Por Lidia López
Con mucha pompa el equipo de Rosselló ha descendido de su Fortaleza para entregar materiales escolares a niños pobres del país. La hipocresía del gesto es asombrosa.
Mientras las administraciones sucesivas del territorio cierran escuelas a diestra y siniestra, imponiéndoles aun más privaciones a las familias y condiciones infrahumanas a los estudiantes de extracción obrera; mientras les roban a los maestros sus ahorros de toda la vida acumulados como salarios diferidos en los fondos de retiro; y mientras traman toda clase de movida sucia para ‘despedir’ a maestros; los Rosselló y cía. pretenden lucir como ‘benefactores’ de la juventud.
Sin embargo, los trabajadores conscientes recuerdan que esta entrega de efectos escolares ocurre en medio de una campaña coordinada para desmantelar lo que queda de un sistema de educación pública ya muy debilitado. Están muy conscientes de que, por más que la familia Rosselló pele los dientes frente a las cámaras, ellos forman parte del mismo camarilla que seguirá facilitando el desangre del sistema de educación pública hasta el punto en que lleguen los buitres para privatizarlo todo.
Los comunistas exigimos que se redirijan los fondos del pago a los buitres financieros hacia una inversión masiva en la educación pública a todos los niveles. Dicha inversión debe tener como objetivos principales la reducción del tamaño de los grupos por salón, la expansión el número de maestros y otros profesionales escolares dentro de las escuelas, un programa para renovar la planta física de los planteles y el suministro de equipo y materiales necesarios para garantizarle a la juventud una educación íntegra, a base de los últimos conocimientos científicos. Instamos a los maestros a formar, junto con los estudiantes y sus familias, consejos obreros dentro de cada plantel y unirse a los demás sectores de la clase obrera para luchar no sólo por una educación de calidad sufragada por el Estado, sino por la toma de poder por la clase obrera misma.