EEUU lanza prueba de misil balístico intercontinental en el Pacífico

Por Carlos Borrero

A tan sólo días de una segunda prueba de un misil balístico intercontinental norcoreano, EEUU llevó a cabo este miércoles un lanzamiento de un misil Minuteman III desarmado sobre el pacífico desde la base aérea Vandenberg en el sur de California.  El Minuteman III es el único misil balístico intercontinental estadounidense que se lanza desde tierra.  La prueba de lanzamiento siguió una misión aérea estadounidense el domingo pasado en que varios bombarderos B1, acompañados por dos cazas japoneses F2 y cuatro surcoreanos F15, sobrevolaron la península coreana en ejercicios que duraron 10 horas.

 

La situación cada vez más peligrosa en el Asia es un hecho que ya ni los políticos capitalistas en Estados Unidos intentan ocultar.  Aparte de la cuestión norcoreana, otros factores que contribuyen a la transformación de Asia en un barril de pólvora que hemos destacado recientemente son las incursiones marítimas realizadas por buques navales estadounidenses en aguas reclamadas por Pekín y las recientes amenazas de aranceles punitivas contra China lanzadas por Trump.  La política de Washington hacia Corea del norte sólo puede entenderse como parte de la rivalidad chino estadounidense para determinar cuál de estas grandes potencias capitalistas ocupará el puesto de poder hegemónico en Asia.  Hasta el momento, tanto China como Rusia han intentado sin éxito acordar con Washington un plan para imponer la suspensión del programa de misiles balísticos norcoreano a cambio de un cese de operaciones navales conjuntas de EEUU, Japón y Corea del sur en el pacífico para suavizar las tensiones inmediatas.

 

Independientemente de los llamados para buscar soluciones a corto plazo a la crisis actual, todas las potencias capitalistas se están preparando para la guerra.   Dados el actual arsenal y la continua escalada militar de los principales países instigadores, la amenaza de que un conflicto bélico desate niveles de sufrimiento humano sin precedente histórico es muy real.  Por ejemplo, durante los últimos años China ha emprendido en una campaña para modernizar sus fuerzas militares con énfasis particular en sus fuerzas navales.  Mientras tanto, Rusia, el país que según varias fuentes cuenta con el arsenal nuclear más grande del mundo, ha expandido su presencia militar en áreas como Europa del este y Siria, motivada en gran parte por sus intereses económicos y la creciente amenaza representada por la escalada militar estadounidense por su flanco al este.  En días recientes el régimen en Moscú anunció sus planes para llevar a cabo un gran ensayo militar denominado zapad, palabra rusa que significa “oeste”, al final del verano con cien mil efectivos en el área que componen Belarús, el Mar báltico y el enclave ruso de Kaliningrado.  Hasta los europeos han intensificado sus preparativos para la inevitabilidad de futuros conflictos bélicos a gran escala.

 

Por su parte, EEUU, además de aumentar su presencia militar alrededor de la masa territorial de Eurasia, se ha comprometido a expandir su programa de armamentos nucleares.  En otra señal del creciente militarismo estadounidense, se ha visto un aumento en el ascenso de oficiales militares “retirados” a las altas esferas del mando político.  El  nombramiento del general retirado de la marina, John Kelly, al puesto de jefe de Gabinete en la administración de Trump, sigue el patrón de una militarización del aparato gubernamental estadounidense.  Ya ex generales como James Mattis y H. R. McMaster ocupan puestos de alto renglón dentro de la administración.  Cabe recordar que Kelly, cuyo nombramiento reciente fue aplaudido efusivamente por republicanos y demócratas, dirigió el Departamento de Seguridad Nacional durante la fase inicial de la escalada de la campaña antiinmigrante desatada bajo Trump.

 

Debe quedar claro que ninguna de las potencias capitalistas puede ofrecer a las masas trabajadoras del mundo una alternativa “progresista”.  Todas, sin excepción, buscan avanzar los estrechos intereses de sus clases dominantes por medio de su maquinaria bélica.  En la carrera temeraria para extraer mayores ganancias y mejorar su posición mundial con relación a sus rivales capitalistas, cada clase dominante sacrificará en el sangriento altar de la guerra a sus masas trabajadoras.  Los trabajadores deben prepararse no sólo para oponerse a las guerras provocadas por sus propias clases dominantes sino también para poner fin a la causa raíz de las guerras, el capitalismo mismo.

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