Basta de abusos tributarios

por Ismael Castro

El régimen tributario del territorio colonial se vuelve cada vez más oneroso e injusto para la ciudadanía.  Impuestos sobre los salarios miserables; impuestos sobre artículos básicos de consumo; un inminente aumento en los gravámenes sobre la propiedad residencial; cargos administrativos excesivos además de multas abusivas por pequeñas infracciones; incluso el “lujo” de escaparse de las presiones del diario vivir mediante un tabaco o un palo se ha vuelto en otra ocasión para el Estado territorial incursionarse en los bolsillos de uno.  Y mientras se aumentan los impuestos dirigidos a las masas, se recortan servicios básicos en áreas como la educación, la salud pública, la vivienda y otras más.

A los capitalistas y sus defensores les encanta emitir proclamaciones, siempre en tono muy santurrón, sobre los “sacrificios compartidos”.  Empero, los sacrificios a que se refieren sólo son compartidos por las masas de trabajadores y pobres ya que las ganancias capitalistas siguen siendo sacrosantas.

No hay ejemplo más claro de la injusticia del régimen tributario o la hipocresía de las afirmaciones capitalistas sobre los “sacrificios compartidos” que las leyes 20 y 22, las cuales crean un paraíso fiscal obsceno para parásitos financieros como el multimillonario administrador de fondos de cobertura John Paulson.  Para dichos capitalistas y sus socios locales: una exención de 100% sobre los dividendos, los intereses, las ganancias de capital (capital gains) y las distribuciones de ganancias así como los impuestos sobre la propiedad; ¡tales son los sacrificios que exigen para pasar 183 días del año echándose fresco en las playas cerca de Dorado o paseándose por West Condado!

¡Ciudadano!  ¡Obrero!  ¡Pequeño comerciante!

Como a la administración del territorio – tanto azules como colorados – no concibe imponerles ningún sacrificio real al gran capital, ha llegado la hora de negarle al régimen su sangre de vida, los impuestos con que pretende complacer a los parásitos de Wall Street.

Ya la junta habló.  (¡Hasta la bufona tartamuda habló!)  Ya Rosselló habló.

Le toca ahora a la mayoría trabajadora, harta de tantos abusos, hablar mediante una huelga contributiva.  Ciudadano, reclama el mismo sacrifico que reclaman los Paulson y cía, ¡zero taxes!

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