comienzan los levantamientos en el campo y las grandes huelgas en los principales centros industriales, alcanzando su punto más álgido con la derrota en la guerra con Japón y los eventos del “domingo sangriento”.
Posición de las diferentes tendencias políticas que luchaban contra la autocracia en esa coyuntura
Bolcheviques- a partir de su III Congreso impulsan la táctica de luchar al lado de la burguesía revolucionaria para acelerar la caída de la autocracia y lograr libertades democráticas en una república burguesa. No podía haber revolución burguesa sin un proletariado fuerte y bien organizado.
Mencheviques- el proletariado no estaba listo para el poder y que por el carácter burgués de la revolución debían constituirse en movimiento de oposición. Planteaban que la socialdemocracia no debía asumir un discurso revolucionario para no “ahuyentar” a la burguesía de la revolución.
Constitucionalistas demócratas (Kadetes)- se funda en 1905 y representaba a la burguesía liberal y de sus sectores medios (profesionales, juristas). Aunque no reivindicaban directamente la república democrática, exigieron el sufragio universal y la Asamblea Constituyente.
Socialistas revolucionarios- partido que se planteaba como representante de campesinos, abogaba por la “socialización” de la tierra frente a la nacionalización que impulsaba la socialdemocracia. Su táctica política se basaba en ataques terroristas contra funcionarios zaristas. Debido a su base campesina y de intelectuales, tuvo muy poca incidencia durante la primera revolución.
Se puede dividir en 3 etapas:
- Movilizaciones masivas (1902-1905)
- Huelga general y surgimiento de los soviets (octubre 1905)
- Etapa insurreccional (diciembre 1905)
Resultado de la contienda
El balance principal de la Revolución de 1905 fue la conquista (hasta 1907) de un régimen parlamentario limitado y de algunas garantías civiles. A pesar de la derrota, demostró que los planteamientos bolcheviques sobre el papel de la clase obrera en la lucha por la democracia fueron acertados: fue precisamente la clase obrera quien puso las “tropas” en esa etapa y mediante su organización y accionar independiente impulsaron el proceso, aun cuando no era una lucha directa por el socialismo, la colocó como actor político.
Aunque no se logró derribar la autocracia, la lucha emprendida por las masas obreras y campesinas logró la conquista de algunas libertades democráticas. Más importante fueron las lecciones aprendidas del proceso, donde las masas adquirieron conciencia de su fuerza y le perdieron el respeto a las instituciones políticas de la autocracia. También la lucha del proletariado consiguió el establecimiento de un parlamento o Duma. Todos estos avances fueron abolidos a partir de 1907 con el avance de la reacción y el repliegue de las fuerzas revolucionarias.
Lecciones de la Revolución de 1905: el surgimiento de los soviets
Estos eventos preocuparon grandemente a todas las clases explotadoras, principalmente por el potencial y el empuje que mostró la clase obrera. Sin embargo, el aspecto principal de este proceso fue el surgimiento de los soviets o consejos obreros, embrión del futuro poder proletario. El primer soviet se organizó en Petrogrado el 13 de octubre de 1905 como respuesta ante la falta de decisión de la burguesía revolucionaria de impulsar el proceso hacia adelante. Sus vacilaciones y falta de unidad representaron su fracaso como clase dirigente del proceso revolucionario. Por el contrario, esta derrota representó un triunfo político para el proletariado en su bautismo de fuego como clase dirigente.
Debido a que no existían libertades democráticas, las primeras tareas de organización de un consejo independiente de trabajadores tuvo que realizarse de manera clandestina. Este era sin duda una de las mayores trabas, si se aspiraba a que fuese un organismo representativo de las masas, debía funcionar abiertamente. Una vez se concretaron las gestiones para su constitución, el soviet se convirtió en elnudo donde convergieron numerosos sindicatos (principalmente los metalúrgicos, ferrocarriles y tipógrafos), organizaciones estudiantiles, campesinos, soldados, minorías nacionales del imperio ruso. Aunque la urgencia de su constitución se daba por la inminencia de varias huelgas, especialmente del sindicato de ferrocarriles, el soviet, como organismo de lucha de la clase obrera, adquirió otras prerrogativas por la participación de amplios sectores oprimidos.
