Por Abayarde Rojo
La organización de una protesta masiva frente a la oficina de la Junta de Wall Street indudablemente refleja el descontento genuino de las masas ante las políticas de austeridad que se están imponiendo. La coincidencia de trabajadores sindicalizados y en su capacidad individual además de varias otras agrupaciones políticas compuestas por estudiantes y capas de entre las clases medias le da un carácter popular al acontecimiento. Sin embargo, dentro de este amalgama de elementos sociales y reclamos existen contradicciones internas que obligan a los trabajadores a tomar nota.
Entre los grupos que protestan hoy se encuentran los seguidores de Carmen Yulín Cruz, la máxima representante del ala autonomista del PPD. Sus objetivos electorales son obvios. Igual es la hipocresía de toda la facción del PPD que representa. Su oposición a la Junta sólo extiende al punto en que ésta, en representación del capital financiero, ataca mediante recortes a la burocracia estatal que forma la base de su apoyo electoral. En términos generales, el PPD se distingue del PNP sólo en que se alinea a intereses más diversos de la clase capitalista internacional.
Por otra parte, participan hoy las matrículas de varios sindicatos importantes. Su reclamo es en contra de la reducción de la jornada además del desmantelamiento de los sistemas de retiro. El liderato de estos sindicatos, en su mayoría, ha asumido correctamente una posición crítica a la Junta y a la administración de Rosselló. Sin embargo, sus reclamos se han enfocado en los intereses estrechos de sectores particulares de la clase trabajadora, como es la oposición a la reducción de la jornada de los empleados públicos, sin contemplar una línea política independiente de la clase trabajadora en su conjunto con el objetivo de realizar cambios políticos y económicos más profundos. Por ejemplo, siguen comunicando a sus matrículas que la crisis social puede resolverse mediante la presión sobre tal o cual partido político en la colonia. En este sentido, han sido incapaces de llevar a sus matrículas la demanda de una reducción de la jornada sin reducciones de salarios o puestos como medida para atender el gran problema del desempleo en Puerto Rico, por ejemplo. Tal demanda implicaría un golpe directo a los intereses de la clase capitalista.
La posición peculiar de la capa de burócratas sindicales, muchos de los cuales con vínculos estrechos a los grandes sindicatos estadounidenses como el UAW y la AFSCME, presenta un problema importante para las bases trabajadoras. Por un lado, este liderato sindical se opone a los despidos en masa de trabajadores públicos ya que esto amenazaría su fuente de ingresos en la cuotas mientras por el otro, impone una perspectiva conservadora a la lucha de los trabajadores debido a sus grandes inversiones en la deuda pública y sus vínculos con el capital financiero a través de los fondos de retiro. Esta posición contradictoria es lo que determina su enfoque exclusivo en tácticas legales dentro de los tribunales y su insistencia en una auditoría de la deuda. Pues en las palabras de gente como Lee Saunders, lo que quieren es un asiento en la mesa para que puedan servir de buenos socios en la “búsqueda de soluciones.” El resto de las organizaciones que reclaman principalmente una auditoría ciudadana de la deuda lo hacen sin extender esta demanda a los cimientos de la sociedad capitalista.
En oposición a estas corrientes dentro de la oposición a la Junta, los trabajadores conscientes, educados y templados por el marxismo revolucionario, exigen la anulación completa de la deuda sin fomentar ninguna ilusión de que una auditoría ciudadana pueda resultar en una racionalización de la misma. Afirman estos trabajadores, “No queremos una mejora en los términos de deuda sino romper los grilletes de la misma.” A la vez, los trabajadores más avanzados comprenden que bajo el pretexto de la deuda, todos los sectores de la clase capitalista coinciden en echar sobre los hombros de las masas explotadas y pobres la carga de la crisis capitalista. La reducción de la jornada forma parte del intento de imponer sobre los trabajadores condiciones de mayor explotación para salvaguardar las ganancias capitalistas. Estos trabajadores se adhieren a la perspectiva de que ninguna organización vinculada a los intereses de los sectores capitalistas o que predique la integración organizativa de trabajadores y elementos ‘radicalizados’ que defienden las relaciones capitalistas ofrece una salida para la clase trabajadora. Estos trabajadores avanzados están conscientes también de que los capitalistas desatarán todas las fuerzas de represión a su disposición para aplastarlos por lo que toman en serio la elaboración de tácticas revolucionarias como parte de su lucha.

Los más conscientes y avanzados elementos de la clase trabajadora reclaman la organización independiente de los trabajadores y la elaboración de una línea política que refleje sus propios intereses. Es sólo a base de esta organización independiente y una línea política fiel a sus verdaderos intereses que los trabajadores pueden arrastrar a las masas hacia una resolución de los problemas más grandes que afligen la sociedad.