Junta de Wall Street propone imponer requisito de trabajo para míseros beneficios a los pobres

Por Lidia López

La propuesta de convertir el financiamiento de programas como PAN y sección 8 a un crédito por ingreso devengado (EITC por sus siglas en inglés) es una manera disimulada de imponer un requisito de trabajo a los beneficiarios de estos programas.  A la vez, la introducción de miles de nuevos trabajadores de salarios bajos al mercado laboral tendría el efecto de ejercer presión hacia abajo sobre los salarios de toda la clase obrera.

 

PAN es un programa federal administrado por el Departamento de Agricultura en que la distribución de beneficios es gestionada por los estados y otras jurisdicciones como Puerto Rico.  En el 2016 el total de beneficios desembolsados en el programa sumaba $71 mil millones siendo $125 al menos el pago mensual promedio a las 44 millones de personas a través de EEUU que reciben esta ayuda.  El presupuesto federal recientemente propuesto por Trump contempla una reducción de casi $200 millones al programa para el 2018 y 25% durante la próxima década.  La sección 8 es esencialmente un programa de vales (vouchers) para subsidiar el pago de alquiler a caseros.  El mismo proyecto de presupuesto contempla recortes de $6 mil millones a programas de vivienda en EEUU.

 

Las propuestas de la Junta de Wall Street se alinean perfectamente con estos ataques contra los pobres y marginados llevados a cabo por una de las administraciones más reaccionarias en la historia de EEUU.  Se apoyan en una cruel campaña ideológica en que los medios promueven la mentira de que las masas de beneficiarios de las míseras ayudas del “mantengo” son unos vividores del sistema los cuales viven “chupándose los recursos sociales”.  La realidad es que gran parte de las personas que reciben estos beneficios ya trabajan, aunque para un salario que no da para vivir, y el desempleo crónico masivo, lejos de reflejar vagancia, es un rasgo fundamental del mismo sistema capitalista.  Como hemos destacado en otras ocasiones, el ejército de desempleados que forma parte integral del sistema capitalista sirve el propósito objetivo de imponer presión hacia abajo sobre los salarios.

 

Si bien el plan propuesto de la Junta para financiar beneficios sociales con créditos tributarios requiere que los beneficiarios trabajen dentro de la economía formal, la administración territorial no tiene un plan coherente para crear empleos que paguen un salario adecuado.  Como tal, la propuesta representa una asombrosa admisión de que uno de los objetivos reales de la Junta es crear una plataforma de bajos salarios en Puerto Rico en la que los trabajadores tengan la opción de someterse a salarios bajos sin beneficios marginales bajo control férreo de los patronos, o emigrar.

 

Toda esta discusión confirma sentencia emitida por Carlos Marx y Federico Engels en uno de los pasajes más acertados de su obra, El manifiesto del partido comunista.  Refiriéndose al deterioro de la situación de los trabajadores modernos en medio de la inmensa acumulación de riqueza dentro de la sociedad capitalista, observaron:

 

“El obrero se depaupera, y el pauperismo se desarrolla en proporciones mucho mayores que la población y la riqueza.  He ahí una prueba palmaria de la incapacidad de la burguesía para seguir gobernando la sociedad e imponiendo a ésta por norma las condiciones de su vida como clase.  Es incapaz de gobernar, porque es incapaz de garantizar a sus esclavos la existencia ni aun dentro de su esclavitud, porque se ve forzada a dejarlos llegar hasta una situación de desamparo en que no tiene más remedio que mantenerles, cuando son ellos quienes debieran mantenerla a ella.  La sociedad no puede seguir viviendo bajo el imperio de esa clase; la vida de la burguesía se ha hecho incompatible con la sociedad.”

 

O por medio de una extensión de estas ayudas a los pobres o la eliminación de las mismas, como propone la Junta de Wall Street, el carácter fundamental del capitalismo sigue igual.  Con la primera estrategia los capitalistas sólo intentan apaciguar a las masas mientras con la segunda, motivados por la creciente presión de la competencia económica, intentan imponer condiciones de mayor explotación donde ven la desorganización y debilidad política de la clase obrera.

 

La tarea más importante de los socialistas y comunistas en la actualidad es fomentar la reorganización y elevar la conciencia revolucionaria de la clase obrera.  Las masas obreras, aunque tienen que defender siempre sus conquistas históricas, por mínimas que sean, nunca pueden contentarse con éstas; no pueden dejarse cegar por las migajas capitalistas que hoy se les tiran y mañana se les quitan.  Para salir del atolladero del capitalismo en el territorio, la clase obrera tendrá que descubrir – en toda su pobreza, inseguridad y desesperación – su esencia revolucionaria.  Es esta esencia la que llevará a la clase obrera a la toma del poder y la transformación de la sociedad.

 

 

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