Por Carlos Borrero
El liderato de varios sindicatos y organizaciones obreras hizo esta semana un llamado a la movilización en contra de las medidas de austeridad que se han implementado bajo el pretexto de la crisis económica. Bien.
Las manifestaciones públicas para repudiar la vil campaña de los capitalistas y sus representantes políticos en la administración del territorio son una parte indispensable de la actividad política de las masas trabajadoras. Sin embargo, en las declaraciones emitidas por el portavoz de la coalición sindical, el Sr. Luis Pedraza Leduc, no se vislumbra de qué manera estas organizaciones van a materializar su repudio a la austeridad impuestas sobre los trabajadores más allá de las marchas.
Como hemos advertido, las manifestaciones con el objetivo de pedirles a los representantes de los capitalistas, sean frente al Capitolio o la sede de la Junta de Wall Street, que se hagan cambios significativos a la política pública son insuficientes. La clase trabajadora, para lograr aun unas reformas mínimas, tendrá que romper con su subordinación política a la clase capitalista y los políticos en su servicio. Los trabajadores necesitan un programa político propio en que se articulan claramente sus necesidades e intereses. Dicho programa, además de orientar su accionar político, tendrá que reconocer el antagonismo irreconciliable entre las necesidades y los intereses de las masas trabajadoras y los de la clase capitalista. La reconciliación entre el afán capitalista de mayores ganancias y la demanda de los trabajadores conscientes a que se asigne la riqueza social para la satisfacción de las necesidades racionales de la mayoría es imposible. Y cualquiera que intente reconciliarlos traiciona la causa de las masas.
Sin embargo, los programas políticos requieren organización para que se materialicen sus demandas. En este sentido, reiteramos nuestro planteamiento de que sin la formación de nuevos órganos políticos compuestos por los trabajadores mismos, cuerpos que son deliberativos y ejecutivos a la vez, a la clase trabajadora no les quedará más alternativa que la de seguir políticamente subordinada a sus enemigos de clase, la clase capitalista. Los trabajadores no pueden hacerse de ilusiones de que con el aparato político actual van a poder avanzar en su lucha. Los trabajadores tendrán que crear, desde ahora, su propio aparato político compuesto por órganos – llámese consejos obreros o cualquier otro nombre – que sirvan de embrión para una nueva política pública orientada a las necesidades de la mayoría.
Aplaudimos el llamado del liderato de la Federación de Trabajadores de Puerto Rico, el Frente Amplio en Defensa de la Escuela Pública, la Unión General de Trabajadores, la Central Puertorriqueña de Trabajadores y la Coordinadora Sindical para unir fuerzas y movilizar sus matrículas. Coincidimos también en su denuncia del fraude con que la administración de Rosselló pretende hacerse pasar por opositor de la Junta. Las ‘escaramuzas públicas’ entre las dos en torno a la reducción de la jornada son un ejemplo de teatro político barato.
Sin embargo, les recordamos a todos los trabajadores que sin un programa político propio, sin su organización, independiente de los partidos y las estructuras políticas de los capitalistas, no habrá ningún cambio significativo en la política pública del país. La clase trabajadora no puede esperar nada de los capitalistas y sus representantes políticos. En ese sentido, le corresponde a las matrículas rechazar con fuerza cualquier intento de algunos líderes sindicales de enyuntar la lucha con políticos “liberales” como Yulín para así convertir a los trabajadores en apéndices de sus futuras ambiciones electoreras. La emancipación de los trabajadores de los grilletes de la precariedad y la subversión constante de todas sus conquistas históricas tiene que ser obra de ellos mismos. Es hacia ese fin que los comunistas instamos a los trabajadores a extender el llamado del liderato sindical para manifestar su repudio hacia la austeridad a la organización de órganos compuestos por los trabajadores mismos para discutir y ejecutar una nueva política pública.
¡Del repudio a la austeridad a la organización de consejos obreros!