Además de la organización de la lucha en huelgas y manifestaciones, por la amplitud en la participación de sectores de obreros y empleados, comenzó a ejercer funciones administrativas que previamente eran exclusivas del Estado, como los correos y la telegrafía. La clase obrera comenzó, en la práctica a ejercer funciones de dirigente de la sociedad, a foguearse en la administración del poder. Es decir, a ejercer su dictadura.
A pesar de la represión Stolipiana que siguió a la Revolución, la clase obrera ganó experiencia, se templó en la lucha, pudo distinguir con mayor claridad el panorama político, sus aliados y sus enemigos de clase. En especial, la experiencia del soviet de Petrogrado, que sirvió para organizar huelgas, manifestaciones, gestiones administrativas, así como los combates de Moscú, fueron claves para comprender que para concluir la obra revolucionaria que se dibujaba en el horizonte solo podrían contar con sus propias fuerzas y capacidades. Es decir, esa obra sería posible solo con su propio esfuerzo.
Este rico proceso de aprendizaje contiene grandes lecciones para las masas trabajadoras, las cuales además tienen gran vigencia, principalmente porque en esta coyuntura tenemos los mismos problemas organizativos, aun con las “garantías democráticas” del sistema burgués. Dentro de estas lecciones podemos recoger algunas de las más sobresalientes:
- Los consejos obreros deben ser organizaciones de clase, es decir, compuestos exclusivamente por trabajadores y trabajadoras, amplias y representativas de carácter deliberativo y ejecutivo. Esto significa que, para que pueda cumplir su función de organismo de lucha de la clase obrera, sus decisiones deben serabsolutamente obligatoriaspara las organizaciones e individuos que participan de ellos.
- Por su adelanto ideológico y las condiciones objetivas de las masas trabajadoras, su organización recaerá en las organizaciones revolucionarias de la clase obrera. Esto no significa que los consejos obreros no puedan surgir espontáneamente, pero hasta el momento esa no ha sido la experiencia. Sin embargo, para poder convertirse en organismos representativos de las masas,no pueden por ningún motivo ser organismos de estas organizaciones.
- A diferencia de la lucha de masas proletarias durante los eventos de 1905, en nuestro contexto la participación de los trabajadores debe ser lo más amplia posible, es decir,no debe estar basada en delegados o representantes. En este contexto de escaso desarrollo ideológico y, por tanto, organizativo, lo primordial es lograr su participacióndirecta en estos organismos, para que de ahí surjan sus dirigentes orgánicos. Una vez la lucha adquiera un carácter más masivo y para lograr un funcionamiento más ágil, podría adoptarse el método representativo.
- La organización de consejos obreros enseña a las masas obreras los aspectos organizativos del ejercicio del poder y de la administración del futuro Estado obrero. También las foguea en los procesos deliberativos, es decir, de lucha ideológica, elemento necesario en su proceso de maduración política como futura clase dirigente. De la misma forma las educa en los aspectos ejecutivos, es decir, a implementar sus decisiones en beneficio y consenso con las mayorías, en ejercer su dictadura.
- La clase obrera y las masas trabajadoras, por su posición en el sistema capitalista y su amplitud social no necesita a la burguesía ni a sus aliados para dirigir la sociedad. Todas las clases y capas aliadas de la clase obrera deben subordinarse a su dirección y objetivos. Como esto no ocurrirá mecánicamente ni por decreto, se hace más imperativo aun nuestra organización independiente para avanzar en nuestro proceso de maduración política.
Pertinencia en nuestro contexto actual
Para los revolucionarios que utilizamos la ciencia marxista para adelantar las tareas que conduzcan a la revolución proletaria, la Revolución de 1905 encierra grandes lecciones. El conocimiento de las luchas pasadas y las lecciones que encierran no deben verse como simple conocimiento académico. Más bien como procesos de aprendizaje para conocer las tendencias en la lucha de clases, nuestros aliados y enemigos, sobre todo aprender de los errores. En ese sentido, aunque nos pareciera la Revolución de 1905 como un hecho muy distante, fue un evento que conserva gran actualidad para la lucha de clases en Puerto Rico.
