Por Carlos Borrero
Esta semana, la NASA hizo público el descubrimiento de gases de hidrógeno molecular emanando de géiseres en el polo sur de Encélado, una de las lunas del planeta Saturno. El descubrimiento se hizo mediante la sonda Cassini la cual lleva doce años en esta misión.
Según el informe publicado en la revista Science, Encélado tiene “un océano subsuperficial cubierto por una capa de hielo” con grietas por las que se escapan emisiones de H2 y rastros de dióxido de carbono, evidencia de actividad hidrotermal similar a procesos que se dan en Tierra. Estas emisiones puede servir de alimento para microbios los cuales convierten el hidrógeno molecular en gas metano. Además de las emisiones de hidrógeno, se confirmó la existencia de agua salada como parte del océano subsuperficial en Encélado.
En la Tierra suceden procesos hidrotermales en que el contacto entre el magna formada en la litosfera, que se sube a través de “chimeneas subacuáticas” por el fondo oceánico, y las rocas y el agua crea condiciones propicias para sustentar microorganismos que representan las formas de vida más básicas.
Este descubrimiento representa un logro científico significativo el cual expande en gran medida nuestra comprensión del Universo y los procesos relacionados al origen de la vida. Demuestra el potencial ilimitado de la humanidad para adquirir conocimiento, particularmente cuando superamos los prejuicios nacionales, la competencia malsana fomentada por la incesante búsqueda de ganancias y la subordinación de la ciencia a objetivos belicistas.
La sonda Cassini continuará su misión de estudiar los anillos y las lunas de Saturno durante unos meses más hasta que “se suicide” en la atmósfera del planeta anillado.