Por Abayarde Rojo
En la asamblea celebrada hoy el movimiento estudiantil del Recinto de Río Piedras aprobó una moción para levantar la huelga que mantuvo por 61 días. Esa decisión, que será efectiva a partir de mañana a las 12 am, aunque la resolución original establecía el 12 de junio. Esto marca el inicio de una nueva etapa en la lucha por evitar el desmantelamiento del sistema de educación pública.
Aun con esta decisión, el estudiantado mantuvo sus reclamos contenidos en los ocho preacuerdos discutidos en la 4ta. Asamblea. Esta decisión ocurre en momentos en que la UPR no cuenta con un Plan Fiscal (PF), no tiene su cuerpo rector debidamente constituido, con una ofensiva mediática en su apogeo, apuntalada con una encuesta fraudulenta y acompañada del abandono de muchos aliados liberales.
Sin embargo, el movimiento estudiantil pasó un balance positivo de esta jornada, como indicaron en su resolución presentada en asamblea: “La ratificación de este proceso huelgario en tres ocasiones demuestra que hay una juventud indignada que apuesta a la lucha y a la organización para transformar el futuro de nuestra Universidad. Entendemos que el ME inicia, en el día de hoy, una nueva etapa en la que apostamos a una organización estudiantil más militante y consciente porque la coyuntura actual y el país nos la exige.”
Este proceso de huelga encierra grandes lecciones para el estudiantado como para las masas obreras en general. El movimiento estudiantil debe tener conciencia de que, con el fin de la huelga, la lucha sigue y acrecentará a medida que se implementen los recortes presupuestarios combinado con el PF que eventualmente elaborará la JWS. En ese sentido, la guía táctica como parte de esta nueva etapa que se desarrolla debe basarse en dos de los cinco acuerdos de la asamblea pasada: la celebración de una asamblea de todos los sectores universitarios y la eventual organización de un Frente Nacional Universitario.
El movimiento estudiantil debe luchar por mantener y fortalecer sus instancias organizativas propias (comités, plenos, asambleas) que aseguren participación y la elaboración de política. De la misma forma, debe fomentar y apoyar las iniciativas organizativas que surjan de los trabajadores y empleados universitarios. Es decir, seguir fortaleciendo el trabajo organizativo que vincule a trabajadores y estudiantes en estructuras deliberativas. Solamente con el trabajo organizativo y consciente podrán hacer frente a los recortes.
Esta huelga que recién termina, junto a las luchas estudiantiles de los pasados dos años, han marcado un ascenso en sus métodos organizativos, nivel de combatividad y masividad en la participación que contrastan con eventos anteriores. Este ascenso está matizado por la participación, todavía embrionaria pero consistente, de los sectores laborales universitarios y que se intensificará en la medida que continúe el desmantelamiento de la educación pública. Paralelo a las medidas de austeridad, y al empobrecimiento acelerado de las masas, nuestros esfuerzos deben ir dirigidos al fortalecimiento ideológico y organizativo para poder darle curso al descontento popular. Ese descontento debe ser orientado hacia golpear los intereses de los capitalistas.
¡Estudiantes y obreros, unidos venceremos!
¡Organicemos consejos obreros!