Sin embargo, para poder calibrarla en su justa perspectiva histórica y poder nutrirnos de sus enseñanzas para las venideras generaciones de revolucionarios, es fundamental que examinemos brevemente algunos factores que inciden en el desarrollo revolucionario actual. Estos aspectos han entorpecido y retrasado por décadas el desarrollo de la clase obrera como sujeto revolucionario.
Sobre la dependencia ideológica de la clase obrera
Contrario a las afirmaciones de los ideólogos de la pequeña burguesía, que nos hablan del “pueblo” mientras reniegan el papel dirigente de la clase obrera en la lucha de clases, los marxistas afirmamos que sin clase obrera no puede haber revolución, ni socialismo. Esto no es capricho ni un deseo nuestro: se fundamenta en la historia de la humanidad en general, y del capitalismo en particular. El hecho de que Puerto Rico sea una colonia de corte clásico ha provocado que haya una gran dominancia ideológica del nacionalismo entre los sectores más conscientes y dispuestos a luchar contra el capitalismo. Este ha sido uno de los factores que precisamente ha utilizado la pequeña burguesía para plantear la “lucha patriótica” sobre la lucha contra el régimen capitalista.
Es decir, se ha mantenido subordinada ideológicamente a la clase obrera y a las masas trabajadoras bajo el discurso de la conciliación de intereses entre clases, entre explotadores y explotados, en aras de la “unidad nacional”. Este hecho tiene raíces históricas objetivas complejas que no se pretenden abordar en este escrito, pero que definitivamente, todavía inciden en el desarrollo de la clase obrera con sujeto con un accionar político independiente. Basta con señalar que en numerosos frentes de lucha espontánea vemos siempre en la “dirección del movimiento” a intelectuales, abogados y otros representantes de la pequeña burguesía liberal que por lo general descarrilan las luchas hacia los órganos de poder burgueses, como los tribunales y las elecciones. Incluso otros se han planteado como “teóricos marxistas” que si resumimos sus aportaciones teóricas, su conclusión principal es que “ya el marxismo y la lucha de clases son conceptos que no aplican a nuestra realidad nacional”.
Aparte de sus argumentos superficiales y anticientíficos de que “la clase obrera no tiene conciencia y no quiere luchar” se esconde el temor de la potencia incontenible que ha demostrado la clase obrera a lo largo de la historia y que bien demostró la Revolución de 1905. Sin embargo, saben que sin la clase obrera no serán capaces de adelantar su proyecto nacional, y con eso en mente utilizan oportunistamente los llamados a la unidad para subordinarla ideológica y organizativamente y alejarla de sus tareas revolucionarias más urgentes.
Sobre los llamados a la “unidad”
Si hay un aspecto de la ideología pequeñoburguesa que tiene la dualidad de ser en extremo metafísico y a la vez oportunista, es su concepto de la unidad. La unidad no se fundamenta en llamados de las “personalidades prominentes de la izquierda”, ni en los más ardientes deseos de sus promotores, como tampoco en decretos que se lanzan desde el Olimpo. En Puerto Rico hay una cultura política de hablar de unidad sin construirla, sin lucha ideológica, sino más bien de “juntarnos” y obedecer dócilmente los designios de los autoproclamados dirigentes, aunque estos vayan contra nuestros intereses como clase.
Desde la perspectiva materialista, la verdadera unidad es un proceso objetivo, dialéctico y por tanto, material. Esta se construye en el proceso de lucha ideológica, donde las masas y sus representantes van creando organizaciones propias, donde discuten, debaten y acuerdan un programa conforme a sus intereses particulares. Es su carácter dialéctico el que lo hace contradictorio, fluido y que en la medida en que avanza su influencia en la sociedad, va de lo cuantitativo a lo cualitativo.
