Se escalan tensiones entre EEUU y Rusia en Siria

Por Ismael Castro

El derribo de un avión SU-22 de las fuerzas aéreas sirias por un caza F18A estadounidense el domingo pasado ha provocado la escalada de tensiones entre los EEUU y Rusia. En sus comentarios en reacción al incidente, el ministro de defensa ruso, Sergei Shoygu declaró que “cualquier objeto volante, incluidos aviones y drones de la Coalición Internacional, identificado al oeste del Éufrates, será perseguido por los sistemas de defensa aérea rusa como blancos.”

 

El derribo por fuerzas estadounidenses de un avión militar tripulado representa una nueva fase de agresiones en la región. El ataque tuvo lugar después del derribo de un dron sirio hace dos semanas y el bombardeo de una base aérea siria en Shayrat con misiles cruceros Tomahawk en abril. Según el Pentágono, este último incidente fue una respuesta al bombardeo por parte del gobierno sirio de tropas aliadas con EEUU de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) cerca de la ciudad de Raqa ubicada a la orilla noreste del río Éufrates en el norte de Siria. Los oficiales del Pentágono hicieron la muy cuestionable afirmación de que las tropas aliadas del FDS fueron bombardeadas por aviones del gobierno sirio mientras estaban en combate contra las unidades del Estado Islámico (EI). Cabe señalar que el EI, que actualmente controla una vasta zona en el noreste de Siria, lleva a cabo ataques regulares contra el gobierno de Asad.

 

Por su parte, el Ministerio de Defensa ruso denunció el derribo del avión sirio como “una agresión militar” contra el gobierno de Assad y una “violación del derecho internacional.” Además de la advertencia del ministro de defensa ruso, Moscú ha roto las líneas de comunicación con Washington establecidas mediante un memorando firmado en 2015 en el cual los dos países se comprometieron a evitar incidentes y garantizar la seguridad de aviones militares que sobrevuelan el territorio sirio. No ha sido la primera vez que Moscú decide suspender la comunicación con EEUU alrededor de las operaciones aéreas en Siria. Sin embargo, la escalada de tensiones entre ambos países es patente y los riesgos asociados se han vuelto mayores.

 

La guerra civil siria se presenta como un conflicto ‘proxy’, es decir, una guerra entre fuerzas internas cada una de éstas aliadas, armadas y en gran medida dirigidas por potencias externas. Mientras los rusos apoyan al régimen de Assad, Washington, bajo el pretexto de la interminable guerra contra el terrorismo y la campaña algo dudosa para eliminar al EI, ha armado a las Fuerzas Democráticas Sirias las cuales también llevan a cabo ataques contra el gobierno sirio.

 

A un nivel más fundamental, el conflicto en Siria representa el intento del imperialismo estadounidense de mantener su hegemonía regional en una zona rica en recursos y estratégicamente importante del mundo. El control sobre Siria no sólo le da al imperialismo estadounidense una cabeza de playa contra la capacidad militar estratégica de Rusia, sino también crea una cuña con que el capitalismo norteamericano puede interrumpir la integración comercial entre China y Europa.

 

Este último incidente destaca los peligros a los que las potencias capitalistas someten a la humanidad. Estados Unidos y Rusia son países fuertemente armados con la capacidad para destruir el mundo. Ambos países se caracterizan por niveles irracionales de desigualdad y gobiernos completamente hostiles a las necesidades de las masas obreras. La más reciente escalada de conflictos y el potencial de guerra entre ambos países son un recordatorio de que el legítimo deseo de paz, que es incompatible con el capitalismo, sólo puede encontrar su expresión en el socialismo mundial.

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