Honremos los mártires del 11 de septiembre chileno con organización obrera

Por: Comisión Política

Partido Comunista de Puerto Rico

11 de septiembre 2017

 

El 11 de septiembre es una fecha en la que el proletariado internacional tiene el deber histórico de identificar y reconocer como una de las más emblemáticas historias de la represión capitalistas contra la clase trabajadora a nivel mundial.  Debido al carácter que destapa la más violenta cara del imperialismo, es que los comunistas puertorriqueños organizados en el Partido Comunista de Puerto Rico (PCPR),  repudian con mucho coraje proletario el golpe de Estado fascista en Chile en 1973. Los trabajadores debemos comprender que ese atentado fue  directamente para subordinar por medio de la represión del Estado de la clase adinerada,  los pasos significativos de organización política que la clase trabajadora impulsó en Chile mediante el gobierno pluralista de Salvador Allende.

No cabe la menor duda de que este golpe de Estado tiene sus más profundas raíces en  establecer las feroces formas de acumulación del modo de producción capitalista que imponían a Chile y el mundo,  mecanismos que venían a saquear el robo de las conquistas laborales de los trabajadores, la desvalorización  de la fuerza de trabajo,  la privatización de los recursos materiales de la sociedad y la imposición por medio de las cúpulas financieras de una burguesía cada vez más parasitaria.  Los señores  Milton Friedman y Arnoldo Harberger (intelectuales y economistas burgueses) fueron los autores intelectuales en las instituciones burguesas de la Universidad de Chicago, junto a los llamados “Chicago boys”  en imponer   la doctrina económica que vino a rescatar al  capitalismo de su propia crisis y que hoy se nos presenta en niveles de evolución más avanzados.

Nosotros los comunistas boricuas junto a la clase trabajadora chilena,  repudiamos el golpe militar de Augusto Pinochet en 1973  como un ente permanente de las abominables condiciones violentas de vida que cotidianamente genera el capital y  lo ejemplifica  en la realidad actual de hoy  con la resurrección de los cuerpos fascistas que se ven en todas las naciones capitalistas del mundo. Hoy más que nunca los trabajadores debemos conmemorar esta arremetida del fascismo para cuestionarnos sobre el carácter reformista y pequeño burgués de los que alegadamente luchan por el socialismo.

El proceso de reformas que dirigió Salvador Allende frente a la Unidad Popular (UP) encierra grandes enseñanzas para la clase obrera internacional y las masas obreras en todo el mundo, que tienen gran actualidad en esta época de putrefacción capitalista. En primer lugar, la historia nos demuestra que no existe una vía pacífica al socialismo, precisamente por la naturaleza explotadora del capital, la burguesía nunca cederá el poder de forma voluntaria. Esta, junto a sus aliados, planteará una resistencia intransigente y desesperada, utilizando todas las herramientas que le provee su Estado: sus cuerpos armados y sus tribunales,  por mantenerse en el poder. La clase obrera solamente le arrancará el poder político mediante la lucha revolucionaria y su organización independiente.

En segundo lugar, la clase obrera no puede utilizar el Estado burgués para la construcción socialista. Una vez arrancado el poder político a la burguesía, es necesario destruirlo para convertir el Estado proletario en una maquinaria de opresión hacia las minorías ociosas, en favor de las mayorías. Esta lección fue amargamente comprobada por el criminal golpe de Estado auspiciado por la CÍA y su operación “Chile ITT”, donde la burguesía utilizó su parlamento para obstaculizar todas las medidas reformistas de la UP, y que luego fueron “complementadas” con innumerables sabotajes a la infraestructura, huelgas patronales, entre otras.

Los comunistas de Puerto Rico no aspiramos a ser los representantes de los trabajadores para impulsar reformas de “justicia social”. Aspiramos a convertirnos en facilitadores de las herramientas del socialismo científico para producir la conciencia obrera y su organización revolucionaria. Los comunistas no podemos rechazar tajantemente alianzas coyunturales con otras clases siempre y cuando estas nos hagan avanzar nuestros objetivos revolucionarios como clase en una etapa concreta de la lucha. Sin embargo, de ninguna manera las alianzas coyunturales pueden subordinar nuestra independencia política en la lucha por el poder político.

Aspiramos esto sin renunciar a los principios básicos de la historia de las revoluciones obreras, aun siendo críticos con ellas.  Por tal razón, hacemos un llamado al Partido Comunista de Chile a que restaure la convicción de la responsabilidad histórica y material del proletariado, a la organización internacional de la clase obrera, no para acumular piezas humanas en los parlamentos del Estado capitalista, como sucede ahora con la llamada Concertación por la Democracia en Chile. Exhortamos al Partido Comunista de Chile que  se desprenda de los principios de la pequeña burguesía  que, parafraseando al camarada Lenin nos advertía lo siguiente:  “Los demócratas pequeñoburgueses , estos seudosocialistas que han sustituido la lucha de clases por sueños sobre la armonía de las clases, se han imaginado la transformación socialista también de un modo soñador, no como el derrocamiento de la dominación de la clase explotadora, sino como la sumisión pacífica de la minoría a la mayoría, que habrá adquirido conciencia de su sumisión”.

Recordaremos al gobierno de Allende y  de la Unidad Popular como un noble intento de reformas para las masas trabajadoras que fue ahogado a sangre y fuego”. Esta sirvió de punta de lanza para la “Operación Cóndor” y que significó el asesinato de decenas de miles de personas en todo el cono sur.. Repudiamos el golpe de Estado fascista del 11 de septiembre en Chile, apoyando a las masas obreras chilenas que persisten en la lucha ante el gobierno de Michel Bachelet y  las podridas  políticas que persisten  desde su gobierno fascista como el robo a sus sistemas de retiro. Y ante esto proponemos a toda la clase obrera, al partido comunista chileno y a todos los partidos y organizaciones revolucionarias de la clase trabajadora: organizar y preparar a la clase obrera para la lucha por el poder político y el establecimiento de relaciones solidarias basadas en el internacionalismo proletario con todos los demás sectores de la clase obrera internacional en lucha.

 

 

 

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