Sin embargo, el aspecto material más importante para la clase obrera es que la unidad tiene un elemento de fuerza física. Es decir, que en la medida en que se desarrolla la potencia y la influencia de la clase obrera en la lucha política, cuando su programa es adoptado por otras capas y clases, y están dispuestas a luchar por él, entonces es que se galvaniza la unidad. Solo si estamos dispuestos a construir el proceso de lucha, con sus errores, aciertos y contradicciones podemos hablar de unidad. La unidad no se proclama, sino se construye.
Sobre la necesidad de la organización independiente de la clase obrera
Los comunistas reivindicamos como condición necesaria para la toma del poder político y la construcción socialista, la organización independiente de la clase obrera. Esto tampoco parte de pensamientos ni deseos nuestros, sino de la propia historia. Todas las revoluciones que no han sido dirigidas por la clase obrera han terminado traicionando sus intereses. Es por esto que adquiere gran importancia para la clase obrera los eventos de 1905, no por su participación audaz y masiva, sino porque el salto cualitativo se dio en el terreno organizativo por medio de los soviets. Fue precisamente en estos órganos donde se le fue dando dirección práctica e ideológica al movimiento de masas, donde la clase obrera pudo discutir su propia política ejecutarla.
En ese sentido, es decir partiendo de esa experiencia y considerando el grado de desarrollo ideológico y por ende organizativo en Puerto Rico, que adquiere mayor importancia la conformación de órganos deliberativos y ejecutivos de la clase obrera. Por una parte, para arrancarla de las garras de la pequeña burguesía, y por el otro, para que pueda comenzar el proceso de desarrollo de la conciencia. Considerando estos factores, el proceso de auto organización proletaria tomará tiempo ya que requerirá diversos ensayos, en los cuales las masas irán comprobando la inutilidad de las propuestas de “justicia social” de otras capas y clases.
Manifestaciones espontáneas de organización obrera
En los pasados años la clase obrera ha ensayado varios métodos de auto organización, que a pesar de no haber tenido arraigo, consecuencia de nuestro escaso desarrollo ideológico, demuestran su disposición a conformar órganos de trabajo y lucha independientes de otras clases.
Una de esas experiencias fue el Frente Amplio de Solidaridad y Lucha (FASYL). Este intento, aunque tenía una composición policlasista (obrera y pequeñoburguesa), fue de gran provecho para integrar a la lucha a organizaciones sindicales y políticas. Su importancia radicó en que estaba organizado para la lucha más allá de tal o cual coyuntura. No obstante, a pesar de haber definido un programa de lucha de carácter proletario, por su carácter policlasista y por la fuerte influencia de la pequeñaburguesía, las contradicciones entre los diversos intereses de clase impidieron su desarrollo. El FASYL ha sido fundamental para demostrar que los “frentes amplios” no tienen la más mínima oportunidad de desarrollo si no cuentan como condición primaria con un destacamento numeroso de obreros revolucionarios. Estos esfuerzos solo podrán desarrollarse en torno a organizaciones proletarias fuertes y con programas de lucha definidos.
Otras experiencias importantes fueron las asambleas de trabajadores celebradas durante el 2016. A pesar de que ambas fueron controladas y cercenadas por las burocracias sindicales (orquestado por sus asesores liberales pequeñoburgueses) su masividad en la asistencia y la calidad de los debates demostraron que aún con nuestro poco desarrollo ideológico, el gran potencial revolucionario que encierran. Más aún son intentos todavía espontáneos de buscar soluciones de forma independiente a los graves problemas sociales que enfrenta la sociedad colonial.
Allí donde la pequeña burguesía y los liberales ven derrotismo y desánimo, los comunistas vemos el germen de la revolución socialista. El reto está en lograr la organización independiente de esa masa y que en el proceso de lucha irá adquiriendo la conciencia de la necesidad de la revolución y la construcción socialista
¡Comunismo o barbarie!
Referencias:
Lenin, V.I. (1902) ¿Qué hacer?
Lenin, V.I. (1905) Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática.
Lenin, V.I. (1906) Las enseñanzas de la insurrección de Moscú.
Serge, Víctor (2006) El año I de la revolución rusa. Siglo XXI [1931].
Trotsky, L. (1907) 1905.